La Metamorfosis

La Metamorfosis Guía de Estudio

La metamorfosis se publica primero en la revista Die Weissen Blätter, de Leipzig, en octubre de 1915, casi tres años después de que Kafka terminara de escribir el relato y lo guardase en un cajón a la espera de un editor. La edición en libro es publicada en diciembre del mismo año por la editorial alemana Kurt Wolff. Esta obra es uno de los pocos trabajos que Kafka publica en vida.

La escritura de La metamorfosis es tortuosa, intermitente y está marcada por la postergación y varios episodios de depresión por parte de Kafka. En la obra podemos encontrar algunos rasgos autobiográficos como, por ejemplo, la difícil relación con su padre. Es el propio Kafka quien reconoce que los conflictos con su padre motivaron gran parte de su obra. Por tal motivo, es posible establecer una relación directa entre el vínculo de Gregorio Samsa con su padre y el de Kafka con el suyo.

Por otra parte, en una carta a Felice Bauer, una joven berlinesa con quien estuvo a punto de casarse, fechada el 5 de diciembre de 1912, Kafka dice: “¡Llora, querida, llora, ahora ha llegado el tiempo de llorar! Hace un rato ha muerto el protagonista de mi pequeña historia”. Y un par de líneas más adelante agrega: “Lástima que en algunos pasajes de la historia queden grabados mis estados de cansancio, e interrupciones y preocupaciones que nada tienen que ver con ella”.

A propósito de los puntos de vista de Kafka sobre la humanidad, hablando con su amigo Max Brod, el autor de La metamorfosis explica que cree que los seres humanos son tan solo los pensamientos nihilistas de Dios. Y cuando Brod le pregunta si cree que hay esperanza en otras partes del universo, Kafka responde: "Mucha esperanza para Dios, pero no para nosotros". Esta visión de los seres humanos atrapados en un mundo sin esperanza nunca abandona los escritos de Kafka, y, desde ya, está presente en La metamorfosis, donde la única opción de Gregorio, al final, es morir. Irónicamente, la historia termina con una nota optimista, ya que la familia se vuelve a unir. Sin embargo, después de haber escrito la historia, Kafka criticó sus imperfecciones, reservando sus comentarios más duros para el final e insistiendo en que era "ilegible". Este es un ejemplo más de cómo Kafka se siente, en varias ocasiones, torturado por su propia obra. De hecho, antes de morir le pide a su amigo Max Brod que queme todos sus escritos.

En otro orden de cosas, podríamos decir que La metamorfosis es una de las obras más representativas de la escritura de Kafka. Parte de su estilo tiene que ver con el hecho de presentar una situación imposible, como la transformación de un hombre en un insecto, y desarrollar la historia desde un realismo perfecto, valiéndose de una rigurosa atención de los detalles. De esta forma, mientras el estilo posiciona la historia en la realidad, descartando que se trate de un sueño o que sea producto de la imaginación de Gregorio, está claro que no puede estar sucediendo de la forma en que se la cuenta, ya que la trama en sí misma es inverosímil. Como resultado, el lector se ve obligado a buscar significados más profundos dentro de la historia.

La idea de Kafka de escribir sobre un insecto está relacionada con su concepción respecto de los procesos de escritura. En septiembre de 1912, Kafka escribe El proceso en una sola sesión, es decir, de una sola “sentada”. A propósito de esto, escribe en su diario que la escritura fluyó sin problemas y que la única forma verdadera de escribir es con una apertura completa del cuerpo y el alma. Luego, al releer el texto un tiempo después, Kafka se siente decepcionado por las imperfecciones de la historia. Es como si él hubiese dejado salir una historia perfecta, pero ahora se da cuenta de que está cubierta de "suciedad y limo". Escribir, cuando brota de adentro, es como dar a luz, y la obra, el hijo, inevitablemente sale cubierta de suciedad. El insecto es esa metáfora a partir de la cual Kafka hace referencia a su “yo escritor”, que ha engendrado algo cuya belleza es efímera y está destinada a convertirse en algo repulsivo. Esta es exactamente la imagen que nos da en La metamorfosis.

La idea de La metamorfosis surge de una obra yiddish: El salvaje, de Gordin. Kafka escribe extensamente sobre esta obra en sus diarios y no cabe duda de que usa la obra como modelo para su historia. Por ejemplo, prácticamente todos los personajes de La metamorfosis encuentran sus orígenes en El salvaje. La contraparte de Gregorio Samsa en El salvaje es el hijo idiota que no puede comunicarse con su familia y permanece encerrado en su habitación por temor a su padre. Los símbolos dominantes de la historia también reflejan los de la obra de Gordin. La Metamorfosis, por su parte, también está planteada enteramente en espacios pequeños, como escenarios, y la acción se desarrolla a través de episodios discretos hacia un punto culminante, como si fuera una obra de teatro. Otro punto de contacto entre las dos obras es el tema. En El salvaje, uno de los personajes explica que cuando buscamos solo lo material, un salvaje despierta dentro de nosotros y nos obliga a oponernos a las leyes de la humanidad. Esta idea es tomada por Kafka en La metamorfosis, sobre todo a partir de lo que las necesidades económicas despiertan en la familia de Gregorio.

Por último, volviendo sobre la idea de la presencia de elementos autobiográficos en La Metamorfosis, podemos repasar varios puntos de contacto entre la historia de Gregorio Samsa y la del propio Kafka. En principio, es sabido que Kafka se siente disminuido, como un insecto, frente a la presencia autoritaria de su padre; incluso tartamudea mientras habla con él. Gregorio, al igual que el autor, se encoge de miedo ante su padre, que lo encuentra repulsivo y lo ataca cada vez que puede. Sin ir más lejos, el propio Kafka escribe que está satisfecho con la similitud del nombre de Samsa con el suyo. Por otro lado, respondiendo a un sentido del deber hacia sus padres y porque necesita dinero para su matrimonio planeado, Kafka se ve obligado a aceptar un trabajo de oficina que no disfruta para nada. Este trabajo burocrático es, de alguna manera, comparable con el de Gregorio. En el contexto de ese trabajo de oficina, Kafka siente que su presencia en ese lugar no tiene sentido y, además, le quita tiempo para desarrollar su verdadera pasión: escribir. Por lo general, la persona que más lo entiende en su familia es su hermana Ottla. Cuando Kafka plantea que no quiere quedarse en la oficina por las tardes, esto genera una disputa dentro de la familia. Inexplicablemente para Kafka, su hermana no lo apoya. Esto es vivido como un acto de traición por él. Menos de dos meses después de este hecho, Kafka escribe que la hermana de Gregorio lo traiciona, convenciendo a los padres de que deben deshacerse de él.

Así y todo, cabe aclarar que ninguna de estas fuentes puede proporcionarnos una comprensión completa de La metamorfosis. Por supuesto, no se trata de una autobiografía, ni de la reescritura de una obra de teatro de Gordin. Tampoco podemos decir que se trata de una historia cuyo único propósito es mostrar la desilusión que siente Kafka con respecto a su escritura. Sin embargo, podemos reconocer que en la combinación justa e inteligente de estos elementos, Kafka encuentra con La metamorfosis una de las obras más representativas de su estilo o, incluso, de eso que ha derivado en un adjetivo basado en su nombre: lo kafkiano, como aquello que tiene el carácter trágicamente absurdo de las situaciones descritas por este escritor en sus obras.