Grandes esperanzas

Grandes esperanzas Resumen y Análisis Capítulos 40-49

Resumen

Capítulo 40

Pip desayuna con el convicto, quien le confía que su nombre es Magwitch, aunque se llamará Provis mientras esté en Inglaterra. Pip está disgustado con él, aunque, al mismo tiempo, quiere protegerlo e impedir que lo encuentren y lo maten. Le compra ropa y luego acude a Jaggers para verificar que el hombre es su benefactor. En efecto, Jaggers le asegura que la señorita Havisham nunca fue su benefactora.

Capítulo 41

Herbert conoce a Magwitch. Luego, piensa con Pip qué hacer al respecto. Pip siente que no puede tomar más dinero de Magwitch, principalmente por orgullo: es el dinero de un criminal. Por otro lado, el protagonista quiere evitar la muerte de su benefactor, algo que seguramente ocurrirá si se descubre su presencia en Inglaterra. Pip y Herbert acuerdan que lo mejor será ayudar a Magwitch a salir del país.

Cuando Magwitch regresa a desayunar a la mañana siguiente, Pip le pregunta sobre el otro convicto con el que lo vio pelear en los pantanos aquella vez.

Capítulo 42

Magwitch les cuenta a Pip y Herbert la historia de su vida. Desde muy joven estuvo solo y se metió en problemas. Sobre todo, robaba por hambre y frío. Cuando era un niño, le impresionaba que otros se refirieran a él como un criminal que pasaría su vida dentro y fuera de la cárcel. En efecto, lamentablemente, así se sucedió su vida.

En uno de sus breves períodos fuera de la cárcel, Magwitch conoció a un joven caballero adinerado llamado Compeyson. Este realizaba toda clase de negocios ilegales: estafas, falsificaciones y otros delitos. Cuando lo conoció, Compeyson estaba trabajando con un hombre medio loco llamado Arturo, que tenía visiones de una mujer vestida completamente de blanco, con el corazón roto, que lo perseguía. Un día, Arturo se dejó vencer frente al fantasma y murió.

Compeyson luego reclutó a Magwitch para hacer su trabajo sucio, involucrándolo en problemas con la ley. Como tenía mucho dinero, en el juicio, Compeyson vestía como un hombre elegante, y prácticamente convenció al jurado de que toda la culpa era de Magwitch, quien lucía como un pobre hambriento. Magwitch acabó sentenciado al doble de pena que Compeyson. Desde entonces, desea acabar con él.

Herbert le pasa una nota a Pip: el nombre del hermano de la señorita Havisham es Arturo. Compeyson es quien la abandonó en el altar.

Capítulo 43

Pip se entera de que Estella está en casa Satis. Le extraña que haya ido sin avisarle y decide viajar al pueblo natal. Allí, en una taberna, se encuentra con Drummle, quien hace gala de estar cortejando a Estella con éxito. Pip lo detesta.

Capítulo 44

Pip encuentra a la señorita Havisham y a Estella en el salón de banquetes de casa Satis. El joven enfrenta a la señorita Havisham: le reprocha que se haya hecho pasar por su benefactora y que haya insinuado que él y Estella acabarían juntos. La mujer responde que nada de eso fue su culpa, sino de Pip, por creer todo eso.

Pip realiza luego una defensa de Herbert y Matthew Pocket. Le explica a la señorita Havisham que ellos son diferentes a sus otros parientes; son amables y honestos. Después, Pip se desmorona y le confiesa su amor a Estella. Estella responde que es incapaz de amar -ya se lo había advertido antes- y que pronto se casará con Drummle. Incluso la señorita Havisham parece finalmente sentir simpatía por Pip: la mujer tiene ambas manos apoyadas sobre su propio pecho, como si la escena le hiciera recordar el momento en que su corazón se rompió.

Pip regresa a Londres. En la puerta de su casa, el portero le da una nota escrita por Wemmick: "No vaya a su casa" (p.368).

Capítulo 45

Pip consigue una habitación en una posada cercana y, por la mañana, visita a Wemmick. Según este, Pip está siendo observado y puede estar en peligro: Compeyson ha dado a conocer su presencia en Londres.

