El retrato de Dorian Gray

El retrato de Dorian Gray Resumen y Análisis Capítulos I y II

Resumen

El Capítulo I comienza con una descripción de Basil Hallward, un muy respetado pero solitario pintor que está entreteniendo a su amigo, Lord Henry Wotton. Es un hermoso día de primavera. Lord Henry admira la obra en proceso de Basil, un retrato de cuerpo entero de un joven hermoso, y lo insta a exhibirlo en una galería. Basil le dice que no lo hará: "He puesto demasiado de mí mismo en él" (18), afirma. Lord Henry se burla de él, malinterpretando sus palabras, y le responde que no se parece en nada al muchacho del retrato. En la siguiente discusión, queda claro que Lord Henry habla a menudo con aforismos elaborados, cínicos e incluso paradójicos, mientras que Basil es un hombre más sencillo, con valores más puramente románticos. Basil aclara su afirmación anterior al decirle que "cada retrato que se pinta con sentimiento es un retrato del artista, no del que posa" (20).

La discusión gira hacia el modelo, a quien Basil describe como un joven deliciosamente puro e ingenuo llamado Dorian Gray. Lord Henry insiste en conocerlo, pero Basil se niega a presentárselo. Quiere proteger la inocente pureza del joven de la cínica y sensualista influencia de Lord Henry. Queda claro que Basil tiene sentimientos muy fuertes hacia Dorian, bordeando la adulación. Para disgusto de Basil, el mayordomo anuncia la inesperada llegada de Dorian, y entonces el artista le implora a Lord Henry: "Él tiene un carácter sencillo y hermoso (...). No lo estropees (...). No alejes de mí a la única persona que da a mi arte todo el encanto que posee" (27).

El Capítulo II comienza cuando Lord Henry y Dorian son presentados, y comienzan a hablar mientras Basil prepara sus pinturas y pinceles. Henry queda cautivado de inmediato por el encanto y la buena apariencia del muchacho, y Dorian queda igualmente impresionado con la perspicacia conversacional de Henry, y por sus puntos de vista, definitivamente poco ortodoxos, sobre la moral. Controlando sus celos, Basil le pide a Henry que se vaya para que Dorian pueda posar en paz para el retrato. Pero Dorian insiste en que Henry se quede y Basil cede. Henry continúa deslumbrando al modelo con una improvisada conferencia sobre cómo las personas deberían ser menos reservadas para que uno "pueda darse cuenta perfectamente de la propia naturaleza" (31). Mientras pinta, Basil señala que "una mirada había venido a la cara del muchacho que no había visto nunca antes" (31). Es esta mirada de revelación que el artista captura en su pintura. El discurso de Lord Henry hace que Dorian sienta que "una influencia totalmente nueva estaba operando dentro de él" (32), y se maravilla de que "palabras habladas por casualidad" (32) pudieran tener este efecto. Lord Henry ve claramente el efecto que tiene en Dorian, y se siente orgulloso. Dorian y su nuevo amigo se van al jardín mientras Basil le da los últimos toques a su obra. En el jardín, Henry le dice al joven que "Nada puede curar el alma sino los sentidos, así como nada puede curar a los sentidos excepto el alma" (33), y que él es "la juventud más maravillosa y la juventud es lo único que tiene valor" (34). La conversación se vuelve hacia la belleza, y Henry afirma que esta tiene "su derecho divino de soberanía" (34), que da poder a quienes la tienen y que nada en el mundo es más importante. Advierte a Dorian que su belleza algún día se desvanecerá, una idea que horroriza al influenciable joven.

Basil luego les informa a sus amigos que la pintura está terminada. Al verla, Dorian se siente abrumado de alegría y asombro por su belleza. Es su primera inmersión descarada en la vanidad. Sin embargo, en cuanto piensa en lo preciosa que es su belleza, recuerda la declaración de Lord Henry sobre la fugacidad de la juventud y tiene un ataque, enfureciéndose con el retrato porque siempre conservará su belleza, mientras él está destinado a envejecer. Acalorado, piensa: "¡Oh, si fuera justo al revés! ¡Si el cuadro pudiera cambiar y yo pudiera ser siempre lo que soy ahora!" (38). Al ver la angustia de Dorian, Basil toma un cuchillo y se acerca a la pintura para destruirla. Pero Dorian lo detiene, alegando que sería un asesinato, y que está enamorado de la obra. Basil promete darle el retrato a Dorian como regalo, y le dice que se lo entregará apenas pueda barnizarlo y enmarcarlo.

