¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Temas principales

Al leer la novela se nos presenta el dilema de cuál es el tema principal. En una primera lectura vemos que hay dos temas principales: el asunto religioso del mercerismo y la relación entre hombres y androides, pero ambos temas están tan estrechamente ligados que desembocan en un único tema: la realidad (tema recurrente en las novelas de Philip K. Dick).

A lo largo de la novela destaca la idea de unión espiritual entre todos los seres humanos a través de una máquina con la que los sentimientos de cada persona individual son compartidos por el resto. Sin embargo, es curioso que para lograr esta unidad los seres humanos deban recurrir a una máquina y que, en cierto momento de la novela, se plantea la teoría de que Mercer pueda ser un impostor. Así se ahonda en la idea de que todo lo que parece real para los humanos es algo falso, como ocurre en el caso de los androides. Por otro lado, en muchos aspectos, los objetos artificiales son más perfectos que los reales puesto que no degeneran: los animales eléctricos no enferman y los androides humanos parecen más conscientes de la importancia del concepto de humanidad que los propios hombres.

Los androides Nexus-6 de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? son indistinguibles físicamente de un ser humano.

Pero, ¿qué es la realidad en este libro? Como se ha mencionado antes, es difícil establecer los límites entre lo que es real y lo que no. La dificultad con la que se encuentra el protagonista a la hora de distinguir a los humanos de los androides es una prueba de esta confusión entre lo real y lo ficticio. Asimismo, el propio mercerismo triunfa por el culto a lo falso: sensaciones falsas que ayudan a evadirse de la realidad, la probable falsedad de Mercer... El sueño de realidad del protagonista, identificado con su necesidad de un animal vivo, se pierde en la nada. De nuevo lo irreal se impone a lo real. Lo vivo está condenado a morir y a degenerar; lo no vivo seguirá ahí para siempre.

Aparte del tema principal de la realidad, la novela plantea muchos otros temas interesantes:

Jerarquías y subdivisiones de seres vivos y androides

En la Tierra de la post Guerra Mundial Terminus, las formas de vida real y artificial están divididas en jerarquías. A los animales se los considera enormemente preciosos, los humanos reciben menos consideración y los androides son simplemente insignificantes. Después de un encuentro sexual, Rachael le dice a Deckard: «A esa cabra nubia negra la quieres más que a mí. Y probablemente más que a tu esposa» (pág. 205). Phil Resch le cuenta a Deckard en otro momento:

«Si incluyéramos a los androides en nuestro espectro de identificación empática, tal como hacemos con los animales [...] Estos Nexus-6... nos pasarían por encima y nos aplastarían. Usted y yo, todos los cazarrecompensas, nos alzamos entre los Nexus-6 y la humanidad como una barrera que los mantiene separados a ambos». Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Los tres grupos también están subdivididos. Los humanos están divididos entre aquellos que pueden emigrar fuera de la Tierra y aquellos que, por defectos genéticos producidos en su mayor parte por el polvo radioactivo, no tienen permitido salir del planeta (los llamados «especiales» o «cabezas de chorlito»); y los androides se van mejorando continuamente, creando las empresas nuevos modelos de androide que son superiores a los anteriores.

Sin embargo, esta clasificación tiene muchos fallos, especialmente entre humanos y androides. Los últimos modelos de androide son más inteligentes que algunas clases de humanos. Isidore reconoce a menudo a los tres androides que viven con él como «seres superiores». La empatía es el rasgo que definitivamente separa a esos humanos de los androides. Sin embargo, Deckard nota que, para realizar su trabajo, los cazadores de «andys» (o «andrillos» en algunas traducciones) no deben sentir empatía hacia ellos; así, la superioridad respecto a los androides que cazan es cuestionable. Una conversación entre Deckard y Luba Luft menciona este aspecto:

«—A un androide no le importa lo que le ocurra a otro androide —respondió él— Esa es una de las señales que buscamos.

—Entonces —dijo la señorita Luft—, usted debe ser un androide. —Eso lo detuvo. La miró. —Puesto que su trabajo consiste en matarlos, ¿no es verdad? Es usted lo que llaman... —trató de recordar. —Un cazador de bonificaciones. Pero no un androide.

