Cien años de soledad

Cien años de soledad Resumen y Análisis Capítulos 7-8

Resumen

Capítulo 7

En mayo finaliza la guerra y gana la facción conservadora. El coronel Aureliano y su amigo Gerineldo Márquez son capturados y llevados a Macondo a cumplir una sentencia de muerte. Úrsula se entera gracias a que escucha la voz de su hijo, como un presagio, mientras cocina en la casa. Cuando llegan a Macondo, Úrsula va a la prisión y le exige a los centinelas que la dejen ingresar para ver a su hijo. Una vez allí, se sorprende por el “resplandor de autoridad que irradia la piel” (148) de su hijo. Luego de conversar un rato, se retira conteniendo las ganas de llorar.

Aunque la sentencia parece inminente, Aureliano está acostumbrado a anticipar la fatalidad gracias a sus premoniciones, y se pregunta el motivo por el cual no advirtió nada respecto a su muerte. De cualquier modo, en el momento de su captura, cuando le pidieron que exprese su última voluntad, una fuerza interior lo llevó a pedir que la sentencia se cumpliera en Macondo.

Pese a que la condena está pautada, los días se suceden uno a uno sin que la hagan cumplir. El motivo de ello es que comienza a circular el rumor de que el fusilamiento de Aureliano traería graves consecuencias políticas, y que aquellos que cumplieran la condena serían asesinados. Finalmente, llega un aviso del gobierno presionando para que lo maten y los soldados sortean quién será el responsable de dar la orden: sale elegido el capitán Roque Carnicero.

Al igual que hicieron con Arcadio, al día siguiente llevan al coronel al cementerio. Sin embargo, antes de que den la orden se presenta José Arcadio armado con una escopeta. La inmensidad del hombre le hace pensar a Roque Carnicero que es un enviado de la “Divina Providencia” (153) y, en lugar de fusilar a Aureliano, se cambia a su bando y juntos dejan Macondo para liberar al general revolucionario Victorio Medina, condenado en Riohacha.

Al llegar al lugar, descubren que el general ya fue fusilado y proclaman a Aureliano jefe de las fuerzas revolucionarias. A partir de ese momento, las noticias sobre el paradero y estado de Aureliano se vuelven abundantes y contradictorias. Lo único seguro es que le proclama nuevamente la guerra total al régimen.

Mientras tanto, Úrsula recibe en la casa a la viuda de su nieto, Santa Sofía de la Piedad. Para entonces, Sofía ya había parido otra vez a un par de gemelos. Úrsula bautiza a los niños José Arcadio Segundo y Aureliano Segundo, y a la mayor le pone Remedios, pese a la última voluntad de Arcadio. Amaranta se hace cargo del cuidado de todos y arma en la casa una sala de estudio donde los educa a ellos y a otros niños del pueblo.

Un año después de la fuga del coronel Aureliano, se oye un disparo en la habitación donde descansaba José Arcadio, su hermano. Un hilo de sangre sale debajo de la puerta, cruza todo Macondo, ingresa a la casa de los Buendía y aparece en la cocina donde está Úrsula. La mujer hace el camino inverso siguiendo la sangre hasta llegar al cuerpo sin vida de su hijo. En ningún momento encuentran al responsable del crimen ni al arma y, aunque sospechan de Rebeca, ella dice no haber visto a nadie. Tampoco encuentran motivos para culparla, ya que Rebeca lo amaba. De hecho, luego de su muerte, la mujer se encierra en la casa y nadie, salvo su criada, vuelve a verla en el pueblo. Durante años, el olor a pólvora del disparo sigue presente en el hogar de Rebeca y en el cementerio donde entierran el cadáver.

Finalmente, el coronel Aureliano regresa a Macondo. Aunque su regreso es interpretado como un triunfo, él sabe que la oposición se está fortaleciendo mientras la resistencia pierde el tiempo. Un día, el coronel le pide a Pilar Ternera que le tire las barajas y ella le dice que debe cuidarse la boca. Dos días después, lo envenenan con un café, pero se salva gracias a los cuidados de Úrsula. Durante ese tiempo, Aureliano advierte que, para ganar, debe aunar fuerzas con grupos armados e independientes del interior del país. Antes de irse, deja a cargo de Macondo a su amigo Gerineldo Márquez.

