Estrella distante

Análisis de la obra

Carlos Wieder pilotea un avión Messerschmitt 109 como este, utilizado por la Luftwaffe de la Alemania nazi, para escribir sus poemas sobre los cielos de Concepción.

La estudiosa María Luisa Fischer destaca la nota inicial de la obra, en la cual Bolaño toma dictado de su alter ego Arturo B., y donde además se menciona a Pierre Menard, aparecido en el cuento «Pierre Menard, autor del Quijote» del libro Ficciones de Jorge Luis Borges.[8]​ Para Fischer, en Estrella distante Bolaño se interesa por las relaciones entre los conceptos de abyección/arte y barbarie/civismo, que también preocuparon a Walter Benjamin y George Steiner. En cuanto a su título, sugiere que éste se refiere a una mirada del pasado de Chile, que se puede ver alterado en el presente, de manera análoga a la luz que emite una estrella lejana, que podemos observar en el presente aunque ésta haya sido proyectada en un pasado remoto. La estudiosa también señala que el rasgo más sobresaliente de Wieder es su «lejanía con respecto a la realidad», su misterioso desapego, que es representado en la descripción de sus poemas y su hogar. De hecho, Wieder jamás se transparenta en la novela, y todo lo que se sabe de él el lector lo averigua a través de terceras personas.[8]​ Este tratamiento del personaje se asemeja en cierta forma al de Klaus Haas, el acusado de los homicidios en 2666, pese a que allí no queda clara su culpabilidad.[19]​

Varios investigadores convienen en que esta novela se sustenta en la figura del doble.[7]​[8]​[9]​[20]​ Para la académica Carolyn Wolfenzon, esta figura ya había sido utilizada por Bolaño en su novela El Tercer Reich, publicada póstumamente pero escrita antes que Estrella distante, en 1989.[9]​ Luis Martín-Estudillo y Luis Bagué Quílez sostienen que el asesinato de Wieder por parte de «Abel» Romero —que para el narrador es innecesario por parecerle Wieder ya inofensivo—, se configura como el destino invertido en que Abel mata a Caín.[21]​

Para Fischer, en las tres historias intercaladas de Juan Stein, Diego Soto y Lorenzo, «aunque todos ellos mutan la identidad, renacen y mueren, [a diferencia de Wieder] se siguen manteniendo fieles a una llamada ética». Estas historias, comenta, cumplen una finalidad poética dentro de la obra, además de una estructural, «de dobles deformados».[8]​ El escritor Jeremías Gamboa considera estas historias paralelas como un mecanismo de caracterización que utiliza Bolaño para a través de ellas escribir también sobre todos los demás personajes. Por otra parte, sostiene que la figura de «dobles opuestos» entre Carlos Wieder —el poeta futurista, cercano al dandi[nota 2]​— y el narrador —el vanguardista decadente, cercano al artista bohemio— se alterna con una figura de «siameses», pues ambos personajes son sólo aparentemente antagónicos. Las vidas de ambas partes, descritas a lo largo de veinticinco años, son a su vez para Gamboa:[20]​

«un análisis ficcionalizado del destino de una generación nacida bajo la estela directa de la cultura "vanguardista histórica" en el momento en que en el escenario mundial se apropiaba la misma herencia bajo la forma de la pop culture, para algunos relacionada con el postmodernismo.» Jeremías Gamboa

En este sentido, Gamboa sostiene que en los asesinatos y torturas cometidos por Wieder y expuestos más tarde en su muestra fotográfica, éste lleva al extremo y al pie de la letra lo establecido por los movimientos vanguardistas, de modo que el contenido sólo lo produce el receptor, en este caso el narrador con la ayuda de su amigo O'Ryan.[nota 3]​ Gamboa también destaca que todos los personajes de la obra adhieren a algún «radicalismo político»; no obstante, mientras que la vanguardia histórica se inclina mayormente por los artistas socialistas, Wieder es un vanguardista ligado a las dictaduras. Para retratar todo esto, Gamboa dice que la misma novela utiliza mecanismos de ficción posmoderna, en particular de la «metaficción historiográfica» de Linda Hutcheon, así como dos géneros discursivos: la borgiana pesquisa literaria y la ficción criminal como novela negra o novela de detectives, la que predomina desde la aparición del personaje de Abel Romero. No obstante lo anterior, Gamboa no cataloga la novela como posmoderna del todo, pues existe en su narración una nostalgia que no calza con la parodia posmoderna. De hecho, hacia el final de la novela, precisa, el físico de Wieder no se corresponde con las descripciones anteriores; es sólo un «hombre del pasado» y por lo tanto el posmodernismo desaparece, no pudiendo distinguirse en las últimas páginas de la obra ningún género en específico.[20]​ En este aspecto, Martín-Estudillo y Bagué Quílez son categóricos, y rechazan que la obra criminal de Wieder pueda calificarse moralmente como de vanguardia.[21]​

