Salmo XVII (“Miré los muros de la patria mía”)

Salmo XVII (“Miré los muros de la patria mía”) Temas

El paso del tiempo

En cada estrofa del "Salmo XVII", el yo poético observa el deterioro de las cosas, producto del paso del tiempo. Ese deterioro es inevitable, y el poeta lo encuentra en todo lo que lo rodea; incluso, en su propio cuerpo. Asimismo, el paso del tiempo conlleva no solo la decadencia de las cosas, sino también la muerte. En ese sentido, el yo poético describe el deterioro que el tiempo infligió en los muros de su patria, en los campos, en su habitación y hasta en su cuerpo, para concluir con una afirmación que pone de relieve la relación de causa y efecto que existe entre el paso del tiempo y la muerte.

Por otro lado, cabe mencionar que el tempus fugit es un tópico literario muy trabajado en el Barroco. En ese sentido, existe una perspectiva renovada con respecto al movimiento cultural anterior, el Renacimiento. El ser barroco ya no busca la armonía y la mesura en sus palabras con un fin estético, sino que pretende reflejar sus miedos y su intimidad de una manera directa, aunque no por eso simple. En otras palabras, el ser barroco está desencantado porque todo lo que ve alrededor es decadencia; esta decadencia no solo se la atribuye a la fugacidad con la que pasa el tiempo (y, por ende, la vida), sino también a la inminencia de la muerte.

La muerte

El tema de la muerte está íntimamente ligado al del paso del tiempo. Durante los dos primeros cuartetos y el primer terceto, el yo poético propone diferentes perspectivas respecto del deterioro que percibe alrededor, producto del paso del tiempo. Todas estas estrofas preparan al lector para una reflexión final que hace el yo poético respecto de la muerte: no importa hacia dónde mire el poeta, solo ve cosas en decadencia que le recuerdan su mortalidad. Asimismo, esa muerte que percibe se presenta como inevitable e inminente, lo que tiñe de cierto tono nostálgico la totalidad del soneto.

El tema de la muerte, al igual que el del paso del tiempo, también es un muy utilizado durante el Barroco. Como mencionábamos anteriormente, el ser barroco busca reflejar, a través de su arte, sus pasiones y sus miedos más íntimos. Al percibir el mundo que lo rodea en un estado profundo de decadencia, la muerte se vuelve mucho más presente, visible y hasta casi palpable, por su omnipotencia y omnipresencia. En ese sentido, los últimos dos versos del soneto ilustran con claridad esta sensación: "y no hallé cosa en que poner los ojos / que no fuese recuerdo de la muerte".

La decadencia

Durante todo el "Salmo XVII" se pone de relieve el tema de la decadencia. Sin ir más lejos, prácticamente todos los versos del poema, excepto el último, describen el deterioro que el poeta percibe en las diferentes cosas que lo rodean. Los muros de su patria, los arroyos secos, los ganados sedientos, su casa derruida, su espada vencida; todo lo que observa el poeta está en un estado de decadencia que irradia muerte. Asimismo, este tema de la decadencia está muy relacionado con el del paso del tiempo, ya que es, justamente, el tiempo y sus efectos es aquello que va sentenciando el deterioro de todo eso que el poeta observa -incluso, de él mismo-.

Por otro lado, Quevedo percibe decadencia en su España natal, una nación que, a partir de la conquista de América en 1492, se había enriquecido y se encontraba entre las principales potencias del mundo, y que en dos siglos, gracias a una serie de malas decisiones de sus monarcas, se había deteriorado considerablemente. En ese sentido, el poeta establece un paralelismo entre la decadencia de España y su propio deterioro físico. Al mismo tiempo, este contraste entre un pasado de esplendor y un presente en decadencia nos conduce a otro de los temas del "Salmo XVII": la nostalgia.

Así las cosas, vale la pena mencionar la relación que existe entre este tema de la decadencia y la estética del Barroco. En principio, este movimiento cultural surge a partir de una generación que observa el contraste entre una época de esplendor pasada y un presente en un profundo estado de decadencia. Este contraste motiva un desengaño en el ser barroco, que lo lleva a reflexionar de una manera sincera y profunda respecto de esa decadencia que lo rodea. De esta forma, surgen textos que abordan, por ejemplo, temas como el paso del tiempo y la muerte, es decir, conceptos que se ponen de relieve en esta nueva realidad decadente y que antes, en aquel momento de esplendor que bien retrató el Renacimiento, no eran recurrentes.

La nostalgia

La nostalgia es un tema que subyace en cada estrofa del soneto. El yo poético describe la decadencia que observa a su alrededor, producto del paso del tiempo, y de esa descripción se desprende cierto halo de nostalgia respecto de un pasado en el que todas esas cosas que observa lucían otra vivacidad. El tiempo, entonces, lo deteriora todo, y sentencia que aquellos años en los que la habitación del poeta no estaba derruida, ni su espada vencida, han quedado lejos y no volverán. Estos momentos de esplendor que añora el yo poético también pueden relacionarse con esos siglos pasados en los que España, la patria de Quevedo, se había convertido en potencia debido a las riquezas que había conseguido a partir de la conquista de América y que, dos siglos después, a raíz de las malas decisiones de los reyes, había ido perdiendo hasta sumir a la nación en un profundo estado de decadencia.

Cabe destacar que es frecuente percibir cierto halo de nostalgia en la poesía barroca española, fundamentalmente en la de Francisco de Quevedo, quien reflejó de manera muy clara ese desencanto que sufrían los españoles por el presente de su nación a comienzos del siglo XVII.