Wemmick ya le advirtió a Herbert, quien, prestando atención a la advertencia, llevó a Magwitch a la casa de su prometida, Clara, en un vecindario que Pip no frecuenta. Además, la casa está justo al lado de un muelle en el Támesis, lo que hace que sea más fácil escapar por el río.

Capítulo 46

Pip va a casa de Clara. La muchacha no tiene parientes excepto su padre, un viejo marinero enfermo y postrado en cama que vive en el segundo piso (Herbert nunca lo ha conocido), y constantemente solicita el cuidado de la muchacha.

Pip le advierte a Magwitch que lo están vigilando, y que ese es el mejor lugar para él ahora. Para mantenerse a salvo, Pip y Magwitch solo deben tener contacto a través de Herbert. El protagonista está un poco triste por dejarlo. El rudo y viejo convicto parece haberse "ablandado" un poco: se muestra obediente y solícito.

Capítulo 47

Pip va a cenar solo una noche. Visita luego el teatro, donde ve al Sr. Wopsle en una de sus producciones. Cuando la función termina, el Sr. Wopsle le pregunta a Pip con quién fue al teatro, a lo que el joven responde que lo hizo solo. Según el Sr. Wopsle, había un hombre sentado detrás de Pip durante gran parte de la representación. Wopsle, además, lo reconoció: era el segundo convicto que él, Pip y Joe habían visto en los pantanos, junto con los soldados, cuando Pip era solo un niño. Pip entiende que Compeyson lo está siguiendo.

Capítulo 48

Pip cena con Jaggers y Wemmick en la casa de Jaggers y el anfitrión comunica que Drummle se ha casado con Estella. El veredicto de Jaggers sobre el tema es que Drummle, debido al carácter de "nuestro amigo la Araña" (p.393), tratará a su esposa con crueldad o con extrema sumisión. Toda la conversación le duele a Pip, quien ha estado tratando de evitar el tema incluso con Herbert.

Durante la cena, Pip finalmente se da cuenta de a quién le recordaba últimamente el rostro de Estella: a la sirvienta de Jaggers. El joven intuye de golpe, con certeza, que la sirvienta de Jaggers es la madre de la joven.

De camino a casa juntos, Wemmick cuenta la historia de la sirvienta de Jaggers. Fue el primer gran caso exitoso del abogado. La mujer había sido acusada de matar a otra mujer estrangulándola (por esto, a Jaggers le divierte exhibir las fuertes manos de su sirvienta). También se la acusó de haber matado a su propia hija pequeña. Jaggers logró que quedara en libertad.

Capítulo 49

La señorita Havisham le pide a Pip que la visite. Al llegar, él la encuentra de nuevo sentada junto al fuego, pero esta vez se ve muy sola. De hecho, cuando comienza a hablar, Pip ve que se ha producido un gran cambio en la fría mujer. Parece casi asustada de Pip. Él le cuenta que le estaba dando parte de su dinero a Herbert para ayudarlo con su futuro, pero que ahora debe detenerse, ya que él mismo ya no acepta dinero de su benefactor. La señorita Havisham quiere ayudar, y le da a Pip novecientas libras para que continúe ayudando a su amigo.

"¿Qué he hecho?", repite Miss Havisham una y otra vez, mirando a Pip, quien le pregunta sobre la historia de Estella. La señorita Havisham le cuenta que Jaggers se la entregó cuando era una niña, sin decirle quiénes eran sus padres. Luego le pide perdón al muchacho por lo que lo ha hecho sufrir. Él la perdona.

El joven va a dar un paseo por el jardín. Cuando regresa, encuentra a la señorita Havisham en llamas (el fuego de la leña tomó su ropa demasiado rápido). Pip toma su chaqueta y el mantel de la vieja mesa del banquete y apaga el fuego, quemándose gravemente en el proceso. Llegan los médicos y anuncian que ella vivirá. La atienden, recostándola sobre la mesa del banquete, la misma donde ella le había dicho a Pip que la acostarían cuando muriera.

