El tema principal es el instinto frente a la represión, ya que Yerma lucha porque su instinto le dice que debe ser madre, pero no lo logra, y por eso termina odiándose. Por un lado, a través de un gesto radical, se libera de la esterilidad de Juan, su marido, aunque no de su tragedia personal. Por otra parte, la determinación de Yerma de matar a Juan obedece a la impulsividad, que lleva después al arrepentimiento cuando se da cuenta de que ha matado a su propio hijo, que ya no podrá nacer. Por las normas impuestas por la sociedad, Yerma solo puede tener hijos con Juan, y al matarlo a él, ha matado a su única posibilidad de obtener lo que realmente desea más que a nada: tener un hijo.
Consciente del éxito del drama rural de teatro, Lorca elabora estas tragedias basándose en una conjugación de mito, poesía y sustancia real, tratando de retratar a una mujer a su vez oprimida y segura de sí misma.