Poemas de Francisco de Quevedo

Obra

Portada calcográfica de El Parnaso español, editado en Madrid por Diego Díaz de la Carrera, 1648, grabado de Juan de Noort sobre una idea del compilador, Juan Antonio González de Salas. Doble retrato del escritor, coronado por las Musas y en medallón sostenido por un sátiro, símbolo de la doble inspiración, sacra y profana.

Obra literaria

Poesía

La obra poética de Quevedo, que está constituida por unos 875 poemas, presenta ejemplos de casi todos los subgéneros de su época: poesía satírico-burlesca, amorosa, moral e inmoral, una parodia de la poesía heroica (el Poema de las necedades y locuras de Orlando, no concluido), poemas de circunstancias, descriptivos, religiosos (entre los cuales destacan sus impresionantes Salmos) y fúnebres. Pero además incluye poemas metafísicos y filosóficos de carácter neoestoico. Aproximadamente, un 40 % de sus textos son satíricos; si a ello se le añade el hecho de que muchos de ellos circularon públicamente en vida del autor a través de copias manuscritas, se explica la fama de crítico severo y mordaz de su época con que se conoce, en parte, a Quevedo.

La primera impresión de sus poemas tuvo lugar en 1605, en la antología conocida con el nombre de Primera parte de las flores de poetas ilustres de España; incluye diecisiete poemas. Pero el resto fue publicado en forma póstuma en dos obras: El Parnaso español (1648) y Las Tres Musas Últimas Castellanas (1670). También se conservan dos manuscritos que coleccionaron sus obras: el llamado Cancionero antequerano y el Cancionero de 1628.[32]​

Quevedo intentó dos veces publicar sus obras poéticas. La primera, en 1613, fue consecuencia de una gran crisis espiritual. En la segunda trabajaba cuando le sorprendió la muerte.[32]​

En 1613 terminó, pero no publicó su Heráclito cristiano, que su autor revisó con el título de Lágrimas de un penitente. Solo apareció en la edición impresa de 1670, veinticinco años después de su fallecimiento; allí se incluye el famoso soneto "Miré los muros de la Patria mía", corregido en la edición póstuma de sus obras.[32]​

El segundo intento dejó los poemas en manos de su amigo José Antonio González de Salas para hacer una edición póstuma, cuya primera parte salió en Madrid en 1648 con el título de El Parnaso español, monte en dos cumbres dividido, con las nueve Musas. Afirmó en ella que había respetado la ordenación que había dejando Quevedo al morir. Era una clasificación temática en nueve apartados o "Musas". Clío acogía los poemas encomiásticos y dedicatorios a personas pasadas o presentes, o a ciudades; por ejemplo "Buscas en Roma a Roma, ¡oh peregrino!", que retrata la decadencia y ruina de la capital del Imperio romano. Polimnia contiene poemas morales, algunos entre los mejores del autor, como el soneto "¡Ah de la vida...! ¿Nadie me responde?" o la imprescindible Epístola satírica y censoria al Conde Duque de Olivares sobre las costumbres de los castellanos:

No he de callar, por más que con el dedo, / ya tocando la boca, ya la frente, / silencio avises o amenaces miedo. / ¿No ha de haber un espíritu valiente? / ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? / ¿Nunca se ha de decir lo que se siente? / Hoy, sin miedo que libre escandalice / puede hablar el ingenio, asegurado / de que mayor poder le atemorice [...] / Señor excelentísimo, mi llanto / ya no consiente márgenes ni orillas: / inundación será la de mi canto. / Ya sumergirse miro mis mejillas, / la vista por dos urnas derramada, / sobre las aras de las dos Castillas...
Poema ¿Ves, con el oro? (Leiden)

Se ataca la corrupción individual y colectiva, el lujo, la vanidad, la superficialidad de las modas femeninas, el culteranismo y en general la decadencia en todos los órdenes de España. Melpómene se dedica a la poesía fúnebre: epicedios de personajes célebres. La cuarta musa, Erato, se divide en dos partes, ambas dedicadas a la poesía amorosa. Partiendo del cancionero petrarquista, Quevedo une el amor y la muerte, los temas de las dos partes del Canzoniere de Francesco Petrarca, en uno solo. La segunda parte de esta sección se titula "Canta sola a Lisi", supuesta amante del poeta, que es en realidad un arquetipo de mujer, y contiene el que acaso sea el mejor soneto de su autor: "Cerrar podrá mis ojos la postrera / sombra que me llevare el blanco día..." (Amor constante más allá de la muerte). Las Musas quinta y sexta -Terpsícore y Talía- se dedican a poemas satíricos y burlescos, bailes y bromas.[33]​

