Enrique IV, parte 1

Enrique IV, parte 1 Resumen y Análisis Acto IV

Resumen

Escena I

La primera escena transcurre en el campamento de los rebeldes en Shrewsbury. Un mensajero le trae a Hotspur la noticia de que su padre está enfermo. Esta noticia abate a los rebeldes, ya que necesitan la presencia de Enrique Percy padre. Este es un líder, y muchos hombres no dudarían en ir a la batalla si él estuviera allí.

Entra en escena Vernon, primo de Hotspur. Informa que el rey y el príncipe están reuniendo un cuantioso ejército para ir a batallar contra ellos. Hotspur se muestra ansioso por entrar en combate. Afirma que cuando se encuentre con el príncipe solo uno de los dos sobrevivirá. Vernon, sin embargo, le advierte que van a tener que esperar, ya que Glendower aún no ha podido reunir su ejército.

Escena II

Esta segunda escena transcurre en un campo real, cerca de Coventry. Allí, Falstaff ha reunido a sus tropas. Con el fin de ganar dinero, Falstaff reclutó jóvenes enamorados y hombres poseedores de cierta riqueza, a los que les cobró un importe por anotarlos como si estuvieran en sus filas, aunque realmente los liberó del servicio. El resto de su pobre tropa está conformado por ex prisioneros y vagabundos harapientos y mal alimentados.

Llega Hal. Le ordena a Falstaff que reúna su ejército y marche junto a él hacia Shrewsbury.

Escena III

Esta escena está situada en el campamento de los rebeldes. Hotspur y Douglas discuten con Vernon y Worcester. Los primeros pretenden ir a batallar esa misma noche, mientras que los otros afirman que es más prudente esperar hasta la mañana siguiente, para que lleguen los refuerzos.

Llega Sir Walter Blunt, amigo personal y mensajero del rey. Les ruega a los rebeldes que le digan cuáles son los agravios que los impelen a entrar en guerra. Afirma que, si estos son válidos, el rey se encargará personalmente de reparar sus ofensas. Hotspur, entonces, le dice a Blunt que Enrique Bolingbroke no debería haber depuesto a Ricardo II, y, por supuesto, tampoco debería haberlo asesinado. Además, se queja de los altos impuestos que impuso Enrique IV. Finalmente, insiste en que el reinado de Enrique IV es ilegítimo, y en que la corona, en realidad, le corresponde a Mortimer, su cuñado.

Escena IV

Esta escena transcurre en York, en un cuarto del Palacio del Arzobispo. Este habla con un caballero. Le comparte su temor de que Hotspur sea derrotado por el rey en la batalla, y que este último lo persiga por haber apoyado a los rebeldes. Según la información que recibió, el rey cuenta con más hombres que Hotspur, ya que Glendower no logró aún juntar su ejército.

Para protegerse, el Arzobispo envía cartas para diferentes nobles y amigos cercanos pidiéndoles apoyo militar.

Análisis

Este acto funciona como una antesala de la batalla que dará fin al conflicto y la obra: la Batalla de Shrewsbury. Aquí, nuevamente, Shakespeare pone en escena el carácter de los personajes principales y sus motivaciones.

El príncipe ya ha cambiado totalmente. Ha dejado de ser un joven errático y se ha convertido en un líder militar temible. Así se lo describe Vernon a su primo, Hotspur: “He visto al joven Harry, calada la visera, armado de todas armas, alzarse del suelo como un Mercurio alado y saltar a caballo con tal soltura, que parecía un ángel bajado de las nubes” (p. 97).

Hotspur, por su parte, está cada vez más cegado por la ira y las ansias de combatir. A esas palabras de su primo, responde: “Peor que el sol de marzo, ese elogio enciende la fiebre. ¡Dejadles venir! Llegarán ataviados como víctimas que ofreceremos sangrientas y calientes, a la ardorosa virgen de la guerra humeante” (p. 97). En la tercera escena de este cuarto acto, la falta de cautela de Hotspur llega a su punto máximo cuando este desoye las advertencias de su primo y Worcester y, junto a Douglas (otro guerrero iracundo), decide que no esperarán los refuerzos para salir a combatir.

La truhanería de Falstaff también llega aquí a su punto máximo. El príncipe le ha dado la tarea de liderar un ejército de infantería y Falstaff ha aprovechado la ocasión para sacar beneficios económicos. Él mismo dice: “Si no estoy avergonzado de mis soldados, soy un arenque en escabeche. He hecho un uso abominable de la leva del rey” (p. 99).