Análisis

La sorpresiva relación entre Pip y Magwitch pone en escena el tema de las apariencias y de las diferencias de clase. De alguna manera, Pip y Magwitch coinciden en un aspecto: ambos consideran que el valor de las personas depende de su posición en la escala social. Sin embargo, el problema de Pip es que su esnobismo y su obsesión por la alta sociedad le hacen concebir a la respetabilidad como algo estrechamente ligado al linaje. Es por eso que, al conocer la identidad criminal de su benefactor, cambia inmediatamente la percepción de sí mismo, ya que su posición ahora se ve asociada a la de un convicto, es decir, un ser al margen de la sociedad. Magwitch, por su parte, no lo ve exactamente de esta manera: concibe una noción de movilidad social, según la cual alguien, sin nacer en la nobleza, puede mejorar su posición por medio del dinero. Es por eso que pasó su vida trabajando para, mediante el dinero, convertir a un pobre herrero en un hombre elegante y respetable.

En relación con lo anterior, notamos, una vez más, que la infelicidad de Pip no encuentra su razón en las circunstancias reales, sino en el modo en que el protagonista las ve. Pip tuvo oportunidad de sentir felicidad y no lo hizo (junto a Joe en la fragua, por ejemplo) porque tenía ya una idea preconcebida sobre qué situación debería o no ser plena para él. La aparición de su verdadero benefactor podría hacerle sentir a Pip la calidez de que alguien haya sido capaz de sacrificarse por él como lo hizo Magwitch, pero, sin embargo, durante mucho tiempo, no puede sino sentirse desgraciado por la revelación. El hecho de que la infelicidad de Pip se evidencie como algo más dependiente de factores internos que externos queda en evidencia si se compara la situación del protagonista con la de muchos otros personajes en la novela, que se muestran más alegres en circunstancias más difíciles (como Magwitch, Joe, Biddy, Herbert, entre otros). La transformación en Pip se dará cuando el muchacho logre buscar dentro de sí mismo, y no en las ideas socialmente preconcebidas, qué es lo que lo hace feliz. Este último punto también se logrará con la ayuda de otras revelaciones, que forzosamente presentarán ante Pip un abismo entre las apariencias y la realidad.

Y es que en estos capítulos empiezan a unirse muchas líneas argumentales hasta ahora separadas. Para empezar, Magwitch trabajaba con el hombre que había dejado plantada a la señorita Havisham el día de su boda. Y el caballo de batalla de Compeyson, el pobre Arturo, resulta ser el medio hermano de la señorita Havisham, que la traicionó, complotando en su contra, y que luego quedó perturbado y torturado por el fantasma de su hermana hasta el final. En principio, esto hace que las esferas que Pip procuraba completamente disociadas (la nobleza y la criminalidad) empiecen a presentarse muy ligadas.

La imagen tan lejana de los dos convictos luchando en los pantanos en los primeros capítulos de la novela resulta ser, prácticamente, el origen de los cambios más profundos que se dieron en la vida del protagonista. En esa lucha entre Magwitch y Compeyson se enclava la decisión del primero de beneficiar económicamente a Pip: Compeyson, por el solo hecho de lucir como un caballero elegante, contó con el perdón de la sociedad, a pesar de ser el verdadero autor de una cantidad infinita de crímenes. Magwitch entiende, tras padecer esa sentencia, que la única manera de triunfar socialmente es convertirse en un caballero. Y ese es el destino que quiso darle a Pip. De alguna manera, esta situación se asocia a la de la señorita Havisham en su relación con Estella: en ambos casos, los benefactores actuaron sobre sus beneficiados movidos, desde un principio, por la idea de que los jóvenes venguen las injusticias que ellos sufrieron en carne propia.