González de Salas murió en 1651 sin publicar la segunda parte, así que el sobrino y heredero de Quevedo Pedro Aldrete o Alderete, hijo de su hermana Margarita, publicó Las tres Musas últimas castellanas. Segunda cumbre del Parnaso español... (1670). Fue un editor algo descudidado, porque repitió algunos poemas ya aparecidos en la primera parte e introdujo cierto desorden, pero siguió el plan de las Musas: Euterpe, la séptima, prolonga el ciclo de poesías amorosas que atañe a Lisi. La octava, Calíope, encabeza letrillas satíricas y silvas morales, metro este que había introducido antes que el mismo Góngora. Representan valores típicamente barrocos por su temática sobre el paso del tiempo y la muerte como fin. Destacan las letrillas "Poderoso caballero es don Dinero", "Solamente un dar me agrada, / que es el dar en no dar nada" o "Es amarga la verdad":

Pues amarga la verdad, / quiero echarla de la boca; / y, si al alma su hiel toca, / esconderla es necedad. / Sépase, pues: libertad / ha engendrado en mi pereza / la pobreza....

Se duda si Quevedo pretendió hacer con ellas una colección independiente. Urania, novena Musa, se dedica a poesía religiosa, cerrando este volumen. Destacan los "Salmos", en que aparecen nuevas cumbres poéticas del autor:

Bien te veo correr, tiempo ligero / cual por mar ancho despalmada nave / a más volar, como saeta o ave / que pasa sin dejar rastro o sendero....

Prosa

Obras satírico-morales
Edición príncipe de los Sueños y discursos, Barcelona, Esteban Liberós, a costa de Juan Sapera, 1627.
  • Sueños y discursos, compuestos entre 1606 y 1623, circularon abundantemente manuscritos pero no se imprimieron hasta 1627. Se trata de cinco narraciones cortas de inspiración lucianesca donde se pasa revista a diversas costumbres, oficios y personajes populares de su época. Son, por este orden, El Sueño del Juicio Final (llamado a partir de la publicación de Juguetes de la niñez, la versión expurgada de 1631 El sueño de las calaveras), El alguacil endemoniado (renombrado El alguacil alguacilado), El Sueño del Infierno (esto es, Las zahúrdas de Plutón en su versión expurgada), El mundo por de dentro (que mantuvo su nombre siempre) y El Sueño de la Muerte (conocido como La visita de los chistes).
  • De la estirpe de los Sueños son dos llamadas «fantasías morales», el Discurso de todos los diablos y de La hora de todos. Ambas son también sátiras lucianescas de característico tono jocoserio, aunque en su factura y creatividad superan a los Sueños:
    • Discurso de todos los diablos o infierno emendado (1628), publicado en algunas versiones como El peor escondrijo de la muerte y, a partir de 1631, en la versión expurgada en la que aparecen también los cinco Sueños con los títulos cambiados que se enumeran más arriba, con el título de El entremetido y la dueña y el soplón. Es un nuevo breviario del desengaño misantrópico:
Para ser rico, habéis de ser ladrón. Para ser valiente, habéis de ser traidor, borracho y blasfemo. Para ser casado, habéis de ser cornudo. Si sois pobre, nadie os conocerá; si sois rico, no conoceréis a nadie. Si uno vive poco, dicen que se malogra; si vive mucho, dicen que no siente. Si se confiesa cada día, dicen que es hipócrita; si no se confiesa, es hereje; si es alegre, dicen que es bufón; si triste, que es enfadoso. Si es cortés, le llaman zalamero; si descortés, desvergonzado.
