Facundo

Legado

Para la traductora Kathleen Ross, Facundo es «una de las principales obras de la historia de la literatura hispanoamericana».[100]​ Fue muy influyente en el establecimiento de «un proyecto para la modernización»,[101]​ con su mensaje práctico realzado por una «estupenda belleza y pasión».[100]​ Sin embargo, según el crítico literario González Echevarría no solo es un poderoso texto fundacional sino también «el primer clásico latinoamericano, y el libro escrito sobre América Latina por un latinoamericano más importante de cualquier disciplina o género».[100]​[97]​ La influencia política del libro puede ser vista en la llegada final de Sarmiento al poder. Asumió como presidente de Argentina en 1868 y finalmente pudo aplicar sus teorías para asegurarse de que la nación alcanzase la civilización.[101]​ Aunque Sarmiento escribió muchos libros, consideró a Facundo como la mayor fuente de sus opiniones políticas.[102]​

Según Sorensen, «los primeros lectores de Facundo se vieron profundamente influenciados por las luchas que precedieron y sucedieron la dictadura de Rosas, y sus consideraciones pasaron de su relación con el conflicto a la hegemonía política».[103]​ González Echevarría nota que Facundo proveyó el ímpetu para que otros escritores examinasen las dictaduras en América Latina, y aclara que aún se lee hoy en día porque Sarmiento creó «una voz para los autores latinoamericanos modernos».[2]​ La razón de esto, según González Echevarría, es que «los autores latinoamericanos pelearon con su legado, reescribiendo Facundo en sus obras incluso si querían desenredarse de su discurso».[2]​ Otras novelas de dictadores posteriores, como El Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias y La fiesta del chivo de Mario Vargas Llosa, se basaron en sus ideas,[2]​ y el conocimiento de Facundo realza la comprensión del lector sobre estos libros.[104]​

Una ironía del impacto del género y de la literatura ficticia del ensayo de Sarmiento es que, según González Echevarría, el gaucho se ha convertido en «un objeto de nostalgia, un origen perdido alrededor del cual se debe construir la mitología nacional».[104]​ Mientras que Sarmiento trató de eliminar al gaucho, también lo convirtió en un «símbolo nacional».[104]​ González Echevarría además argumenta que Juan Facundo Quiroga también sigue existiendo, ya que representa «nuestra lucha sin solución entre el mal y el bien y nuestro implacable camino de vida hacia la muerte».[104]​ Según la traductora Kathleen Ross, «Facundo sigue causando controversia y debate porque contribuye a los mitos nacionales de las ideologías de la modernización, el antipopulismo, y el racismo».[105]​


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