Confabulario

Biografía

Estatua de Juan José Arreola en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres.

Juan José Arreola fue el cuarto de catorce hermanos.[1]​ Asistió desde los tres años al Colegio de San Francisco, escuela de monjas francesas, en donde comenzó a tomar gusto por la literatura y por el conocimiento en general.[2]​ Su infancia transcurrió durante la Revolución Cristera.[3]​ Trabajaba como encuadernador con José María Silva, un pariente lejano, y posteriormente en la imprenta del Chepo Gutiérrez. Estos fueron sus primeros acercamientos al “mundo editorial, las imprentas y el encuadernado fino”.[4]​ Cumplidos los 15 años, el joven Arreola ya había leído a autores como Baudelaire, Whitman, Ludwig, Papini y Schwob.[5]​

A la edad de 19 años viajó a la ciudad de México para ir a estudiar en la Escuela Teatral de Bellas Artes, en donde tomó clases con Fernando Wagner. Para costearse las clases, Arreola se desempeñó en diversos oficios, entre ellos el de actor de radionovelas de la XEQ.[6]​

Hacia 1939, trabajó como actor con Xavier Villaurrutia. En el mismo año dejó la Escuela Teatral de Bellas Artes y comenzó a trabajar con Rodolfo Usigli en la compañía Teatro de Medianoche. Tras una fallida gira en Celaya, decidió regresar a Zapotlán, el 8 de agosto de 1940, donde publicó su cuento Sueño de Navidad en la revista El vigía.[7]​ En este cuento el mismo Arreola encontró influencias del cuentista ruso Leonidas Andreyev.[5]​

En 1941, tras un par de viajes a la Ciudad de México, sufrió una congestión alimenticia y una infección intestinal, lo cual le acarrearía una severa crisis de nervios que sufriría eventualmente durante el resto de su vida. Ya en Zapotlán, formó parte de una compañía teatral, impartió clases en una secundaria y continuó escribiendo.[8]​ Es por estos años que escribió “Hizo el bien mientras vivió” (1943), el primero de sus escritos reconocidos.[9]​

Viajó a Guadalajara, donde, en 1943 y por recomendación de su primo Enrique, se entrevistó con Jorge Dipp, director del periódico El Occidental, en donde colaboró escribiendo artículos y como jefe de circulación hasta 1945.[10]​

En 1944, Louis Jouvet llegó a Jalisco invitado por una colonia francesa. Juan José Arreola, declarado admirador del actor, se entrevistó con él, quien le ofreció una beca del Instituto Francés de la América Latina, gracias a la cual, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, el mexicano pudo asistir a diversos espectáculos teatrales en París. Tras una fuerte depresión, la cual, junto con el severo clima de Francia, le trajo mayores malestares en su úlcera, Arreola decidió regresar a la Ciudad de México.

En 1946, ya instalado en México, trabajó como traductor, redactor y corrector en el departamento técnico del Fondo de Cultura Económica por recomendación de Antonio Alatorre. Tradujo La isla de Pascua (1950), de Alfred Mátraux; El cine: su historia y su técnica (1950), de George Sadoul; El arte teatral (1951), de Gastón Baty y de Chavance; y El arte religioso del siglo XII al siglo XVIII (1952), de Émile Male.[11]​

Ahí mismo conoció a Daniel Cosío Villegas, quien publicó Varia invención (1949), primer libro de Juan José Arreola editado bajo la colección Tezontle, cuya portada diseñó Juan Soriano.[12]​ En un concurso para nombrar una colección de la editorial, Arreola resultó ganador tras proponer el nombre de Breviarios.[13]​

Simultáneamente trabajó en El Colegio de México, donde permanecería tras ser despedido del Fondo de Cultura Económica. En este período escribió Confabulario, publicado posteriormente, en 1952, por la editorial Fondo de Cultura Económica en su colección Letras mexicanas.

En 1956, Arreola recibió la propuesta de dirigir una compañía teatral que sería patrocinada por Difusión Cultural de la UNAM. Arreola la llamó Poesía en voz alta y representan obras de García Lorca, Ionesco, Paz, entre otros. Juan Antonio Rosado describió los objetivos de Poesía en voz alta de esta manera: "Tradición y vanguardia se fusionaron en Poesía en voz alta, cuya intención más importante fue volver a los orígenes del teatro a la palabra hablada, sin hacer a un lado el goce estético pero apartando ciertos rasgos antisolemnes que romperían con el convencionalismo imperante en el teatro nacional".[14]​

Nabor Carrillo, rector de la UNAM, invitó a Arreola a hacerse cargo de La Casa del Lago, la cual se inauguró el 15 de septiembre de 1959, y se convertiría en un importante centro cultural de la siguiente década donde se realizarían lecturas de poesía, audiciones de música y de grupos corales y funciones de cine de arte que contribuyeron a la educación del público interesado, en su mayoría universitario.[15]​

Tras el cambio de rector, Arreola fue destituido de la dirección de La Casa del Lago. Ante esto, se dedicó a impartir clases en la escuela de Teatro del INBA y en el Centro Mexicano de Escritores. Además, fue invitado a Casa de las Américas, en Cuba.[16]​ En 1992 participó como comentarista de Televisa para los Juegos Olímpicos de Barcelona.

Fallecimiento

Víctima de una hidrocefalia que lo aquejó durante sus últimos años, murió a los 83 años en su casa en Jalisco. Le sobrevivieron su viuda, Sara Sánchez (1918-2001), sus tres hijos (Claudia, Orso y Fuensanta) y seis nietos.


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