    • La hora de todos y la Fortuna con seso, variación sobre el tema del mundo al revés o adynaton en que la diosa Fortuna recobra el juicio y da a cada persona lo que realmente merece, provocando tan gran trastorno y confusión que el padre de los dioses debe volverlo todo a su primitivo desorden, que en realidad era un orden.
Placa dedicada a El Buscón en Segovia.
  • La novela picaresca Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños, apareció impresa en Zaragoza en 1626, pero existen tres versiones más de la obra con grandes divergencias textuales. El problema es complejo, pues todo parece indicar que Quevedo retocó su obra varias veces. La versión más antigua es el manuscrito 303 bis (olim Artigas 101) de la Biblioteca de Menéndez Pelayo a causa del cotejo de las variantes y la manera en que unos testimonios se agrupan frente a otros. La impresión de 1626 fue asumida, si no controlada, por Quevedo, según el propio autor declara en su memorial Su espada por Santiago (1628) y la sinceridad de sus palabras es confirmada por otros datos, así que en realidad no puede sostenerse que se hiciera sin permiso del autor. Pero esta versión no fue la última, pues don Francisco volvió sobre ella para retocar algunos pormenores narrativos, amplificar el retrato satírico de varios personajes secundarios y paliar las expresiones que juzgaron irreverentes o blasfemas los redactores de dos libelos antiquevedianos, el Memorial enviado a la Inquisición contra los escritos de Quevedo (1629) y El Tribunal de la Justa Venganza (1635). De estos retoques dan fe los otros manuscritos. El Buscón es un divertimento en que el autor se complace en ridiculizar los vanos esfuerzos de ascensión social de un pobre diablo perteneciente al bajo pueblo; para ello exhibe cortesanamente su ingenio por medio de un brillante estilo conceptista que degrada todo lo que toca cosificándolo o animalizándolo, utilizando una estética preexpresionista que se aproxima a Goya, Solana y Valle-Inclán y no retrocediendo ante las gracias más repugnantes. La caracterización apenas existe: se trata solo de un vehículo para el lucimiento aristocrático del autor.
Obras festivas
Lutero: asunto tomado de El sueño del Infierno de Quevedo (1858), óleo de Francisco Sans Cabot
  • Premática y aranceles, hechas por el fiel de las putas, Consejos para guardar la mosca y gastar la prosa, Premática del tiempo, Capitulaciones matrimoniales y Capitulaciones de la vida de la Corte son sátiras de los géneros burocráticos habituales en las cancillerías y que se aplican a temas grotescos.
  • Cartas del caballero de la Tenaza (1625), humorística descripción de las epístolas intercambiadas entre un caballero sumamente tacaño y su amante, que quiere sacarle dinero por cualquier medio.
  • Libro de todas las cosas y otras muchas más. Compuesto por el docto y experimentado en todas materias. El único maestro malsabidillo. Dirigido a la curiosidad de los entremetidos, a la turbamulta de los habladores, y a la sonsaca de las viejecitas.
  • Gracias y desgracias del ojo del culo. Opúsculo jocoso sobre los placeres y las dolencias relativos a semejante órgano.