A partir de entonces, Gerineldo comienza a visitar regularmente la casa de los Buendía. Primero lo hace para instruir al aún joven Aureliano José en las armas, luego para charlar con Úrsula y, finalmente, para encontrarse con Amaranta, de quien está enamorado desde joven. Al igual que con Pietro Crespi, la relación entre ellos se fortalece y todo indica que van a casarse pero, cuando él se le declara, Amaranta lo rechaza.

Ocho meses después, llega una carta de Aureliano en la que notifica que cuiden a su padre porque está por morir. Úrsula, consciente de los presagios de su hijo, intenta meterlo en la casa, pero el hombre se resiste. Para entonces, el fantasma de Prudencio Aguilar es la única persona con la que comparte el tiempo José Arcadio Buendía. Prudencio lo limpia, lo alimenta y le transmite las noticias de Aureliano.

Cuando por fin consiguen ingresar a José Arcadio a la casa, ya es demasiado tarde, y el hogar se llena del aroma a naturaleza que despide el anciano enfermo. Finalmente, José Arcadio muere, y mientras el carpintero le toma las medidas para el cajón fúnebre, una copiosa lluvia de flores amarillas cae desde el cielo y cubre a todo Macondo.

Capítulo 8

Mientras observa a Aureliano José afeitarse por primera vez, Amaranta nota que se ha transformado en un hombre. Desde que Pilar Ternera se lo entregó para que termine de criarlo, ella tiene la costumbre bañarse junto con al niño. Sin embargo, lo que al principio parecía algo inofensivo, ahora perturba mucho a Aureliano José, quien se obsesiona con la belleza de su tía.

Por la época en que Amaranta rechaza a Gerineldo Márquez, Aureliano José se toma la costumbre de ir a dormir con su tía todas las noches. Una de noche de esas, tía y sobrino consuman la tensión que viene aquejándolos desde hace tiempo. A partir de entonces, empiezan a encontrarse a escondidas en distintos lugares de la casa. Una tarde, Úrsula casi los descubre en el granero. Aunque la mujer no se da cuenta de lo que sucede, Amaranta advierte de lo peligroso de la situación y corta la relación en seco. Luego de eso, Aureliano José comienza a visitar la tienda de Caterino en busca de prostitutas a quienes convierte “en Amaranta mediante ansiosos esfuerzos de la imaginación” (169).

En esos días, un informante le dice a Gerineldo Márquez que el gobierno intenta pactar un armisticio con los liberales, pero el coronel Aureliano Buendía está en desacuerdo con las condiciones que establece. Por ese motivo, Gerineldo debe seleccionar a cinco de sus soldados de mayor confianza para abandonar el país con el coronel y los suyos. A medianoche, Aureliano llega a Macondo y huye junto al grupo de Gerineldo. Aureliano José, que había estado recibiendo instrucciones militares durante el último tiempo, se va con ellos.

Las noticias sobre el paradero del coronel Aureliano Buendía comienzan a ser confusas luego de su huída. Cada día, Úrsula se entera de que su hijo se encuentra en un país distinto. Muchas de estas noticias las comparte con el general conservador José Raquel Moncada, que ahora cumple el papel de alcalde de Macondo.

Aunque pertenecen a bandos opuestos, Moncada y Aureliano lograron construir una relación amistosa mientras el coronel estaba en Macondo. Aún en los periodos más complicados de la guerra, ambos hombres se reunían en forma pacífica para intercambiar prisioneros y pensar conjuntamente estrategias para resolver los conflictos de modo humanitario.

En cuanto a su rol en Macondo, Moncada consigue que el pueblo sea nombrado municipio y así se transforma en su primer alcalde. Su gobierno genera un estado de prosperidad y paz en el lugar. En ese tiempo, también, vuelve a funcionar la escuela y el padre Coronel sustituye a Nicanor, quien se encuentra “consumido por las fiebres hepáticas” (173).

Úrsula impulsa nuevamente su negocio repostero con la ayuda de Santa Sofía de la Piedad. De sus tres hijos, Aureliano Segundo y José Arcadio Segundo son los primeros alumnos de la nueva escuela, y Remedios se vuelve una niña tan hermosa que comienza a ser conocida en el pueblo como Remedios, la bella.