La culpa, la responsabilidad y el perdón aparecerán en primer plano hasta el final de la novela. El protagonista está enojado tanto con la señorita Havisham como con Estella, aunque las perdona a ambas, porque se da cuenta de que fue su propia locura lo que lo llevó a tener expectativas irreales. Por su parte, Estella y la señorita Havisham tienen reacciones muy diferentes ante el colapso de Pip frente a ellas. La señorita Havisham parece estar conmovida, finalmente, y el corazón roto de Pip toca una fibra sensible en su propio corazón. Estella, en cambio, parece asombrada por la muestra de emoción, aunque no logra entenderla. Ella realmente no sabe lo que significa amar como Pip dice amarla. En este sentido, las reacciones de ambas mujeres funcionan para indicar su grado de culpabilidad. La señorita Havisham y Estella no son igual de culpables por el sufrimiento de provocan, en tanto la muchacha no buscó el sufrimiento ajeno de forma deliberada. La señorita Havisham, en cambio, se dispuso deliberadamente a romper el corazón de Pip a través de Estella. La muchacha, por su parte, no puede ser consciente de lo que hizo, ni tampoco actuó, del todo, por propia voluntad. Ella solo actuó como la educaron para actuar.

El arrepentimiento y el perdón son comunes entre las relaciones de la novela, y es interesante ver los casos en los que se otorga el perdón y en los que se rechaza. Nos acordamos de las últimas palabras de la Sra. Joe a Joe, que parecen implicar un pedido de perdón por sus acciones hacia él y Pip. Ahora, la señorita Havisham le pide perdón a Pip por haber colaborado a destruir su corazón. Ella se compadece cuando entiende el sufrimiento de Pip como espejo del suyo propio: a ella también le rompieron el corazón. Así, la capacidad de sentir piedad o compasión se vincula estrechamente a la capacidad de sentir en carne propia el dolor o el sufrimiento (esto se ve, en oposición, en el personaje de Estella, incapaz hasta el momento de sentir en general y, por lo tanto, incapaz de empatizar con el sentimiento ajeno). Pip perdona a la señorita Havisham, quizás porque ve en la propia vida de la mujer un castigo suficiente: la mujer ha sido más perjudicial para sí misma que para los demás. Ella quitó la luz (la luz física, que funciona también aquí simbolizando el modo en que clausuró la alegría y luminosidad en la casa) de su propia vida y de la de los que se acercaron a ella. Al hacerlo, destruyó la capacidad de amar de una joven, y ella misma está envejeciendo sin nadie que la ame. De alguna manera, la novela está postulando una tesis: quienes no logran reconciliarse y perdonar a quienes les infligieron dolor, no acabarán sino destruyéndose a sí mismos. La única redención posible yace en el perdón. Así debe entenderse la escena en que la señorita Havisham es tomada por el fuego: la mujer, tras haber logrado exorcizar su sufrimiento, es librada (por las llamas del fuego) del vestido que representaba para ella la fijación del rencor.

A medida que crece la amenaza sobre la vida de Magwitch, también crece el afecto y la preocupación de Pip por él. El protagonista ya no está preocupado por sí mismo, ni siquiera por la “mancha” de criminalidad que Magwitch estaría dejando en él, sino por el hombre que lo sacrificó todo por el bienestar ajeno. Esta crisis ayuda a Pip a recordar y valorar quiénes son sus verdaderos amigos: Wemmick, que está dispuesto a dejar de lado su profesionalidad para ayudar a Pip, y Herbert, quien arriesga su propia vida y reputación al albergar a un hombre buscado por las autoridades inglesas. En la lista de verdaderos amigos, por supuesto, también se encuentran Joe y Biddy. El remordimiento del protagonista en relación a sus viejos amigos aumenta progresivamente.

Finalmente, las apariencias caen frente a Pip y dejan ver la realidad que ocultaban cuando el joven se da cuenta de que su amor, Estella, es la hija de una asesina. Este descubrimiento funciona simbólicamente, si se tiene en cuenta que Estella representaba para el protagonista la perfección y la elegancia inconquistables de la más alta sociedad. El verdadero linaje de Estella presenta a la criminalidad y la nobleza más asociadas de lo que Pip habría podido imaginar. El protagonista avanza en su vida como desmontando preconceptos, descubriendo qué hay detrás de lo que él veía inmaculado y elegante, y qué se oculta verdaderamente tras lo que él despreciaba como indigno. Las cosas no son como él las vio por primera vez, ni las personas son como él las había definido. Los convictos actúan con nobleza extrema y las damas de alta sociedad son hijas de criminales. Los caballeros son canallas y los herreros son leales. Pip se ve obligado a descreer de las etiquetas sociales y a ver a los individuos en su calidad humana.