Réquiem por un campesino español

Réquiem por un campesino español Metáforas y Símiles

"... esa edad en la que la sal ha perdido su sabor" (p.13). (Metáfora)

Esta metáfora se encuentra en la Biblia. Es en realidad una advertencia sobre qué sucede cuando los que tienen que divulgar la palabra de Dios dejan de hacerlo o se corrompen. En la novela, esto es lo que piensa Mosén Millán de sí mismo porque se siente viejo y cansado. Luego vemos que efectivamente el cura ha perdido la auténtica devoción porque reza de manera automática y no predica ni realiza los ritos con convicción.

"... agitaba un poco las aguas mansas de la aldea" (p.23). (Metáfora)

Esta metáfora se refiere a que Jerónima, con sus chismes, interrumpe la calma en el pueblo. Esto quiere decir que Jerónima trae conflictos. Más adelante veremos que esto es cierto cuando exagera todos los cuentos, muchas veces en perjuicio del cura o los poderosos del pueblo.

"Agua mansa, Ten cuidado, hijo, que es agua mansa" (p.68). (Metáfora)

La madre de Paco le advierte que se cuide de su novia, Águeda, porque es agua mansa. Esta es una metáfora convencional que se utiliza para sugerir que alguien, aunque parezca tranquilo, no es de fiarse o que pueden causa problemas.

"En Madrid pintaban bastos" (p.73). (Metáfora)

Bastos se refiere al palo de la baraja española. "Pintan bastos" quiere decir que la situación está por complicarse. Sin embargo, en el contexto en el que se utiliza en la novela, "pintan bastos" es más específica porque los palos de la baraja española representan distintos estamentos sociales: los oros son los ricos, las copas representan al poder eclesiástico, las espadas son el poder militar y los bastos representan al estamento más bajo, es decir, al pueblo. En este contexto, la expresión no es solo una metáfora de un peligro inminente, sino que especifica que lo que se avecina es el poder del pueblo.

"... como una bandada de pájaros después de una perdigonada" (p.117). (Símil)

Este símil compara las rociadas de ametralladora que utilizan los señoritos para limpiar el carasol con pájaros después de una perdigonada, es decir, de un disparo con una escopeta de perdigones. Algunas de las mujeres mueren y otras logran escaparse, aunque heridas. La comparación enfatiza el horror de la situación porque muestra la deshumanización de la que son capaces los señoritos.