Teatro

Detalle de Lutero: asunto tomado de El sueño del infierno de Quevedo, del pintor catalán Francisco Sans Cabot.

No existe un catálogo definitivo de la obra teatral atribuible a Quevedo, y no solo por la dificultad de reconocer su autoría sino por las dificultades de considerar a algunos textos como teatrales. En cualquier caso, se consideran como seguras y plenamente teatrales las siguientes obras:[34]​

  • La comedia Cómo ha de ser el privado
  • Los entremeses Bárbara, Diego Moreno, La vieja Muñatones, Los enfadosos, La venta, La destreza, La polilla de Madrid, El marido pantasma, El marión, El caballero de la Tenaza, El niño y Peralvillo de Madrid, La ropavejera y Los refranes del viejo celoso.

Además, se toman también en consideración diversos fragmentos de comedias perdidas, alguna loa y diez bailes.

Obra no literaria

Estatua de Quevedo en Alcalá de Henares.

Obras políticas

  • España defendida, y los tiempos de ahora, de las calumnias de los noveleros y sediciosos, más conocida como España defendida..., que quedó incompleta e inédita, escrita circa 1609 y abandonada definitivamente en 1612,[35]​[36]​ fue editada por primera vez en 1916 en el Boletín de la Real Academia de la Historia por el hispanista Robert Selden Rose. Es una defensa del mérito del humanismo y las letras españolas que se anticipa valientemente a la leyenda negra que ya se empezaba a fraguar, y de la cual cita en especial las obras de Girolamo Benzoni, Gerardus Mercator y Joseph Justus Scaliger.
  • Política de Dios, gobierno de Cristo. Su primera parte fue escrita hacia 1617 (en la dedicatoria a Olivares, de 1626, le dice que «es el libro que yo escribí diez años ha») e impresa en 1626 con el título de Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás. La segunda parte, escrita en torno a 1635, se publicó en 1655. Las dos partes juntas se publicaron bajo el epígrafe Política de Dios, gobierno de Cristo, sacada de la Sagrada Escritura para acierto del Rey y del reino en sus acciones. Se trata de un híbrido entre dos disciplinas: Teología y Política.
  • Mundo caduco y desvaríos de la edad (1621, ed. 1852).
  • Grandes anales de quince días (1621, ed. 1788), análisis de la transición entre los reinados de Felipe III y Felipe IV.
  • Memorial por el patronato de Santiago (1627, ed. 1628).
  • Lince de Italia y zahorí español (1628, ed. 1852).
  • El chitón de las tarabillas (1630), impreso muchas veces con el título de Tira la piedra y esconde la mano. Defiende las disposiciones económicas del Conde-Duque de Olivares, de quien luego se distanciaría. Fue denunciado a la Inquisición y recogido ese mismo año.
  • Execración contra los judíos (1633), alegato antisemita que contiene una velada acusación contra don Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares y valido de Felipe IV.
  • Carta al serenísimo, muy alto y muy poderoso Luis XIII, rey cristianísimo de Francia (1635).
  • Breve compendio de los servicios de Francisco Gómez de Sandoval, duque de Lerma (1636).
  • La rebelión de Barcelona ni es por el güevo ni es por el fuero. 1641, panfleto contra la revuelta catalana de 1640.
  • Vida de Marco Bruto, 1644, glosa de la vida correspondiente al famoso asesino de César escrita por Plutarco, escrita con algebraico rigor y una elevación de estilo conceptista poco menos que inimitable. Así lo declara uno de sus admiradores, Jorge Luis Borges, copiando este párrafo retórico:
Honraron con unas hojas de laurel una frente; dieron satisfacción con una insignia en el escudo a un linaje; pagaron grandes y soberanas vitorias con las aclamaciones de un triunfo; recompensaron vidas casi divinas con una estatua; y para que no descaeciesen de prerrogativas de tesoro los ramos y las yerbas y el mármol y las voces, no las permitieron a la pretensión, sino al mérito.[37]​

Obras ascéticas

  • Vida de Santo Tomás de Villanueva, 1620.[38]​
  • Providencia de Dios, 1641, tratado contra los ateos que intenta unificar estoicismo y cristianismo.
  • Vida de San Pablo, 1644.
  • La constancia y paciencia del santo Job, publicada póstumamente en 1713.

Obras filosóficas

  • Doctrina moral del conocimiento propio, y del desengaño de las cosas ajenas (Zaragoza, 1630).
  • La cuna y la sepultura para el conocimiento propio y desengaño de las cosas ajenas (Madrid, 1634), que es una reescritura de la obra anterior, publicada sin su autorización, en la que amplificó y mejoró estilísticamente el texto precedente.
  • Epicteto, y Phocílides en español con consonantes, con el Origen de los estoicos, y su defensa contra Plutarco, y la Defensa de Epicuro, contra la común opinión (Madrid, 1635).
  • Las cuatro pestes del mundo y los cuatro fantasmas de la vida (1651).

