Las batallas en el desierto

Ediciones y versiones de Las batallas en el desierto

La última versión de Las batallas en el desierto apareció en el suplemento cultural "Sábado" el día sábado 7 de junio de 1980, cuando dicho suplemento estaba bajo la dirección de Fernando Benítez. La portada del suplemento dice a la letra así:

Sábado

mínimo homenaje a José Emilio Pacheco

quisimos honrarlo y él honra a "Sábado"

con su primer cuento escrito en los últimos años

Las batallas en el desierto

Ilustraciones de Vicente Rojo

textos de Carlos Monsivaís y Henríquez González Casanova

Alejandra Moreno Toscano / censos y padrones de los siglos XVI-XIX

un poema de Hugo Gutíerrez Vega: tlayacapan

cine/teatro/artes pláticas/música/libros[1]​

Esta primera edición ocupó cinco páginas del suplemento, además de compartir espacio con un texto de Carlos Monsiváis Aceves y varias ilustraciones de Vicente Rojo tal como se anuncia en la portada. Esta versión del texto puede consultarse en la Hemeroteca Nacional de México y es importante señalar que tanto el autor como los editores mismos lo consideraron en principio, un cuento. Más tarde este detalle inaugura[¿dónde?] la polémica sobre el género del texto: ¿se trata de un cuento largo o novela corta?

Un año más tarde, gracias a la editorial Era Las batallas en el desierto, se publicó en 1981 valorada ahora como novela. José Emilio Pacheco, en tanto poeta como narrador, fue un escritor preocupado por el estilo y la claridad, a la par de un corrector de detalles insistente. Fue así que a partir de la primera versión de Las batallas en el desierto en el suplemento del periódico unomásuno y la consecuente primera edición de 1981, el texto tuvo por parte de su autor una serie de cambios y variaciones, hasta el año 2014, año de la muerte de Pacheco.

Para 1991, la novela contaba con diez años, de bastante popularidad, estudios y crítica académica referente a ella y siguió creciendo su éxito hasta alcanzar las diecinueve reimpresiones en el año de 1998. Fue hasta el año de 1999 que apareció la Segunda edición revisada, la cual se reimprimió hasta 2011, en el aniversario número treinta de la publicación de la novela. Editorial Era lanzó una edición ilustrada en junio de dicho año para conmemorar la fecha y para octubre de 2011 salía al mercado su primera reimpresión. La Tercera edición, la cual conmemora su primera treintena, cuenta con nueve reimpresiones hasta el año 2014.

También existe una edición elaborada por la SEP en conmemoración de los 90 años que cumplió la Secretaría de Educación Pública y para fortalecer el fomento a la lectura. El año coincidió con el treinta aniversario de la novela, es decir 2011.

Debido a que hay diferencias entre las versiones es importante tener noción de ellas.

A continuación hacemos una comparación entre la versión del suplemento “Sábado” del periódico unomásuno que consta del año 1980 y la primera edición de 1981, con los elementos más significativos:

1980: Circulaban los primeros coches producidos después de la guerra: Packard, Cadillac, Buick, Chrysler, Mercury, Pontiac, Dodge, De Soto.[2]​

1992: Circulaban los primeros coches producidos después de la guerra: Packard, Cadillac, Buick, Chrysler, Plymouth, Mercury, Pontiac, Dodge, De Soto.[3]​

1980:Para el remoto, para el impensable 1980 se auguraba – sin especificar cómo sería posible lograrlo- un porvenir de plenitud y bienestar universales.[4]​

1992:(…) Para el impensable 1980 se auguraba – sin especificar cómo íbamos a lograrlo- un porvenir de plenitud y bienestar universales.[5]​

2011:(…) Para el impensable 2000 se auguraba – sin especificar cómo íbamos a lograrlo- un porvenir de plenitud y bienestar universales.[6]​

1980:La utopía al fin conquistada (Punto y aparte) II. Los desastres de la guerra[4]​

En 1992 añade un último párrafo:

La utopía al fin conquistada (Punto y seguido) Mientras tanto nos modernizábamos, incorporábamos a nuestra habla términos que primero había sonado como pochismos en las películas de Tin Tan y luego insensiblemente se mexicanizaban: ténquiu, oquéi, uasamara, sherap, sorry, uan móment pliis. Empezábamos a comer hamburguesas, páys, donas, jotdogs, malteadas, áiscrim, margarina, mantequilla de cacahuate. La coca-cola sepultaba las aguas frescas de Jamaica, chía, limón. Aún los pobres seguían tomando tepache. Nuestros padres se habituaban al jaibol que en principio les supo a medicina. En mi casa está prohibido el tequila, le escuché decir a mi tío Julián. Yo nada más sirvo whisky a mis invitados: hay que blanquear el gusto de los mexicanos. Ibíd.[7]​

Hay diferencias entre la versión de 1992 y la de 2011 pero más bien estilísticas.

El final de la novela, también reescrita por el autor, cambia la edad de Mariana haciendo el cálculo desde 1948 hasta el año 2000:

Nunca sabré si aún vive Mariana. Si hoy viviera tendría ya ochenta años[8]​

La novela ha gozado de tal éxito tanto entre los adultos, los jóvenes y los niños que se calculan a la fecha alrededor de 40 reimpresiones.


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