Enrique IV, parte 1

Enrique IV, parte 1 Resumen y Análisis Acto I

Resumen

Escena I

La primera escena ocurre en Londres, en una sala del Palacio Real. Allí, el Rey Enrique IV conversa con su amigo, el conde de Westmoreland. El rey habla acerca de su deseo de partir hacia las Cruzadas. Este deseo se encuentra refrenado a causa de los diferentes conflictos de intereses que azotan su reino. El rey promete poner fin a dichos conflictos. Westmoreland, por su parte, trae una mala y una buena noticia para el rey. La mala es que el noble Mortimer, conde de March, ha perdido una batalla contra el galés Glendower y ha sido hecho prisionero. La buena es que Enrique Percy, hijo del conde de Northumberland, también llamado Hotspur, ha vencido en combate al conde de Douglas y lo ha hecho prisionero.

El Rey Enrique, aunque está feliz por esta última noticia, se lamenta de que su hijo no sea como Enrique Percy. Hal, como es apodado cariñosamente el Príncipe Enrique (quien lleva también el título de Príncipe de Gales), es un haragán que pasa su tiempo en las tabernas junto a delincuentes.

Escena II

La segunda escena ocurre en otra sala del Palacio Real. El Príncipe Enrique está bebiendo allí junto a Falstaff, su amigo. En primer lugar, tienen un diálogo lleno de insinuaciones sexuales acerca de una tabernera. Luego, hablan acerca de los ladrones. Falstaff le sugiere al príncipe que, cuando este sea rey, no debe mandar a ningún ladrón a la horca.

Entra en escena, precisamente, un ladrón llamado Poins, amigo de ambos. Junto a Falstaff persuaden al príncipe para que participe de un robo junto a ellos esa misma noche. El príncipe acepta. Cuando Falstaff sale de escena, Poins y el príncipe urden una broma que consistirá en dejar que Falstaff robe el botín para luego caer sobre él, disfrazados, y robárselo.

Sobre el final de la escena, Hal afirma que continuará viviendo como un malhechor hasta que se convierta en rey. Entonces, su rectitud deslumbrará a todos.

Escena III

Esta escena se lleva a cabo en otra sala del Palacio Real. El Rey Enrique se reúne con Enrique Percy, conde de Northumberland, y Enrique Percy hijo (Hotspur). El rey está furioso porque Hotspur se ha negado a entregarle a su prisionero, el conde de Douglas. Hotspur se defiende argumentando que los prisioneros le fueron exigidos de mala manera durante el combate.

A continuación, Hotspur le pide al rey que lo ayude a rescatar a Mortimer, su cuñado, de la mano de los galeses. Si lo ayuda, le entregará a Douglas. El rey se niega. Considera que Mortimer es un traidor que se dejó capturar por el galés Glendower.

Tras esta discusión, sale de escena el rey junto a su comitiva. Hotspur está indignado. Afirma que Mortimer no solo es su cuñado, y no solo es un prisionero de guerra leal, sino que, en realidad, él es quien debería ocupar el trono del rey, ya que Enrique IV usurpó la corona que Ricardo II le destinó. Al hablar del rey, Hotspur lo llama por su apellido, Bolingbroke, dando a entender que no lo reconoce como su soberano.

Luego, Hotspur junto a su padre y su tío, Tomás Percy, conde de Worcester, urden un plan en contra del rey. Dicho plan consiste en liberar al conde de Douglas para que reclute tropas en Escocia. Mientras, el conde de Northerland se aproximará al Arzobispo de York, cuyo primo lejano, Lord Scroop, fue asesinado por orden del rey. Además, pondrán de su lado a Glendower. De este modo, unirán las fuerzas de Escocia con las de York y las de Gales en contra del Rey Enrique IV.