Pasa el tiempo y Aureliano José deserta del ejército y vuelve a Macondo hecho un hombre y dispuesto a casarse con su tía. Aunque ella lo rechaza por temor a concebir hijos con cola de puerco, comienzan a encontrarse nuevamente a escondidas. Luego de un tiempo, Amaranta termina echándolo para siempre de su habitación. A partir de entonces, Aureliano José deja de aparecer en la casa y comienza a frecuentar a Pilar Ternera. A diferencia de Arcadio, él sí es consciente de que ella es su madre.

Durante ese periodo y a lo largo de doce años, un montón de mujeres se presentan en la casa de los Buendía con el objeto de bautizar a los hijos que el coronel Aureliano va engendrando a lo largo de sus viajes. Como prueba de su genética, todos llevan la misma mirada sobrenatural de su padre y el mismo aspecto silencioso y solitario.

Años después, el regreso del coronel Aureliano Buendía es inminente y el clima político de Macondo se pone tenso nuevamente. Un día, Pilar ve en los naipes que Aureliano José corre peligro, e intenta retenerlo cuando él quiere ir al teatro. Él la desobedece y, cuando llega al lugar, ve que un capitán conservador está revisando a la concurrencia. Aureliano José intenta huir pero el capitán le dispara por la espalda. Mientras Aureliano José muere desangrado, una multitud se abalanza sobre el capitán y más de cuatrocientos hombres descargan sus revólveres sobre él.

El primero de octubre, un ejército comandado por el coronel Aureliano Buendía llega a Macondo y vence a las fuerzas conservadoras. El coronel designa a Roque Carnicero la misión de apresar a los conservadores, incluido el general Moncada, y apresurar los juicios de guerra. Su objetivo es extirpar de raíz al régimen conservador.

En ese tiempo, el coronel Aureliano revisa los títulos de tierra de Macondo y se entera de la estafa que realizaron su hermano y sobrino en su ausencia. Antes de anular los títulos de propiedad, se dirige a la casa de Rebeca para avisarle de su determinación, pero la encuentra consumida por el luto y acompañada solo de recuerdos.

Los juicios de guerra comienzan en Macondo y uno a uno terminan fusilando a los prisioneros conservadores. Cuando llega el turno del general Moncada, Úrsula intenta detener a su hijo para que no mande a fusilarlo, pero él se muestra frío y distante. Antes de cumplir la sentencia, el coronel visita a su amigo encarcelado e intenta justificar su accionar diciendo que no es él quien lo mata, sino la revolución. Ante ello, Moncada lo insulta y le dice que lo que más lamenta es que Aureliano haya dejado de lado sus intenciones humanitarias para transformarse en el “dictador más despótico y sanguinario” (187) del país.

Análisis

El Capítulo 7 comienza con el reencuentro de Úrsula y el coronel Aureliano Buendía luego del triunfo del gobierno conservador. Este reencuentro resulta interesante porque ilustra el momento en que Úrsula advierte por primera vez, en el “resplandor de autoridad que irradia la piel” (148) de Aureliano, los cambios que la guerra ha dejado grabados en el carácter de su hijo. Con el avance de la narración, sin embargo, veremos que ese ‘resplandor de autoridad’ no es más que la contracara de una interioridad vacía y solitaria.

Además, el regreso del coronel se encuentra rodeado de un aura sobrenatural: en primera instancia, Úrsula presagia la llegada de su hijo cuando oye el sonido de su voz dentro de la casa. Después, el coronel logra salvarse de que lo fusilen cuando un impulso inexplicable lo lleva a pedir, como última voluntad, que la sentencia se cumpla en Macondo. Finalmente, el rumor acerca de la maldición que habría de pesar sobre el encargado de matarlo termina por salvarlo de la condena. De hecho, cuando se presenta José Arcadio frente al pelotón de fusilamiento, Roque Carnicero se rinde ante su presencia imponente por considerarlo una señal de la “Divina Providencia” (153).