—Y el test que quiere aplicarme —dijo, recuperando la voz—, ¿se lo han hecho a usted?». Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

El impreciso límite entre lo natural y lo artificial

Dos de las «personas» más respetadas de la Tierra podrían ser creaciones artificiales: el Amigable Buster y Wilbur Mercer. Buster, que realiza 23 horas de televisión y radio al día y a menudo se burla del mercerismo, revela en uno de sus programas que las visiones que se muestran en la caja de empatía podrían estar filmadas de viejas películas de Hollywood, protagonizadas por un actor alcohólico. Según aclara uno de los androides rebeldes, la actitud de Buster se debe a que él mismo es un androide. Así que Mercer podría ser solamente un programa de ordenador o un androide, puesto que él, al igual que Buster, ostenta la aparente inmortalidad y resistencia infinita a la fatiga que le permiten renovarse continuamente: caer en el mundo tumba para luego volver a elevarse.

Otro de los hechos en los que se refleja esta dificultosa diferenciación es en el hecho de la existencia de animales eléctricos que remplazan a animales verdaderos y parecen sentir y vivir como ellos, y hacia los cuales sus dueños guardan sentimientos como si fueran mascotas verdaderas.

Además, los escapes clandestinos de los androides hacia la Tierra revelan que ellos tienen una capacidad para desear e imaginar una vida mejor para sí mismos. Esto está mostrado claramente en el personaje de Luba Luft, la androide cantante de ópera. Los androides en la historia, si bien no tienen sentimientos de empatía, tienen sueños, deseos, miedo a la muerte; sin embargo, no son considerados como equiparables a los que sienten los humanos.

Mientras que los androides luchan por una verdadera satisfacción, muchos seres humanos dependen de medios artificiales para experimentar sentimientos o felicidad, como el Órgano de Ánimos Penfield.

«La mayoría de los androides que he conocido tenían más deseo de vivir que mi esposa». Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Decadencia y renovación

Las fuerzas opuestas de la decadencia y la renovación juegan un rol muy importante en este libro. Esto se ve claramente en la alegoría de Mercer, quien posee la habilidad de resucitar la vida y que continuamente está volviendo a hundirse en el «mundo tumba» para luego resucitar y volver a escalar la cuesta.

El mundo de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? es un mundo gris, desolado, lleno de silenciosos apartamentos vacíos en progresiva ruina, donde todo parece deteriorarse minuto a minuto, debido simplemente a que la Tierra está siendo abandonada: la gente busca a toda costa emigrar y la ONU impulsa a las personas a dejar el planeta. De esta manera, el planeta va quedando progresivamente cada vez más vacío y «kippelizado». «Kippel» («kipple» en la versión original y «basugre» en algunas traducciones) es el término usado para los objetos no deseados o inútiles que tienden a acumularse progresivamente. Dick se refiere aquí al concepto físico de entropía.

«Kippel son los objetos inútiles, las cartas de propaganda, las cajas de cerillas después de que se ha gastado la última, el envoltorio del periódico del día anterior. Cuando no hay gente el kippel se reproduce [...] cada vez hay más». Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

La primera Ley de Kippel es que el kippel expulsa a lo que no es kippel. Otros términos referidos al kippel son: kippelizado, factor kippel y kippelización. Un apartamento puede verse infestado de kippel. Como explica Isidore (Pág. 74):

«Nadie puede vencer al kippel, salvo, quizás, en forma temporaria y en un punto determinado, como mi apartamento [...] Pero algún día me iré, o moriré, y entonces el kippel volverá a dominarlo todo. Todo el universo avanza hacia una fase final de absoluta kippelización». Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
Luba Luft es Pamina en una representación de La flauta mágica en la Ópera de San Francisco.

Deckard ve la inevitable decadencia del mundo y su propio papel en esta mientras ve a Luba Luft cantar en el ensayo de La flauta mágica (Pág. 106):

«Este ensayo terminará, la representación también, los cantantes morirán y finalmente la última partitura de la música será destruida de un modo u otro, el nombre de Mozart se desvanecerá y el polvo habrá vencido, si no es en este planeta en otro cualquiera. Sólo podemos escapar por un rato. Y los andrillos pueden escapar de mí, y sobrevivir un rato más. Pero los alcanzaré o lo hará otro cazador de recompensas. En cierto modo —observó—, yo soy parte del proceso de destrucción entrópica. La Rossen Association crea y yo destruyo. O al menos, eso debe parecerles a los androides». Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Más adelante, cuando Deckard se plantea dejar su trabajo, Mercer le indica:

«—Te verás forzado a hacer el mal allá donde vayas —dijo el anciano—. Es la condición esencial de la vida verse requerido a traicionar la propia identidad. Siempre llega el momento en que todo ser vivo debe hacerlo. Es la sombra última, la derrota de la creación: es la maldición de la obra, la maldición que se alimenta de toda vida. Hasta en el último rincón del universo». Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

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