La muerte de Hotspur
Al principio de la obra, Morton le informa a Northumberland que su hijo Hotspur ha muerto en la Batalla de Shrewsbury a través de las siguientes imágenes visuales:
Lamento verme obligado a forzar vuestra fe en lo que, Dios lo sabe, habría querido no haber visto. Pero estos mis ojos le vieron ensangrentado, contestando ya sin fuerzas, extenuado, sin aliento, los golpes de Harry Monmouth, cuyo ímpetu furioso derribó a tierra al nunca vencido Percy, quien ya no se levantó con vida (p. 131).
La muerte de Hotspur es el incidente que desencadena el conflicto de la obra.
La vejez de Falstaff
Durante toda la obra hay alusiones a la vejez de Falstaff. Muchas veces se alude a ella en tono de broma, aunque en otros casos aparece un cierto tono dramático y existencial en dichas alusiones.
En el primer acto, Lord Justicia se indigna porque Falstaff se considera joven y describe, a través de las siguientes imágenes visuales, su vejez:
¿Cómo? ¿Inscribir vuestro nombre en la lista de la juventud, vos, que todos los caracteres de la edad designan como un viejo? ¿No tenéis acaso los ojos llorosos? ¿La mano seca? ¿La mejilla amarillenta? ¿El vientre que aumenta? ¿No tenéis la voz rota, el aliento corto, la papada endeble, el espíritu simple, todas vuestras facultades, en fin, arruinadas por la edad? ¿Y todavía os llamáis joven? (p. 138).
El tirador Verruga
Los hombres que el Juez Trivial recluta para el ejército de Falstaff se caracterizan por ser inútiles como soldados. Son débiles y no tienen ningún tipo de entrenamiento. Dos de ellos sobornan a Falstaff para que este los deje volver a sus casas. Lógicamente, Falstaff acepta dicho soborno. Luego debe explicar por qué dejó ir a algunos y a otros (igual de incapacitados) los retuvo. Uno de los hombres que Falstaff mantiene es Verruga. Para justificar dicha decisión, inventa que Verruga será un gran tirador. Describe cómo se imagina a Verruga en el campo de batalla ejerciendo de tirador a través de las siguientes imágenes visuales: "Aquí tenéis a Verruga: veis qué mezquina apariencia tiene; pues os cargará y descargará su arma tan pronto como el martillo de un estañador; le veréis ir y venir con la misma rapidez que el mozo que llena los jarros cerveza" (p. 176). Como se ve a lo largo de toda la obra, Falstaff no carece de creatividad retórica a la hora de mentir.
El Juez Trivial
Falstaff y el Juez Trivial compartieron momentos en su juventud. El Juez Trivial admira a Falstaff, pero este lo desprecia. A través de las siguientes imágenes visuales, Falstaff describe despectivamente cómo era el cuerpo de Trivial cuando veraneaban juntos en el pasado: "Cuando estaba desnudo, era, para todo el mundo, como un rábano torcido, terminado por una cabeza fantásticamente tallada con el cuchillo; era tan enjuto, que sus dimensiones habrían sido invisibles para una vista medio confusa" (p. 177).