Análisis

Para poder analizar la obra en detalle es fundamental enmarcar la acción dentro de su contexto histórico. El reinado de Enrique IV de Inglaterra comienza en 1399, año en el que Enrique Bolingbroke, con la colaboración de otras facciones de la nobleza, apresa y depone al Rey Ricardo II, convirtiéndose en nuevo monarca. Desde que se sienta en el trono, Enrique IV debe lidiar con diversos frentes de batalla internos. Por entonces, Gran Bretaña estaba dividido en diferentes reinos que vivían en constante pugna por el poder. Inglaterra se erigía como el reino más poderoso de la zona, mientras que Gales, Escocia e Irlanda eran reinos periféricos que estaban sometidos a sus decisiones económicas y comerciales.

La obra se sitúa en 1403, cuatro años después de la coronación de Enrique IV. Para entonces, varios de los aliados que habían apoyado al rey para deponer a Ricardo II se encuentran disgustados con él. Entre estos se destaca la familia Percy. Esta familia dominaba el territorio de Northumberland, ubicado en la región nordeste del reino, limitando con Escocia. Así como dicho país y Gales, Northumberland era considerado un territorio salvaje, anárquico. Los Percy, históricamente, se caracterizaron por tener una gran fuerza autónoma y rebelarse contra diferentes mandatarios. De hecho, en 1569, apenas treinta años antes del estreno de esta obra, la familia Percy, en alianza con Escocia, intentó derrocar a la Reina Isabel.

Ahora sí, teniendo en cuenta este contexto histórico, veamos cómo, en el primer acto, Shakespeare pone en escena las piezas fundamentales de la obra.

En primer lugar, la conversación del rey con Westmoreland construye el clima de hostilidad que se vive en Gran Bretaña. Las guerras civiles se presentan como una constante que, entre otras cosas, imposibilitan que el rey cumpla su deseo de participar en las cruzadas. Enrique IV no puede ir a combatir allí con un ejército diezmado, dividido en diversos frentes. Las Cruzadas fueron campañas bélicas impulsadas por la Iglesia Católica para evangelizar los territorios en los que la religión dominante no era el catolicismo. Los reyes de los reinos occidentales tenían la obligación moral y religiosa de ir a combatir con sus ejércitos. Enrique IV, antes de convertirse en rey, había participado en la Cruzada del norte combatiendo a los paganos de Lituania.

Tras construir esta atmósfera bélica, la obra cambia su tono radicalmente en la segunda escena, con la aparición de Hal y Falstaff. El lenguaje elevado y los temas solemnes tratados por el rey y Westmoreland dejan paso al lenguaje vulgar y la conversación mundana de los jóvenes. Esta mezcla entre el lenguaje solemne, característico de la tragedia, con el lenguaje vulgar, característico de la comedia, es una innovación teatral que Shakespeare lleva a cabo en esta obra. El crítico más importante de la época, sir Philip Sydney, rechaza de cuajo esta mezcla. Considera que es una violación a los códigos teatrales. Sin embargo, esta innovación shakesperiana será fundamental para que la obra tenga un fuerte alcance en el público, que asiste a un drama histórico que a la vez lo entretiene.

Hal es, sin dudas, el personaje más complejo de la obra. En esta segunda escena se advierten su vivacidad, su astucia, su manejo tanto del lenguaje llano como del lenguaje cortesano, y sus dotes actorales. Sobre el final de la escena, Hal afirma: “Os conozco bien a todos y quiero, por un tiempo aún, prestarme a vuestro humor desenfrenado. Quiero imitar al sol, que permite a las nubes ínfimas e impuras que oculten al mundo su belleza, hasta que le plazca volver a su brillo soberano” (p. 44). El espectador, entonces, advierte que Hal no es solamente un haragán descarriado, sino que este tiene plena conciencia de que en el futuro será rey, y simplemente se está entregando a ese estilo de vida para luego sorprender al pueblo al convertirse en un rey prudente y hábil. Es importante destacar que el espectador, además de oír este soliloquio que advierte sobre las intenciones del personaje, sabe por razones históricas que Hal se convertirá en el Rey Enrique V, quien se caracterizó por ser un gran estadista. Shakespeare le dedicará a Enrique V la última obra de esta tetralogía histórica, titulada, precisamente, Enrique V.