Lord Henry queda fascinado por el comportamiento de Dorian, y los dos hacen planes para ir juntos al teatro esa misma noche. Basil se opone y le pide a Dorian que cene con él, pero Dorian se niega y se va con Lord Henry, prometiéndole a Basil llamarlo al día siguiente.

Análisis

Los capítulos iniciales nos presentan a los principales actores de la novela. Aprendemos mucho sobre Lord Henry, Basil y Dorian, y recibimos información que determinará el desarrollo de la historia. Las formas en las que Wilde retrata la personalidad de cada personaje son particularmente notables. Por ejemplo, el lector se encuentra con el retrato incompleto de Dorian antes de que el mismo Dorian haga su primera aparición. Dorian existe como una imagen hermosa pero esencialmente superficial antes que nada, incluso antes de incorporarse a la obra como ser humano. Después de todo, el título del libro es El retrato de Dorian Gray, lo que sugiere que la novela trata sobre la imagen del hombre, más que sobre el hombre mismo. De esta manera, Wilde comienza a desdibujar la distinción entre el joven y su retrato (una práctica que comienza en serio cuando la imagen de la pintura refleja la verdadera naturaleza del alma de Dorian), cuestionando dónde está la identidad y destacando el valor de superficialidad. Lord Henry comenta que "solo la gente superficial no juzga por las apariencias" (34), y Wilde no le ofrece al lector otra opción más que hacerlo así en esta instancia. Al igual que Basil, que parece estar más enamorado de Dorian como modelo que como persona; al igual que Lord Henry, que afirma valorar la belleza por encima de todo lo demás, y al igual que la sociedad victoriana en general, el libro en sí parece más interesado en la imagen del protagonista que en el protagonista mismo.

A veces, Basil y Lord Henry adscriben a ideales congruentes con los del autor. Basil afirma que "no hay nada que el arte no pueda expresar" (24), lo que constituye esencialmente una reformulación de una frase del prefacio incluido en la versión original en inglés: ""the artist can express everything" ["el artista puede expresarlo todo"]". El hábito de Lord Henry de lanzar constantemente aforismos "profundos", y su lánguida y sensual personalidad recuerdan la propia personalidad de Wilde en sociedad. Sin embargo, asumir que cualquiera de los personajes está destinado a ser leído como una representación del propio Wilde es un error. Ambos personajes también expresan opiniones que contradicen directamente algunas de las creencias expresadas en el señalado prefacio. Esta distinción se volverá cada vez más evidente a medida que avanza la novela.

El carácter solitario de Basil es mencionado al principio casi como al pasar, pero jugará un papel importante más adelante en la novela. Como suele aislarse de forma regular, su ausencia no será notable cuando finalmente desaparezca de forma definitiva. Otro aspecto notable del personaje de Basil es su devoción personal a Dorian. Hay varios indicios de que el pintor está enamorado de él en un nivel que excede lo profesional. Estos sentimientos, basados ​​en la belleza y la pureza de Dorian, conducen eventualmente al rechazo del joven y, en última instancia, a la aparente incapacidad de Basil de seguir haciendo arte.

El segundo capítulo, en el que el propio Dorian hace su primera aparición, describe el comienzo de la corrupción de Dorian a manos de Lord Henry. También presenta el pacto inadvertidamente faustiano de Dorian, cuando el joven aboga por que el retrato envejezca en lugar de él. Vale la pena señalar el hecho de que Lord Henry invita a Dorian al jardín de Basil mientras le da sus lecciones sobre la juventud, la belleza y el valor de la inmoralidad. Este escenario, que remite al Edén, sugiere que la respuesta de Dorian a las palabras de Henry representa su caída en desgracia: es su pecado original.

La reacción inicial de Dorian al retrato recuerda una declaración de Wilde en el mencionado prefacio a la versión original: ""Those who find ugly meanings in beautiful things are corrupt without being charming" ["Aquellos que encuentran significados negativos en las cosas bellas están corrompidos sin ser encantadores"]. La pintura es una obra maestra, ciertamente una "cosa hermosa", pero la imagen despierta celos y odio en Dorian porque le recuerda la naturaleza fugaz de su propia juventud. Él ya está "corrompido sin ser encantador", pero este hecho solo marca el punto de partida de su inminente caída en desgracia. El intento de Basil de destruir la pintura con un cuchillo, y la exclamación de Dorian de que "sería un crimen" (39) presagia los eventos que tendrán lugar más adelante.