El Túnel

El Túnel Símbolos, Alegoría y Motivos

Sueños (alegoría)

Los sueños que Juan Pablo Castel incluye en su relato pueden ser leídos como alegorías reveladoras de su inconsciente que añaden nuevas capas de sentido a su narración. Por ejemplo, en el primer sueño Castel nos cuenta que se halla en una casa que le recuerda a su niñez y a María, los que nos permite relacionar su anhelo de amor con un deseo de recuperar la infancia perdida. Para un análisis pormenorizado de los sueños de la novela, ver sección “El túnel y el psicoanálisis”.

Túnel (símbolo)

Como vimos en la sección Temas, el túnel simboliza el modo en el que Juan Pablo Castel experimenta su propia vida. Un extremo del túnel sería su nacimiento y el otro, su muerte. Castel transita este túnel solo y envuelto en una oscuridad que representa su desamparo.

Puente (símbolo)

La figura del puente aparece en oposición a la del túnel. Representa una posible conexión entre los seres humanos. Castel afirma que el puente que lo une con María es un uno levadizo: a veces se levanta y la comunicación entre ambos se interrumpe. Es también un puente frágil e inestable. Cuando Juan Pablo acusa a María de haber engañado a su esposo ciego, cree que, tal vez, aquel puente que los unía se ha levantado para siempre.

Cartas y llamadas telefónicas (motivo)

En la novela, Castel y María intercambian varias cartas y llamadas telefónicas. Constituyen medios de comunicación a través de los cuales el protagonista busca conectarse con su amada. Pero de la misma manera en que se frustran las conversaciones cara a cara, estos medios ponen en evidencia la imposibilidad de resolver la soledad insalvable de ambos personajes.

Pintura (alegoría)

La pintura de Castel también representa un medio posible para unir a Castel y a María. Pero a diferencia de las comunicaciones verbales, la pintura aparece como una conexión muda, más intuitiva que racional. Castel no puede explicar con palabras qué significa su cuadro y María sostiene que no todo debe ser expresado por el lenguaje.

El vínculo entre Castel, María y el cuadro que los une también puede leerse como una alegoría de la relación entre artista, obra y receptor. María halla en el cuadro una conexión consigo misma: se identifica con la pintura y reconoce allí algo suyo, vinculado a su soledad. En este sentido, la figura del creador no hace sino interrumpir la comunión entre el receptor y la obra.