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¿En qué sentido propone Filomeno Cuevas que la familia y la Patria son términos excluyentes?
Inspirado por el discurso de Roque Cepeda en el acto del Circo Harris y alentado por Domiciano de la Gándara, Filomeno Cuevas experimenta un cambio de perspectiva que lo lleva a volcarse a la lucha armada revolucionaria. En ese proceso, Filomeno comprende que hasta ahora él dedicó su vida al cuidado de su familia, a garantizarle a sus hijos y su esposa una posición económica aceptable. Ese compromiso lo hizo evadirse de sus compromisos con la política y con la Patria.
Ante los horrores que comete el Tirano y la fiebre revolucionaria, Filomeno comprende que no puede seguir ocupado de su familia mientras otros responden a sus deberes como ciudadanos y se juegan la vida por defender la Patria. Entonces decide abandonar a su familia para unirse a los revolucionarios, consciente de que los deja desamparados y de que él puede llegar a morir en batalla. Deja así en evidencia que el cuidado de la familia y el cuidado de la Patria no pueden convivir, al menos durante el contexto político turbulento que se vive. Filomeno sabe que su familia padecerá su ausencia, pero se enorgullece de dejarles como herencia su renombre.
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¿Cómo aparece representada la homosexualidad durante la época que retrata la novela?
La homosexualidad es aludida en la novela a partir del vínculo entre el Ministro de España y Currito Mi-Alma. Al comienzo es un vínculo secreto, que se revela escandalosamente, producto del espionaje que manda a hacer Santos Banderas. En este sentido, se evidencia que la homosexualidad en la época en que la novela transcurre era mal vista, considerada una aberración e incluso un delito, pasible de ser criminalizado. Esa es la razón por la cual Currito Mi-Alma es detenido por el Jefe de Policía, que irrumpe en su casa y lo detiene, luego de encontrar cartas que lo comprometen con el Barón de Benicarlés. Incluso para este último, que ese secreto se devele constituye un riesgo para su carrera y para su imagen, con lo cual queda de manifiesto que ser homosexual implicaba una afrenta contra los buenos valores y contra la imagen esperada de un hombre respetado y de alto rango. Consciente de esa carga negativa, Santos Banderas se alegra de contar con esa información sensible, pues sabe que es un arma que puede usar a su favor para extorsionar y asustar al Ministro de España.
Asimismo, en la novela deja al descubierto los prejuicios que había en torno a la homosexualidad. No solo se la asocia a algo perverso y enfermo, sino que también se la asocia con lo femenino y lo débil. Esta marca de época queda corporizada en las descripciones que se hacen del Ministro, como un hombre afeminado, que viste seda y encaje, que se maquilla y se peina con pompa. Del mismo modo, es burlado por el narrador, que durante la reunión del Cuerpo Diplomático lo describe más preocupado por cuestiones banales (femeninas), como el flirteo con los ministros, que por cuestiones importantes (masculinas), como la política y el poder.
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¿A qué hace referencia "la redención del indio" defendida por la Revolución?
La redención del indio es la principal reivindicación ideológica de la Revolución. Consiste en revelar, por un lado, la dinámica de opresión y explotación que sufre el indio, producto de los prejuicios y de la estructura económica que aún luego de la independencia americana permanecen vigentes, como herencia del colonialismo. A pesar de la independencia efectiva, los revolucionarios sugieren que la República es todavía colonia espiritual del Viejo Continente, en la medida en que siguen en pie los prejuicios que denigran al indio y lo ubican en un lugar inferior. Distingue también prácticas antiguas, como la de la encomienda, que esclavizan al indio.
A partir de esto, la Revolución estima que es necesario restituirle a las comunidades originarias su lugar original, no solo reconociéndoles su derecho a trabajar libremente las tierras, sino recuperando también sus tradiciones milenarias. El objetivo último de operar este reconocimiento del indio sería tener a la fraternidad y la igualdad entre todos los hombres.
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¿Qué paralelismo puede establecerse entre las muertes violentas del hijo de Zacarías y del empeñista Quintín Pereda?
El hijo de Zacarías y Quintín Pereda mueren trágicamente, producto del estado generalizado de violencia que propicia la tiranía de Santos Banderas. El hijo de Zacarías muere en la miseria, como un animal, despedazado por los chanchos y los zopilotes, producto de la negligencia y la insensibilidad del Estado, que lo abandonó luego de detener a su madre. Quintín Pereda, por su parte, muere asesinado por el indio Zacarías, que lo mata en venganza por la muerte de su hijo. Zacarías sabe que el empeñista denunció falsamente a su mujer con la Policía, generando así la furia de los gendarmes y el allanamiento que desembocó en la muerte del niño. Consciente de la falta de respuestas estatales y de la situación de vulnerabilidad de la que es víctima, Zacarías transforma toda la violencia recibida (por parte de Quintín y por parte del Estado) en más violencia. Al no encontrar justicia legal, opta por la justicia por mano propia.
Sin embargo, hay una clara diferencia entre ambas muertes. La muerte del empeñista es construida con un lenguaje cargado de giros y metáforas, que arman una imagen truculenta y vertiginosa, pero no hay ninguna opinión del narrador en ella. Al contrario, la muerte del niño, aunque presenta los mismos rasgos macabros, es representada con un tono dramático y triste. Por única vez, el narrador se permite abandonar la representación esperpéntica de los personajes y da lugar a que ingrese el tono del lamento, focalizando en la tristeza que siente Zacarías: "¡Era cuanto encontraba de su chamaco!" (147). El efecto es contundente: mientras que la muerte del gachupín es consecuencia de su malicia, el hijo de Zacarías es un inocente que muere por absoluta desidia e injusticia.
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¿Qué objetivos ocultos se revelan en los ministros extranjeros durante la reunión del Cuerpo Diplomático?
La discusión que intercambian los ministros extranjeros está cargada de hipocresía, en la medida en que detrás de sus aparentes preocupaciones se esconden objetivos ocultos y egoístas. En principio, el Ministro inglés da un discurso en repudio de las violaciones de los derechos humanos cometidas por el Tirano al fusilar impunemente a sus enemigos. No obstante, el Ministro de Uruguay termina descubriendo que el interés del inglés no es humanitario, sino económico: su objetivo al repudiar al Tirano es presionarlo para que el mandatario pague una enorme indemnización a la West Company Limited. Ello hace referencia a la enorme deuda que México mantenía en la época con Inglaterra, y que fue negociada justamente con el dictador mexicano Porfirio Díaz.
En paralelo, otros ministros, como el de Estados Unidos, el de Alemania y el del Imperio Austro-Húngaro, conversan entre sí, orientando sus ideas en sentido opuesto: matizan las vejaciones de Santos Banderas y las justifican en la responsabilidad que tiene el Tirano de sofocar una revolución que altera a su República con violencia y violaciones de leyes. Sin embargo, el narrador desliza algunas descripciones de los ministros en cuestión que revelan los intereses económicos que hay detrás de sus aparentes convicciones. El alemán, por ejemplo, se ha enriquecido en las regiones bolivianas del caucho, con lo cual ve con malos ojos un proceso revolucionario que ponga en crisis la estructura económica vigente.
Resulta evidente en todos los casos que las pretensiones humanitarias esbozadas son falsas y están sujetas a pretensiones individuales, egoístas e interesadas. Por sobre los valores culturales y humanos, los ministros son exhibidos como personajes movilizados por la voluntad de enriquecerse económicamente.