Cuento de Navidad

Cuento de Navidad Resumen y Análisis Tercera Estrofa: El segundo de los tres espíritus

Resumen

Scrooge se despierta cuando las campanadas anuncian la una de la madrugada y se siente listo para recibir la visita del segundo espectro. Después de cierto tiempo, percibe una luz que llega desde otra habitación cercana. Una voz extraña le dice que entre. Cuando lo hace, ve que el espacio está repleto de decoraciones navideñas y hay un banquete preparado. Allí encuentra a un gigante sentado en el sofá; este se presenta como el Fantasma de la Navidad del Presente.

Conversan brevemente hasta que Scrooge le pide que lo lleve a donde el espectro quiera, y admite que ha aprendido mucho con el Fantasma de la Navidad del Pasado. Entonces, este segundo fantasma le dice que toque su manto. Al hacerlo, inmediatamente se transportan a las calles londinenses. Es la mañana de Navidad. A pesar de que el tiempo está frío y gris, las personas van de un lado al otro llenas de alegría, cargando comidas ricas para la cena. En un momento, dos personas se chocan y discuten, pero el fantasma rocía sobre ellas unas gotas de un agua especial que lleva en su antorcha y enseguida la discusión se disipa.

Luego, se transportan a la casa de Bob Cratchit. Es un espacio pequeño y modesto; la familia Cratchit es muy pobre. La esposa y los hijos de Bob visten sus mejores ropas, que no son nuevas ni elegantes, para celebrar la Navidad. Esperan que Bob vuelva de la iglesia para cenar todos juntos. Luego de unos minutos, el hombre aparece junto a su hijo menor, el Pequeño Tim, que tiene una discapacidad motora y le cuesta moverse. La familia se alegra de estar reunida y los padres comentar que Tim tiene un gran corazón y mucha fuerza de voluntad. El padre, incluso, dice que en la iglesia se ha comportado "como un santo" (79).

Después, la familia comparte una cena modesta pero deliciosa, y todos están agradecidos por la comida y por el amor que los une. Scrooge, "con un interés que nunca antes había sentido" (82), le pregunta al fantasma qué ocurrirá con el Pequeño Tim y su salud. El espectro responde que, a menos que las cosas cambien en el futuro, el niño morirá. El anciano se horroriza y ruega que eso no ocurra. De inmediato, vuelven a observar la escena familiar y escuchan que la señora Cratchit maldice a Scrooge por el bajo salario que recibe su marido, pero Bob le recuerda que es Navidad y le pide que no hable así enfrente de los niños.

El fantasma le muestra a Scrooge una serie de cenas navideñas que transcurren en la ciudad, así como festejos en una mina, en un faro y en un barco, todas celebraciones marcadas por la alegría y el afecto. De allí se dirigen a la casa de Fred, el sobrino del protagonista, donde transcurre una fiesta alegre. Fred les dice a su bella esposa y a sus hermanas que siente pena por Scrooge, porque su carácter miserable y lleno de odio le impide disfrutar de los placeres de la vida. Una de las muchachas toca una música en el arpa que conmueve el corazón de Scrooge. Tras la comida, Fred y sus invitados se divierten con distintos juegos y, aunque ellos no pueden notar su presencia, Scrooge participa desde afuera, lo cual le resulta muy entretenido.

Al dejar la escena de la casa de Fred, el fantasma lleva al protagonista a visitar otra serie de reuniones navideñas, todas alegres y amorosas, a pesar de que muchas tienen lugar en contextos de mucha pobreza y adversidad. Así, contemplan los festejos en hospitales, refugios y prisiones. Pasando por estos lugares, el Fantasma de la Navidad del Presente deja sus bendiciones y Scrooge aprende a ser más empático, caritativo y amable.

Mientras viajan, el fantasma envejece. Scrooge lo nota y le pregunta qué ocurre. El espectro le explica que su vida es muy corta porque solo vive el presente durante el día de la Navidad, y a las doce de la noche su existencia termina. Faltan quince minutos para ello y, entonces, del manto del fantasma emergen una niña y un niño. Ambos tienen aspectos deplorables y van vestidos en harapos. Se trata de dos criaturas que pertenecen al Hombre, es decir, a la humanidad. El niño es la Ignorancia y la niña es la Carencia. El espectro advierte que es muy importante cuidarse de estas criaturas y de todas las que se les parecen. También dice que la Ignorancia es especialmente peligrosa, pues de ella surge la fatalidad. Horrorizado, Scrooge pregunta si estos niños no disponen de algún refugio, de alguien que pueda cuidarlos. Con ironía, el fantasma replica que, para eso, existen las cárceles y los hospicios, repitiendo las ideas que el anciano ha expresado al comienzo de la historia. Suenan las campanadas de la medianoche y el espectro se desvanece.

