El burlador de Sevilla y convidado de piedra

El burlador de Sevilla y convidado de piedra Guía de Estudio

El burlador de Sevilla y convidado de piedra está atribuido, con algunas discrepancias, a Tirso de Molina. En relación con la fecha de composición, no hay datos exactos. En la Biblioteca Nacional de Madrid se conserva una publicación de 1630, dentro del volumen Doce comedias de Lope de Vega Carpio y otros autores. Esta impresión presenta errores tipográficos, problemas en las rimas y omisiones de versos.

Existe una versión anterior de la obra, titulada Tan largo me lo fiáis, que data de 1616 y está atribuida a Calderón. Este texto es, prácticamente, igual al de El burlador, excepto por algunas alteraciones, que, en ocasiones, lo completan. Este hallazgo dio lugar a que la crítica cuestionara la autoría de la obra. El tema está aún en debate, pero, salvo excepciones que defienden la autoría de Andrés Claramonte, la crítica se inclina a defender la hipótesis de que existe una versión original de Tirso de Molina, cuya fecha de composición sería posterior a 1612 y anterior a 1625.

La obra está ambientada en el siglo XIV y en ella se cristaliza, en su primera forma literaria, la leyenda del famoso burlador don Juan, de la que luego descienden los donjuanes posteriores. En la creación de este personaje confluyen elementos tradicionales, históricos y precedentes literarios. El dramaturgo elaboró diferentes materiales, procedentes de fuentes como crónicas y leyendas, para tratar en la obra cuestiones concernientes a su época.

Don Juan es uno de los personajes más célebres de la literatura dramática. De hecho, existen cerca de quinientas obras con don Juan (o donjuanes) como protagonista (Arellano, 2001, p. 25). Este personaje se ha convertido en un mito gracias a su capacidad de adquirir nuevos matices y de enriquecerse con las diferentes versiones de otros tiempos y culturas.

Por otro lado, a causa de las múltiples variaciones que el personaje encarna, es posible que la idea del donjuanismo que prevalece en la actualidad proceda de otras versiones. El tema de la inconstancia y la imposibilidad de amar del protagonista no son temas centrales en El burlador. Además, aunque el protagonista burla a muchas mujeres, no se caracteriza, en esta obra, precisamente como un seductor. El personaje, que lleva una vida disoluta, es un transgresor y un sacrílego. Pero el frenesí transgresor que lo caracteriza se muestra aquí inseparable del privilegio social que lo hace posible (su pertenencia a la clase social alta y su vínculo con el privado del rey).

La obra se inscribe dentro del Siglo de Oro español, un periodo literario que abarca desde comienzos del siglo XVI hasta mediados del siglo XVII, y que coincide, en la etapa final (a la que pertenece El burlador) con el Barroco. Durante este extenso periodo, la literatura española alcanza una riqueza extraordinaria, las corrientes literarias evolucionan y aparecen nuevos géneros literarios. El burlador se inscribe dentro a una nueva modalidad de teatro que surge a finales del siglo XVI y que alcanza su cumbre en las primeras décadas del siglo siguiente: la comedia nueva, un tipo de representación que rompe con las normas del teatro clásico.

En El burlador se puede observar uno de los temas recurrentemente tratados en la comedia nueva: el tema del honor. Aquí se destaca, sobre todo, el tema del honor femenino (asociado a la virginidad y a los deberes conyugales de las mujeres). Si bien el protagonista comete fechorías de diversas índoles, la mayor satisfacción la encuentra deshonrando a las mujeres, como él mismo afirma:

El mayor
gusto que en mí puede haber
es burlar una mujer,
y dejalla sin honor (vv. 1310-1313).

Más aún, don Juan se jacta de haber alcanzado la fama de esta manera. La deshonra de las mujeres era una las preocupaciones sociales más potentes durante la época, y la vulneración de este código de honor afectaba, no solo a ellas, sino a su familia y, en ciertos casos, a sus maridos o prometidos, ocasionando la pérdida de la reputación. Estas circunstancias se ven problematizadas en la obra y, además, se puede observar un fuerte componente misógino presente en aquella sociedad: por ejemplo, uno de sus personajes, el rey de Nápoles, señala:

¡Ah, pobre honor! Si eres alma
del hombre, ¿por qué te dejan
en la mujer inconstante,
si es la misma ligereza? (vv. 153-156).

Otro de los temas principales de la obra es la impunidad del gobierno y la corrupción de la sociedad. Como numerosas comedias del Siglo de Oro español, la obra evoca un ideal de equilibrio social, que, en este caso, está quebrantado por su protagonista, cuya conducta produce consecuencias nefastas. Además, en El Burlador la crítica se extiende al rey, a quien se representa, prácticamente, como un casamentero, manipulado por su privanza e incapaz de impartir justicia.