Leyendas

Leyendas Metáforas y Símiles

"Su voz es suave como el rumor del viento en las hojas de los álamos" (Símil) ("El rayo de luna", p. 158)

En las Leyendas, Bécquer suele presentar a la mujer como una figura cercana a la naturaleza y, a menudo, compara su belleza con la de hermosos paisajes naturales. Por ejemplo, en este símil, se establece una comparación entre la suavidad de la voz de la mujer y el rumor del viento en las hojas de los álamos. De esta manera, el narrador resalta la delicadeza y la armonía de la voz femenina. A su vez, la comparación transmite que la presencia femenina trae apacibilidad y paz, algo que puede encontrarse en medio de un hermoso paisaje natural.

"Las blasfemias palpitaban perdidas en el sombrío seno de la noche, como palpitan las almas de los condenados envueltas en los pliegues del huracán de los infiernos" (Símil) ("La cruz del diablo", p. 169)

En este símil, el narrador establece una comparación entre las blasfemias y las almas de los condenados en el infierno. El símil comienza describiendo las blasfemias como algo que late o palpita en la noche oscura. Así, la descripción sugiere que las blasfemias tienen vida propia y emanan una energía negativa y perturbadora. Luego, el símil continúa con la comparación: "Como palpitan las almas de los condenados envueltas en los pliegues del huracán de los infiernos". Aquí, se establece una conexión entre las blasfemias y las almas de los condenados. Esta conexión evoca sufrimiento, tormento y una sensación de caos y destrucción.

"Esas fantasías ligeras y, por decirlo así, impalpables, son en cierto modo como las mariposas, que no pueden cogerse en las manos sin que se quede entre los dedos el polvo de oro de sus alas" (Metáfora y símil) ("Tres fechas", p. 191)

En las Leyendas aparece de manera recurrente la idea de que las fantasías o creaciones de la mente no pueden ser plasmadas en el arte sin que pierdan su magia. En este símil, por ejemplo, el narrador compara sus fantasías con mariposas. La idea que plantea aquí es que al intentar capturar las fantasías y plasmarlas en palabras, se pierde parte de su encanto y esencia, al igual que cuando uno intenta atrapar mariposas y estas se desvanecen dejando solo polvo en las manos. Por otro lado, describe sus fantasías mediante adjetivaciones que adquieren connotaciones metafóricas en la medida en que aluden al carácter abstracto y psicológico de la fantasía con significaciones propias del mundo material: así se habla de estas como si fueran algo liviano, "ligero" e "impalpable".

"Yo podré acaso adornar con algunas galas de la poesía el desnudo esqueleto de esta sencilla y terrible historia, pero nunca me apartaré un punto de la verdad a sabiendas" (Metáfora) ("Creed en Dios", p. 265)

A través de esta metáfora, el narrador sugiere que tiene la intención de embellecer la historia con elementos poéticos, pero no se desviará de la verdad. Así, el "desnudo esqueleto" se refiere a la historia en crudo, mientras que las "galas de la poesía" representan las adornos o elementos literarios que el narrador podría agregar para hacerla más atractiva o estilizada.

"Voy a alejarme de ti; mas yo volveré después de haber conseguido un poco de gloria para mi nombre oscuro" (Metáfora) ("La promesa", p. 280)

En "La promesa", Pedro, el conde de Gómara, se hace pasar por un simple escudero para yacer con Margarita, una pueblerina. En esta frase, el sintagma "nombre oscuro" alude metafóricamente a la idea de que Pedro es un desconocido, un humilde escudero sin ningún tipo de gloria.

El lector y Margarita descubrirán luego que, en realidad, el nombre de Pedro está a oscuras porque no es real: Pedro es, en verdad, el conde de Gómara. Continuando con la metáfora, podríamos decir que en ese momento la verdad sobre Pedro "sale a la luz".