Cien años de soledad

Críticas

Desde su publicación en 1967, Cien años de soledad ha sido objeto de múltiples críticas e interpretaciones desde diversas culturas a las cuales ha llegado esta obra.

En el ámbito latinoamericano, el escritor y Premio Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa, quien publicó en 1971 el libro García Márquez: historia de un deicidio en donde analiza su obra, afirma que Cien años de soledad es «una de las obras narrativas más importantes en nuestra lengua» y destaca la ambición del autor por crear «un mundo vasto, aprisionando tantas cosas y tan diversas dentro del espacio novelesco»; el escritor uruguayo Mario Benedetti calificó en 1972 a Cien años de soledad como «una empresa que en su mero planteo parece algo imposible y que sin embargo en su realización es sencillamente una obra maestra», afirmando que Macondo hasta antes de esta obra era una imagen de Colombia, pero después de ella se transformó en América Latina.[11]​ Por su parte, el escritor chileno y ganador del premio Nobel de Literatura Pablo Neruda llamó a esta obra «El Quijote de nuestro tiempo».

Uno de sus principales críticos en la edición inglesa es el escritor y periodista estadounidense Norman Mailer, quien afirmó que en este libro Gabriel García Márquez «creó cientos de mundos y personajes en una obra absolutamente sorprendente».[34]​ Por su parte, en la edición francesa, el novelista tunecino Hubert Haddad, quien ha analizado la obra de García Márquez, calificó esta novela en el género de memorias del autor, ya que sus relatos rememoran el entorno en donde creció.

Otros personajes reconocidos han opinado acerca de Cien años de soledad. Tal es el caso del pintor español Pablo Picasso, quien afirmó que con esta novela sintió un gran impacto que no sentía desde hace muchos años con una obra literaria, y el expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, quien manifestó que este ha sido su libro favorito.

Acusación de plagio

En 1969, el escritor venezolano Luis Cova García, en su análisis comparativo “Coincidencia o plagio”, publicado en la revista hondureña Ariel, afirmó haber comprobado que la historia de José Arcadio Buendía, el patriarca de la familia, había sido plagiada por Gabriel García Márquez de La busca del absoluto, de Honoré de Balzac. En 1971, el premio Nobel de literatura Miguel Ángel Asturias tomó como base el análisis de Cova para no otorgarle a García Márquez el premio literario Gran Águila de Oro de la ciudad francesa de Nancy, del que era jurado. Asturias hizo la afirmación al periodista Ramón Chao, quien la publicó en el semanario Triunfo de Madrid, causando revuelo internacional y opiniones mayormente en contra de la acusación de plagio. En 2002, el escritor Fernando Vallejo también adhirió a la tesis de plagio.[35]​[36]​[37]​


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