En la segunda escena aparece otro personaje clave: Falstaff, el amigo del príncipe. Falstaff es el personaje más cómico de la obra, el que hace las veces de bufón. La mayor parte de las bromas las hace él o son sobre él. Falstaff es un hombre que vive solamente para satisfacer sus placeres. Es un holgazán, un borracho mujeriego y un codicioso ladrón. Pero, además, Falstaff posee una sofisticada retórica que, en general, utiliza para las bromas, pero que le permite de vez en cuando expresar reflexiones sorprendentes, que van en contra de la corriente. Por ejemplo, es el único personaje de la obra que considera que la guerra es algo meramente destructivo, y que morir por honor no tiene sentido alguno.

Este personaje aparece en tres obras de Shakespeare: Enrique IV: parte I, Enrique IV: parte II, y Las alegres comadres de Windsor. Esta última es una comedia, y él es el protagonista. Con el paso de los siglos, Falstaff se ha convertido en un personaje icónico del arte. Se le han dedicado óperas, entre las que se destacan las de Verdi y Salieri, llamadas, precisamente, Falstaff; obras pictóricas (ver en la imagen adjunta la pintura de Eduard Von Grützner), y diferentes películas, entre las que se destaca Campanadas a medianoche, de Orson Welles.

En la tercera y última escena de este primer acto aparece el conflicto central de la obra. El clima bélico interno se pone en escena. Los Percy arman un complot en contra del rey. Las causas de este complot no están del todo explicadas en la obra, sino que, como hemos dicho previamente, se desprenden del contexto histórico. La pelea surgida en relación con la entrega del prisionero Douglas y el rescate de Mortimer son solo la gota que colma el vaso. Los Percy han colaborado con Enrique IV en la captura y deposición de Ricardo II, y sienten que este no retribuyó su apoyo tras coronarse. Más adelante, en el cuarto acto, Hotspur mencionará con mayor detalle cuáles son las acciones del rey que han conducido a los Percy a revelarse. Lo que queda claro es que Enrique IV es un rey con muy poca legitimidad: tiene una gran dificultad para controlar territorios que no heredó, sino que tomó por la fuerza. El complot urdido por los Percy en su contra es, en definitiva, un modo de castigar al rey con su propia medicina. Es por esto que, posteriormente, cuando el rey intenta persuadir a los rebeldes argumentando que deben ser fieles al trono, sus palabras carecen de validez.

El otro personaje central de la obra, que ya se destaca en este primer acto, es Enrique Percy hijo, también llamado Hotspur. Hotspur es un guerrero admirado en todo el reino. De hecho, el rey Enrique se lamenta de que su hijo Enrique (el príncipe) no sea como él. Sin embargo, en este primer acto vemos que la valentía de Hotspur viene acompañada de otra cualidad diferencial: la ira. Hotspur, tras discutir con el rey, pierde los estribos a tal punto que ni su padre ni su tío no pueden calmarlo. Enrique Percy padre dice sobre él: “La idea de una gran hazaña le arroja fuera de los límites de la paciencia” (p. 50). Como veremos más adelante, Hotspur pagará un precio muy caro por ser temerario.

El personaje de Hotspur se opone radicalmente al del príncipe. Hotspur es un guerrero medieval, que pretende resolver todo a través de las armas, que pone el honor por sobre todas las cosas. Su lenguaje es llano. Es un hombre de acción. Por su parte, el príncipe Enrique es considerado por los historiadores como el primer monarca renacentista.

El Renacentismo es un movimiento filosófico y cultural que se produjo durante los siglos XV y XVI. Una de sus características fundamentales es la importancia del pensamiento racional por sobre las pasiones. El príncipe no es un gran guerrero medieval; es un hombre inteligente, que utiliza el pensamiento racional como su arma fundamental. Y, como veremos más adelante, en Enrique IV: primera parte, el pensamiento y la inteligencia terminarán derrotando a la fuerza y el coraje temerario.