En relación con Falstaff, hay un dato histórico que amerita ser destacado. En la primera representación de Enrique IV, su personaje no se llamaba Falstaff, sino Sir John Oldcastle. John Oldcastle fue un líder protestante que, así como Falstaff en la ficción, tenía una estrecha amistad con el príncipe Hal. Este, tal como ocurre en Enrique IV: segunda parte, decide cortar sus lazos de amistad con Oldcastle y condenarlo por herejía cuando se convierte en el Rey Enrique V. Oldcastle es puesto en prisión, pero logra escapar y lidera una rebelión contra Enrique V. Dicha rebelión falla, y Oldcastle es condenado a morir en la hoguera (Ver imagen).

Los descendientes de John Oldcastle, que en la época en que se estrenó la obra aún detentaban su título nobiliario, se ofendieron y exigieron al autor que modificara el nombre del personaje. Entonces, Shakespeare decidió que Oldcastle pasara a llamarse Falstaff. Este nuevo nombre está basado en Sir John Fastolphe, un caballero que en 1428 participó heroicamente de la Batalla de los Arenques contra los franceses, pero que luego fue degradado por haber huido cobardemente en el combate de Patay.

Por otro lado, en este cuarto acto aparece un personaje que hasta entonces había sido mencionado varias veces, pero aún no había estado en escena: el Arzobispo de York. A diferencia de los otros rebeldes, este no es un guerrero, sino un hombre perteneciente a la Iglesia católica. Esta institución tenía un enorme poder político en la época en que está situada la obra. Y precisamente como un político se maneja el Arzobispo de York, quien, al prever que los rebeldes perderán la batalla, comienza a enviar cartas para conseguir aliados en los que resguardarse. La cobardía es, sin dudas, la característica más sobresaliente de este personaje. La decisión de Shakespeare de ponerlo en escena por primera y única vez en este cuarto acto responde probablemente a su intención de dar una imagen completa del cuadro histórico en el que se llevó a cabo la Batalla de Shrewsbury.

Precisamente, en relación con el marco histórico, hay diferentes alusiones sobre las que vale la pena detenerse. Comencemos entonces con el Arzobispo de York. Su nombre era Richard Scrope, y su mandato como Arzobispo se caracterizó por sus constantes intromisiones en cuestiones políticas. Scrope tenía fuertes lazos con la familia Percy: su hermano mayor se había casado con una hija política de Thomas Percy (tío de Hotspur), y su hermana estaba casada con un arrendatario de dicha familia. Estos fuertes lazos lo llevaron a apoyar a los rebeldes. Tras la derrota de los rebeldes en la Batalla de Shrewsbury, Scrope logró mantenerse en su posición de arzobispo gracias a su astucia política, hábilmente retratada por Shakespeare. Sin embargo, en 1405, dos años después de la batalla, Scrope apoyó a Lord Bardolf (quien en esta obra es llamado Bardolfo y aún está del lado del rey) en otro complot fallido contra el rey. Esta vez, fue condenado a muerte por el monarca. Scrope fue decapitado el 8 de junio de 1405 ante una gran multitud.

Otro dato histórico al que se alude en este acto es el de la gran cantidad de soldados que conformaban el ejército del rey. Es Vernon quien, asustado, advierte a Hotspur sobre esta cuestión, y le sugiere una y otra vez que esperen a que llegue el ejército de Glendower para salir a combatir con igualdad de fuerzas. Según ciertas crónicas históricas de la época, el ejército del rey contaba con 60 mil hombres, contra los 14 mil hombres del ejército rebelde. Hoy, la cifra de 60 mil se considera exagerada, y se postula que lo más probable es que el ejército del rey contara con 26 mil hombres. Esta cifra, de todos modos, duplica a la cantidad de soldados con los que contaba el ejército rebelde.

En relación con la ausencia del ejército de Glendower no hay datos históricos precisos, aunque se cree que esta se debió a un error de coordinación. Glendower había llegado antes que Hotspur a Shrewsbury, y acampó fuera de la ciudad. Ambos ejércitos se desencontraron. Estas fallas estratégicas están prefiguradas en el tercer acto, cuando Shakespeare pone en escena a los rebeldes discutiendo entre sí por nimiedades en lugar de coordinar con inteligencia los movimientos de sus ejércitos.

Por último, otro dato que aparece en este cuarto acto y que es fiel a los sucesos históricos, es la ausencia de Enrique Percy padre en la batalla. Esta ausencia salvó al padre de Hotspur de ser condenado por traición tras la derrota de los rebeldes, aunque le quitaron sus títulos nobiliarios. En 1405, sin embargo, Enrique Percy se unió a la rebelión orquestada por Lord Bardolf y Scrope contra el rey. Tras esta nueva derrota, huyó a Escocia y sus bienes fueron confiscados.