El Túnel

El Túnel Resumen y Análisis de los capítulos 23-28

Resumen

Capítulo 23

Después de aquel terrible sueño, Castel se despierta y llama a la casa de María, para descubrir que se fue de nuevo a la estancia en el campo. Le envía varias cartas pidiéndole perdón y diciéndole que no merece su amor y que está condenado a morir en soledad. En la última carta le cuenta que pensó en suicidarse. María entonces le responde con una carta en la que le pide que vaya a la estancia. Juan Pablo prepara las maletas y corre a la estación de tren.

Capítulo 24

Al llegar, Castel se fastidia porque María no lo pasa a buscar por la estación de tren. Lo espera un chofer que le dice que la señora está indispuesta. Piensa en volver a Buenos Aires pero finalmente decide quedarse. Llega a la estancia y lo reciben Hunter y Mimí Allende, una señora afrancesada que le parece tan fea y desagradable como Hunter. Ellos reiteran que María tuvo una indisposición y que está en la cama. Castel entonces se propone examinar a sus huéspedes, para detectar bien qué clase de personas son. Detecta en Hunter un tono irónico en su voz mientras este le enseña su cuarto. Cuando se queda solo en su habitación, Castel se pone nervioso ante la idea de que María está cerca. Confiesa que se siente desorientado.

Capítulo 25

En este capítulo atendemos una conversación, en apariencia frívola, entre Mimí y Hunter, de la que Castel no participa, pero que escucha. En primer lugar, hablan de autores rusos y de traducción; Hunter acusa el uso abusivo del francés de Mimí. Luego, se dedican al género policial, que a Mimí le gusta pero a Hunter, no. Este último cuenta que tiene una teoría sobre ese género literario: el policial es al siglo XX lo que las novelas de caballería a la época de Cervantes. Sostiene que es posible hacer una parodia del género policial como si fuera el Don Quijote de nuestra época, en la que un personaje, después de leer muchas novelas policiales, pierde la razón y se larga a descubrir crímenes como si el mundo fuera una historia detectivesca.

Mimí se burla de Hunter e interpela a Castel, que solo asiente con indiferencia. El pintor se siente muy triste y no sabe bien el porqué. Hunter luego cuenta una trama policial que se le ocurrió, en la que un hombre trata de resolver los asesinatos de su madre, su mujer y su hijo, hasta que descubre que él ha sido quien los mató, lo que convierte al detective en el asesino. Luego hablan de otros temas, mientras Juan Pablo elabora una hipótesis: María se retiró para no tener que soportar a Mimí. Esto lo tranquiliza, pero también se da cuenta de que su tristeza se debe al temor de que María pertenezca a aquel mundo hipócrita y frívolo de Mimí y Hunter.

Capítulo 26

Cuando Mimí, Hunter y Castel salen a pasear por el parque, María aparece y se les une. Mientras conversan, Juan Pablo piensa en el vínculo secreto que existe entre ellos, y aunque esto lo enorgullece, también se vuelve a entristecer por todo lo que ha ocurrido. María le pide a Castel que le muestre unas pinturas y, con esa excusa, se apartan del resto.

En este momento de la narración, Juan Pablo confiesa que ahora que ha pasado un tiempo desde que la mató, entiende que está pagando por no conformarse con la parte de María que lo salvó momentáneamente de la soledad, y por haber deseado poseerla de forma absoluta y exclusiva.

Capítulo 27

Castel nos cuenta que, al principio, pensaba quedarse varios días en la estancia, pero que se marcha temprano al día siguiente de su llegada. Esto se debe a lo que narra a continuación.

María y Castel se dirigen a un acantilado que da al mar. Mientras pasean, Castel se sorprende por el modo en el que María disfruta de la naturaleza, aunque luego se entristece porque él no comparte aquel goce. Cuando llegan al acantilado, María empieza a contarle lo mucho que deseaba estar con él en ese lugar. Le confiesa el modo en que se identificó con él a través de su cuadro, y cómo sintió que él, al igual que ella, estaba en la búsqueda de un interlocutor mudo. Luego, le cuenta que, durante su primer encuentro, ella intentó desorientarlo y desanimarlo, sabiendo que podía hacerle daño.

Castel escucha estas palabras anonadado. Empieza a caer en una especie de encantamiento mientras el mar se va transformando en un “oscuro monstruo”. Siente deseos de tirarse del precipicio y de arrastrar a María con él. También admite un fuerte deseo de apretarle el cuello hasta ahogarla. Entonces se da cuenta de que, mientras piensa estas cosas, ha dejado de escuchar a María, quien acaba de hacerle una confesión importante que él no pudo oír. Pone su cabeza en el regazo de María, como si fuera un niño, dejando que sus sombríos pensamientos lo invadan por completo.