Análisis

El Fantasma de la Navidad Presente también tiene un aspecto físico que coincide con su temperamento y su naturaleza. En su descripción leemos que "Sus rizos, de color castaño oscuro, eran largos y caían libres, libres como su rostro amigable, sus ojos chispeantes, su mano generosa, su voz risueña, sus ademanes desinhibidos y su aspecto jovial" (73). Además, es presentado como un gigante, indicando que la fuerza del espíritu navideño es muy grande y poderosa. Junto a este espectro, Scrooge recorre una multiplicidad de escenas que transcurren durante la Navidad de ese mismo año. Entre ellas, ve tanto a personas conocidas como desconocidas que tienen realidades muy diversas, pero todas las celebraciones tienen dos elementos en común: la alegría y el afecto. El propio fantasma crea y alimenta esas emociones y relaciones positivas, en particular a través del agua mágica que lleva en su antorcha.

Por otra parte, esta estrofa expresa con nitidez el tema de las clases sociales, tan importante en la literatura de Dickens. En este caso, la pobreza de la clase social baja de la época es retratada mediante la familia Cratchit. Las ropas de la familia son viejas y están hechas con telas baratas. En la misma línea, la cena está preparada con alimentos de bajo costo. Sin embargo, para la familia, la Navidad es una gran fiesta, y se sienten felices de vestir sus mejores ropas y agradecidos por el modesto pero delicioso banquete que ha cocinado la señora Cratchit. Además, Martha, la hija mayor, también trabaja fuera de la casa y lo hace durante jornadas de muchísimas horas, lo cual da cuenta de su pertenencia a la clase obrera. Al final de la escena, la señora Cratchit protesta por lo poco que Scrooge le paga a Bob. De todos modos, para sorpresa del anciano, la pobreza no impide que esta familia sea bendecida por el Fantasma de la Navidad del Presente, que los protege y garantiza una celebración repleta de amor y felicidad.

La cena de los Cratchit constituye el núcleo más importante de esta estrofa y, entre los personajes de la familia se destaca el Pequeño Tim, el hijo menor de Bob. El foco en este personaje subraya, una vez más, la centralidad de los niños y la infancia en la literatura de Dickens. Al presentar a Tim, la narración expresa con lamento: "¡Ay, el Pequeño Tim! ¡Llevaba una muleta y las piernas enfundadas en un armazón de hierro!" (79), y así nos comunica que tiene una enfermedad o una discapacidad, pero no se aclara bien qué ocurre con su salud. Tampoco es explicada la relación entre las dificultades motoras del niño y el hecho de que, si las cosas no cambian, esté destinado a morir. Como analiza Sarah Chinn, la caracterización de Tim coincide con las ideas del siglo XIX acerca de la discapacidad: el niño es frágil, enfermizo, pequeño, y su destino es llevar una vida miserable y morir de manera temprana. Es por eso que, con un tono sentimental y de manera compensatoria, la novela deja en claro que, a pesar de todas esas desventajas, Tim es "como un santo" (79), un nene especialmente alegre, cariñoso, que se porta muy bien y observa el mundo con una mirada aguda.

El otro elemento central es la alegoría de la Ignorancia y la Carencia, relatada mediante estas dos figuras infantiles que salen del manto del Fantasma de la Navidad del Presente hacia el final de esta estrofa. En primer lugar, es fundamental observar que tanto la Ignorancia como la Carencia son criaturas del Hombre, o sea, de la humanidad, tal como le explica el espectro a Scrooge. Es decir, los humanos deben hacerse cargo de ellas de manera responsable. En segundo lugar, la presentación alegórica de estas entidades deja en claro que son absolutamente indeseables mediante la descripción física del niño y la niña que las encarnan: son monstruosos, harapientos, escuálidos, espeluznantes; provocan horror y pavor. El fantasma le advierte a Scrooge que es muy importante cuidarse y mantenerse lejos de la Ignorancia y de la Carencia, y sobre todo de la primera, porque es el camino directo hacia la fatalidad, hacia un destino triste y miserable. Así, la novela cumple con su función didáctica, dando a entender que la avaricia, el egoísmo y el individualismo provienen de la ignorancia y, por lo tanto, deben ser erradicados.

Por último, se destaca en esta sección el uso de la ironía, que sirve para demostrar que ya está en marcha el proceso de transformación de Scrooge. Es la voz del Fantasma de la Navidad del Presente la que expresa varias frases de manera irónica en esta estrofa. Por ejemplo, cuando Scrooge se preocupa por el niño y la niña que encarnan la Ignorancia y la Carencia, el fantasma le responde con preguntas retóricas: "¿Acaso no hay cárceles?", "¿Acaso no hay hospicios?" (93). Y antes, cuando Scrooge se inquieta por el destino del Pequeño Tim, el fantasma le dice que, en realidad, la muerte del niño no tendría demasiada importancia y que, de hecho, ayudaría a reducir el exceso de población. Ambas expresiones del espectro son irónicas, porque repiten frases que el viejo ha dicho en la Primera Estrofa, cuando todavía era un hombre egoísta e insensible. Tanto el fantasma como la propia narración defienden valores absolutamente contrarios a esa visión individualista del mundo. Ahora, que ya se encuentra encaminado hacia la redención gracias a las enseñanzas de los fantasmas, "Scrooge agachó la cabeza al oír al Espíritu citar sus propias palabras y se sintió abrumado por el arrepentimiento y la tristeza" (82).