Crítica literaria

  • La aguja de navegar cultos con la receta para hacer Soledades en un día (1631), satírica embestida contra los poetas que usan el lenguaje gongorino o culterano.
  • La culta latiniparla. Cathecismo de vocablos, para instruir á las mugeres Cultas y Hembrilatinas. Lleva un disparatario como vocabulario para interpretar y traducir las damas jerigonzas que parlan el Alcorán macarrónico, con el laberinto de las ocho palabras. Compuesto por Aldrobando Anatema Cantacuzano, graduado en tinieblas, docto á obscuras, natural de las Soledades de Abaxo. Dirigido a Doña Escolástica Poliantea de Calepino, Señora de Trilingüe y Babilonia (1624), burlesco y misógino manual para hablar en lenguaje gongorino, a la que corresponde esta graciosa dedicatoria:
Siendo vuestra merced mas conocida por los circunloquios que por los moños de tan lindas sinédoches y cacofonías, y tan ayrosa de hipérboles y tan nebrisense de palabras que tiene mas nominativos que galanes; y, siendo la dama de más Arte (de Antonio) que se ha visto, más merlicocayca que Merlín, obligación le corre al más perito (y no es fruta) de encimarla en los principios inaccesos de otra, si no tan sidérea estimación, aplaudida, si bien de menos trisulca pena (Plauto sea sordo), dirigiéndola este candil para andar por las prosas lúgubres. Es vuestra merced adivinanza perene, y tiene enigma lluvia y pueden, á su menor visita, examminar ordenantes. Es vuestra merced más repetida por su estilo que el susodicho aquel hidalgo que no dexa descansar renglón en los procesos. Son vuestra merced y la algarabía más parecidas que el freír y el llover. Un papel suyo leímos ayer yo y un obispo armenio y dos gitanos, y casi un astrólogo y medio doctor: íbamos por él tan á obscuras como si leyéramos simas, y nos hubimos de matar en un obstáculo y dos naufragantes, que estaban al volver de la hoja. No bastó construirle ni estudiarle: y así le conjuramos, y á poder de exorcismos se descubrieron dos medios renglones que iban en hábito de pacubros, y le lanzamos los obsoletos como espíritus. Mil Tucídides eché á vuestra merced como bendiciones, que discurre tan á matar candelas que la podemos llamar discreta paulina. Si vuestra merced escribiendo tan a porta inferi acaba de logobrecerse, dirá que su lenguaje está como una boca de lobo, con tanta propiedad como una mala noche y que no se puede ir por su conversación de vuestra merced sin linterna. Aurore Dios á vuestra merced, y la saque de Princesa de las tinieblas, que es relativo del demonio, pues es Príncipe de ellas. Vale en culto, no en testado de escribano. Pridie Idus (ya entiende vuestra merced, y si no, haga cuenta que se oye)
  • La Perinola (1633, ed. en 1788), ataque contra el Para todos de Juan Pérez de Montalbán.
  • Cuento de cuentos (1626), reducción al absurdo de los coloquialismos más vacíos de significado.

Obra filológica

  • Memorial de don Francisco de Quevedo Villegas dado a la Inquisición General sobre los libros del Monte Santo de Granada, donde desmonta la impostura de los llamados Plomos del Sacromonte y sugiere que se destruyan para que no se envíen a Roma y quedar en ridículo ante el papa.

Epistolario

Fue editado por Luis Astrana Marín en 1946, apareciendo en dicho epistolario 43 cartas inéditas de los últimos diez años de la vida del autor, que le escribió a su amigo Sancho de Sandoval de Beas (Jaén).[39]​

Traducciones

Quevedo frecuentó a humanistas como el distante Justo Lipsio y el más cercano José Antonio González de Salas; ambos le transmitieron su fervor por Propercio. Como helenista, las traducciones de Quevedo del griego dejan bastante que desear; se atrevió, sin embargo, a traducir pésimamente a Anacreonte (traducción que circuló manuscrita y no se imprimió en vida de Quevedo, sino en 1656), al pseudo Focílides y la Vida de Marco Bruto de Plutarco para su Marco Bruto. Mayor mérito tienen sus Lamentaciones de Jeremías desde el hebreo, o sus versiones de excelente latinista de los satíricos Marcial, Persio y Juvenal; sus obras están esmaltadas también de reminiscencias de Virgilio, Propercio, Tibulo, Ovidio, Estacio y, especialmente, Séneca, de cuyas Cartas a Lucilio menciona haber traducido noventa en el prólogo al Marco Bruto, aunque solo se han conservado once.[40]​ Son, pues, Séneca y los satíricos los autores que más releía y más han impregnado sus obras; también es grande su erudición en Biblia, aunque prefería indudablemente el Libro de Job, que había traducido uno de sus modelos, fray Luis de León. También hizo excelentes versiones del italiano y el francés; en esta última lengua, conocía la obra de líricos como Joachim du Bellay y leía y admiraba la de Montaigne e incluso es posible que tradujese el primer libro de sus Essais. En su haber se cuentan:

  • Introducción a la vida devota, de San Francisco de Sales.
  • De los remedios de cualquier fortuna (1638), versión libre de Séneca.
  • El Rómulo, 1632, del marqués Virgilio Malvezzi.

Obras perdidas

  • La segunda parte de la Vida de Marco Bruto, mencionada por Quevedo en sus últimas cartas, en 1644.
  • Historia de don Sebastián, rey de Portugal.
  • La polilla de las repúblicas.
  • Historia del año 1631.
  • Dichos y hechos del Duque de Osuna en Flandes, España, Nápoles y Sicilia.

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