Capítulo 28

De regreso en la estancia, encuentran a un Hunter muy agitado. Mimí se ha ido. Durante la cena, los tres hablan muy poco. Castel supone que Hunter está celoso porque se dirige con hostilidad a ambos. Entonces Juan Pablo pretexta cansancio, se dirige a su habitación y finge cerrar su puerta, pero se queda oyendo la conversación entre María y Hunter. No distingue sus palabras pero percibe la agitación de Hunter. Luego, escucha que suben a los dormitorios y percibe pasos de mujer frente a su cuarto. Después no oye nada más.

Aquí comienzan las deducciones de Castel. Conjetura que, si Hunter está celoso, es porque entre María y él hay algo más que una relación de amistad y de parentesco. Aunque María podría tener un vínculo con él sin amarlo verdaderamente, del hecho de que ella siempre habló con indiferencia de Hunter y de sus visitas frecuentes a la estancia, concluye que ella le estaba ocultando su relación. Finalmente, recuerda que María le confesó en el acantilado que ella también era débil como él, y entonces supone que su vínculo con Hunter pertenece a una de aquellas pasiones bajas. Con estos razonamientos, Castel llega a la conclusión, que considera rigurosa, de que María es amante de Hunter.

A la madrugada del día siguiente se marcha sin despedirse, caminando a pie hacia la estación. Allí, espera un par de horas hasta la salida del tren, deseando que María vaya en su búsqueda. Esto no sucede, y Juan Pablo toma el tren sintiendo una infinita tristeza. Durante el viaje, observa desde la ventanilla a una mujer desconocida y piensa en que esta será la primera y la última vez que la vea. Esto le hace pensar en lo transitorio e inútil que le resulta todo.

Análisis

La escena en la que conversan Mimí y Hunter nos ofrece una clave de lectura de la novela. Castel nos quiere desorientar, no le da importancia al diálogo porque considera que sus interlocutores son personas frívolas. No obstante, también decide incluir esta conversación en su historia, sugiriendo que esta charla es más importante de lo que nuestro narrador y protagonista quisiera admitir.

Hunter realiza dos reflexiones interesantes sobre el género policial que se relacionan con el personaje de Castel. En primer lugar, sugiere la idea de una parodia del género en la que un hombre loco cree que la realidad es como el mundo de las novelas policiales. Podríamos pensar que ese hombre loco es el protagonista de El túnel, quien interpreta gestos, palabras y acciones como pistas para resolver un enigma.

En segundo lugar, Hunter cuenta la trama de una historia policial de su invención, en la que un hombre descubre ser el autor del crimen que investiga: el asesinato de sus seres queridos. Juan Pablo también es este hombre, porque se construye como un detective que busca los motivos que explican la muerte de María, a quien él asesinó.

En este sentido, no nos resulta extraño que Castel no le preste atención a estas conversaciones, porque en algún punto no quiere admitir que María murió por culpa de los razonamientos de un loco. El capítulo 28 pone esto en evidencia, al mostrarnos cómo Juan Pablo llega a la conclusión, que considera determinante, de que María es amante de Hunter, cuando hasta ahora no ha conseguido ninguna evidencia concreta de sus sospechas. Su lógica delirante lo lleva a conclusiones que poco se condicen con la realidad.

En el acantilado, María se abre a Juan Pablo quizás por primera y última vez, como aquella mujer que él ve por un instante mientras se marcha en el tren. María busca conectar con Castel al llevarlo a uno de sus lugares más queridos y al contarle muchas cosas de su vida que parecen importantes. Pero Juan Pablo no presta atención. Percibe que ambos están ensimismados, cada uno en su mundo. Se afirma en esta escena la imposibilidad de comunicación entre los amantes.

Castel no la oye porque se ha encerrado en sus oscuros pensamientos. La imagen del mar como un monstruo se presenta como una exteriorización de sus deseos destructivos. Antes de esta escena, Juan Pablo había confesado que su resolución de matar a María se debía a la frustración de no poder poseerla de forma absoluta. Este anhelo toma formas misóginas y violentas en el modo en que imagina hacerle daño hasta causarle la muerte. En este sentido, el deseo de Juan Pablo de asesinar a María aparece como un modo inconsciente de conseguir esa posesión absoluta.