Atwood emplea la técnica de los recuerdos para hacer un juego con dos historias distintas aunque con un mismo personaje, Defred (Offred en inglés). La obra juega desde el principio con el pasado y el presente de la protagonista, aunque el pasado del personaje se da a conocer a través de las reflexiones que puede realizar Defred.
La obra, se puede clasificar como una distopía, aunque también como una manera de mostrar el papel de hecho en muchas sociedades pasadas y actuales. Hace énfasis en la teología y el Antiguo Testamento, desenvolviéndose en las formas de gobierno y las consecuencias de implementar estos mecanismos rigurosos en la sociedad actual. Refleja la situación de las mujeres, las cuales juegan un papel fundamental en la novela. En palabras de su autora, se trata de «un relato imaginario de lo que sucede cuando ciertos no infrecuentes pronunciamientos sobre las mujeres se llevan a sus conclusiones lógicas».[1]