La escritura en el cielo de Wieder, recién comenzada la dictadura militar, puede ser un guiño al poeta chileno Raúl Zurita, cuya poesía escrita en los cielos de Nueva York fue documentada en su libro Anteparaíso.[24]​[11]​[8]​ La obra de Zurita fue celebrada en su momento por el crítico literario y sacerdote Opus Dei Ignacio Valente, quien escribía para el diario conservador El Mercurio. En Estrella distante, es el crítico y sacerdote Nicasio Ibacache quien describe a Wieder como «el gran poeta de los nuevos tiempos». Ibacache, por lo demás, quien reaparece más tarde como protagonista en la novela Nocturno de Chile (2000), suele ser asociado como trasunto de Ignacio Valente.[8]​[25]​[26]​ Sin embargo, mientras que el vanguardista Zurita buscaba unir literatura y vida con su humo blanco, sin buscar generar contenido violento o inquietante,[11]​ el humo negro de Wieder busca unir literatura y muerte. Para Fischer, en este sentido Estrella distante genera una:[8]​

«resignificación de la escritura celeste de Zurita, trasladándola hacia el espacio del Chile bajo dictadura, expandiéndola y deformándola como ocurre con las historias y la historia en Estrella distante, y cargándola del imperativo de responder y acaso purgar la escritura y la experiencia límite del horror que se relata en la novela.» María Luisa Fischer

Para Gamboa, lo anterior permite una lectura posible de la novela como proyección o establecimiento de un doble ficticio de la verdadera generación de la postvanguardia chilena opuesta a la dictadura, liderada por Zurita.[20]​ La investigadora Ina Jennerjahn, por su parte, asocia también esta escritura en el cielo con la aeropittura futurista,[24]​ hipótesis que también apoya Gamboa.[20]​ Lo efímero de esta escritura, en todo caso, contrasta con la permanencia irreparable de sus crímenes. Fischer destaca la narración implícita del asesinato de las hermanas Garmendia, cuya «carga emocional se concentra en el ritmo» más que en la descripción misma de los hechos. Con respecto a su última exposición, donde exhibe fotografías de sus asesinatos a un grupo de personas, en su mayoría militares, la académica comenta lo siguiente:[8]​

«El efecto, que corresponde al pathos de una época que la novela como totalidad intenta comunicar y hacer inteligible, es el de un quiebre o ruptura colectiva de la identidad.» María Luisa Fischer

La novela contiene varias alusiones a la Segunda Guerra Mundial: la continuación del último relato de La literatura nazi en América; el Messerschmitt 109 de la Luftwaffe que pilotea el protagonista; los parientes soviéticos y judíos de Stein; las elucubraciones etimológicas de Bibiano O'Ryan sobre el apellido alemán «Wieder», los jóvenes neonazis que acuchillan a Soto; la frialdad de Wieder, que evoca a la de Adolf Eichmann;[8]​ o la obra completa del escritor y artista polaco de origen judío Bruno Schulz —asesinado en 1942, y autor de una novela aparentemente destruida por la KGB— que se exhibe sobre la mesa de un bar solitario.[11]​ Wolfenzon, por su parte, sostiene que la empleada doméstica de las Garmendia, Amelia Maluenda, de origen mapuche, conecta la reincidencia del mal en la novela con el todavía presente conflicto mapuche.[9]​

En una de las últimas escenas se narra el sueño de un naufragio, donde Belano observa que estaba viajando con Wieder en el mismo barco, y que no hizo nada por evitar salvarlo. Para Fischer, esta escena representa una deuda pendiente que tenía el autor con respecto a su rechazo de la dictadura; deuda que es saldada con la escritura del libro.[8]​ Para Gamboa, dicho sueño puede simbolizar la pertenencia de ambos a la misma generación de los años 1970 en Chile.[20]​


This content is from Wikipedia. GradeSaver is providing this content as a courtesy until we can offer a professionally written study guide by one of our staff editors. We do not consider this content professional or citable. Please use your discretion when relying on it.