A su vez, la llegada del general Moncada vuelve a generar cambios en la realidad de Macondo, que deja deja de ser un pueblo para transformarse ahora en un municipio, del cual él es el alcalde. Su presencia hace posible un breve periodo de paz en Macondo durante el que es posible volver a la normalidad anterior a la guerra. Tal como menciona Mario Vargas Llosa, hay una influencia recíproca entre el hogar de los Buendía y Macondo. Aquí, poner el foco en esa influencia resulta fundamental para entender el periodo pacífico que transita el municipio: la amistad cultivada, por intereses humanitarios, entre el general Moncada -referente del gobierno conservador- y el coronel Aureliano Buendía -referente de la facción liberal- se expande durante este tiempo al resto del lugar. Sin embargo, ni la amistad entre los hombres ni la paz del municipio durarán demasiado.

En este punto, vale la pena recordar que en el Capítulo 5 Aureliano Buendía se afilia al partido liberal indignado por la violencia con que los militares conservadores habían asesinado a una mujer frente a su familia. En contraposición, al finalizar el Capítulo 8 y siendo ya coronel, Aureliano sentencia a muerte a todos los conservadores de Macondo, incluso su amigo José Raquel Moncada. Esta acción condensa una profunda ironía, en la transformación interior del coronel, respecto a los intereses que lo llevaron a comprometerse en la política. Esta ironía es señalada por el general Moncada antes de que lo fusilen: “—Lo que me preocupa es que de tanto odiar a los militares, de tanto combatirlos, de tanto pensar en ellos, has terminado por ser igual a ellos” (187).

Otras muertes relevantes se producen en estos dos capítulos, prolongando el constante estado de duelo que define al hogar de los Buendía: el misterioso crimen que se lleva a José Arcadio hijo; el fallecimiento de su padre, José Arcadio Buendía, y el asesinato por la espalda de Aureliano José, el último hijo que Pilar Ternera le da a la estirpe familiar. Como veremos, las tres muertes están vinculadas, en mayor o menor medida, con el tema de lo sobrenatural.

Primero sucede el misterioso asesinato de José Arcadio hijo. Este crimen nunca llega a resolverse y su tono sobrenatural se debe tanto al persistente olor a pólvora que deja el cadáver durante años como al recorrido que realiza su sangre hasta llegar a Úrsula. Además, esta muerte vuelve a traernos al tema de la soledad a través de los estragos que produce en la imagen de Rebeca: “En la penumbra de la casa, la viuda solitaria (...) era un espectro del pasado” (184). Pese a lo angustiante de la imagen, el luto y la soledad se transforman para ella en la única vía para alcanzar la paz: “Con el corazón convertido en cenizas (...), había encontrado la paz en aquella casa donde los recuerdos se materializaron por la fuerza de la evocación implacable, y se paseaban como seres humanos por los cuartos clausurados” (184-185).

En el caso del primer José Arcadio Buendía, el carácter sobrenatural de su muerte se relaciona de forma estrecha a los temas de la naturaleza y el tiempo. Cuando la familia está preparando su entierro, por ejemplo, observan que una lluvia de flores amarillas cae del cielo: “Tantas flores cayeron del cielo, que las calles amanecieron tapizadas de una colcha compacta, y tuvieron que despejarlas con palas y rastrillos para que pudiera pasar el entierro” (166). En la sección "Símbolos, alegorías y motivos" desarrollamos cómo el protagonismo de la naturaleza de Macondo representa simbólicamente el paso del tiempo y su potencial destructivo. En el caso de José Arcadio, la correspondencia entre la vejez y la naturaleza se reitera en varias oportunidades. Un ejemplo de ello se nos muestra cuando lo ingresan, antes de morir, a la casa: “Un tufo de hongos tiernos, de flor de palo, de antigua y reconcentrada intemperie impregnó el aire del dormitorio cuando empezó a respirarlo el viejo colosal macerado por el sol y la lluvia” (164).

Finalmente, el tema de lo sobrenatural se presenta en la muerte de Aureliano José desde el momento en que Pilar Ternera presagia su asesinato en una tirada de barajas. Aquí, lo sobrenatural se relaciona en lo que Mario Vargas Llosa clasifica bajo la noción de lo mágico. Pilar Ternera es un personaje que domina la magia de la adivinación, lo que nos permite vincular sus poderes sobrenaturales al tema del conocimiento. En estos capítulos, además, ella le anuncia al coronel Aureliano Buendía que debe cuidar su boca, anticipándose al envenenamiento por café que casi acaba con su vida.