El Niño Con el Pijama de Rayas

El Niño Con el Pijama de Rayas Citas y Análisis

"Lo que ocurrió entonces fue imprevisto y sumamente desagradable. El teniente Kotler se puso furioso con Pavel y nadie —ni Bruno, ni Gretel, ni Madre, ni siquiera Padre— intervino para impedir que hiciera lo que hizo a continuación, aunque ninguno de ellos tuvo valor para mirar."

Narrador, 148-149

Ésta es una descripción de uno de los pocos actos de violencia que Bruno presencia en la historia. El teniente Kotler, el joven soldado al que Bruno siempre ha disgustado, ataca a Pavel por derramar una botella de vino en sus piernas mientras intenta rellenar su vaso. Boyne deliberadamente omite los detalles del acto violento, lo que le permite representar la violencia a gran escala del Holocausto mismo y, por extensión, de cualquier genocidio. En esta interacción, Bruno y su familia representan transeúntes que están disgustados y molestos por la violencia pero que, sin embargo, no hacen nada para interferir con ella o detenerla.

"¡Por favor, pero si tengo trece años! No puedo comportarme como una cría."

Gretel, 159

Ésta es la respuesta de Gretel a Bruno cuando le pregunta si tiene su propio amigo imaginario. Le acaba de mentir sobre Shmuel, porque accidentalmente dejó que se le escapara el nombre. A pesar de la insistencia de Gretel de que ella es demasiado madura para actuar como un niño, cuando ella sale de su habitación, Bruno la escucha hablando con sus muñecas. Esta tensión entre su percepción de sí misma como adolescente frente a su comportamiento infantil caracteriza a Gretel como representante de su grupo generacional en la Alemania ocupada por los nazis. Si su familia se hubiera quedado en Berlín, aparentemente habría sido miembro de los Jóvenes Hitlerianos.

"Todo esto, por supuesto, pasó hace mucho, mucho tiempo, y nunca podría volver a pasar nada parecido. Hoy en día, no."

Narrador, 216

Boyne le lanza un llamado a la acción al lector en la última parte de la historia, después de que el padre, devastado por haberse dado cuenta de que su hijo se ha convertido en la víctima de su propio campo de concentración, es llevado lejos de Auschwitz. Boyne trata de que el lector considere todo lo contrario de este comentario irónico: por supuesto que hay genocidios ocurriendo hoy en día, en todo el mundo, y es probable que el lector emplee varias estrategias de afrontamiento para ignorarlos o descartarlos. Esta idea es un comentario sobre la perspectiva de aquellos que permitieron que ocurriera el Holocausto mientras permanecieron alejados de él, ya que no los afectó personalmente. Se aplica a todos los testigos de genocidio en cualquier momento o lugar. El lector debe cuestionar cuán fácil es mirar "desde la distancia", siempre y cuando uno no sea víctima.

" Ciertas personas toman las decisiones por nosotros."

La madre, 14

La madre dice esto en voz alta mientras abre una caja para desempacar en la nueva casa cerca de Auschwitz. Bruno sabe que cuando su madre usa la frase "algunas personas", quiere decir su padre. Esta cita es representativa del descontento pasivo-agresivo de la madre con la situación de la familia, así como de la falta general del poder de las mujeres.

"Un hogar no es un edificio, ni una calle ni una ciudad; no tiene nada que ver con cosas tan materiales como los ladrillos y el cemento. Un hogar es donde está tu familia, ¿entiendes?"

El padre, 47

El padre le dice esto a Bruno como parte de su explicación de por qué Bruno debería dejar de preocuparse por el traslado de la familia a Auschwitz. Es razonable decir que se puede identificar, y el lector puede estar de acuerdo con el padre sobre lo que significa crear un hogar. Al permitir que el lector se relacione con este personaje que por todo lo demás es horrible, Boyne nos invita a ver nuestra propia humanidad en las acciones de los nazis.

" Esas personas... bueno, es que no son personas, Bruno."

El padre, 53

Cuando Bruno le pregunta a su padre por los judíos que ha visto viviendo al otro lado de la valla, el padre insiste en que no se preocupe por ellos ni intente comprenderlos. En esta cita, él ofrece la explicación de cómo los nazis pudieron llevar a cabo tales atrocidades contra los judíos: se convencieron de que no eran personas, y por lo tanto no tenían derecho a los derechos humanos básicos o incluso a la vida.

"Creo que siempre he estado aquí."

Pavel, 84

Ésta es la respuesta de Pavel a Bruno cuando el niño le pregunta cuánto tiempo estuvo en Auschwitz. Pavel solía trabajar como médico y ha sido relegado al trabajo como cocinero y servidor de la familia de Bruno. Ha sido despojado no sólo de su profesión, sino de su humanidad, y su renuncia a la fe de su destino queda clara en esta respuesta. Los prisioneros en Auschwitz perdieron la noción del tiempo y, a menudo, perdieron la noción de quiénes eran.

"Mira qué gente viene a cenar a esta casa. Me dan ganas de vomitar. ¡Y cuando te veo con ese uniforme me dan ganas de arrancarme los ojos!"

La abuela, 93

Ésta es la reacción de la abuela ante la noticia de que su hijo, el padre de Bruno, ha sido ascendido por Hitler. La abuela se refiere a la noche en la que el Furias y Eva cenaron con los padres de Bruno y expresa su incredulidad y desaprobación. Su personaje representa a los alemanes que no apoyaron el ascenso del partido Nazi, pero también señala la impotencia de las mujeres que pudieron haber tenido opiniones fuertes. Sus voces no fueron escuchadas para saber qué pensaban del camino hacia la dominación mundial a través del genocidio.

" No hay derecho —dijo Bruno—. No entiendo por qué yo tengo que estar aquí, en este lado de la alambrada, donde no hay nadie con quien hablar o jugar, mientras que tú tienes montones de amigos y seguramente pasas horas jugando con ellos todos los días. Tendré que hablar con Padre de eso."

Bruno, 111

En su primera conversación con Shmuel, Bruno revela lo poco que comprende sobre la situación en Auschwitz. Esta cita representa una instancia de ironía dramática, en la que el lector entiende que Bruno tiene una concepción infantil de cómo son las cosas: mientras que la situación es injusta, es Shmuel quien está "atrapado" en el lado equivocado de la valla. Esta cita representa la incomprensión infantil de Bruno sobre el Holocausto, así como su inocencia en este punto de la historia.

"Lo siento mucho, Shmuel —repitió con voz clara—. No puedo creer que no le dijera la verdad. Nunca le había vuelto la espalda a un amigo mío. Me avergüenzo de mí mismo."

Bruno, 175

Ésta es la disculpa que le da Bruno a Shmuel después de no tratar de defender a su amigo frente al teniente Kotler. Está implícito para el lector que su inacción resultó en un daño físico para Shmuel, y aquí se ve obligado a asumir la responsabilidad del dolor que ha causado. Este momento lo distingue de su padre y los otros nazis, que están causando dolor en una escala mucho mayor pero no se responsabilizan por ello.