Plata quemada

Juicio

La novela fue llevada a los tribunales en diversas ocasiones.

Sobre el premio

En 1997, el mismo año en que ganó el premio, Gustavo Nielsen le inició un juicio a Piglia y a su editor, Guillermo Schavelzon, por violar las bases y condiciones del premio. El arquitecto y escritor Gustavo Nielsen había sido finalista con El amor enfermo. El problema no radicaba en la calidad de la novela premiada, que nadie puso en duda, sino en la conexión que tenía Piglia con la editorial. Nielsen ganó en segunda instancia, cuando, en 2005, la sala G de la Cámara Civil de Buenos Aires dictó un fallo condenatorio contra Planeta Argentina en el que señalaba que "existen demostradas muchas circunstancias que revelan la predisposición o predeterminación del premio en favor de la obra de Ricardo Piglia".[8]​[9]​ La justicia argentina tuvo especialmente en cuenta el punto seis de las bases del concurso, que habilitaba como concursante a aquel que no tuviera "cedidos o prometidos los derechos de edición, publicación y/o reproducción en cualquier forma, con terceros".[10]​

Galeano, Blanca Rosa

En el año 2003, Blanca Rosa Galeano, el personaje conocido como "la Nena", le inicia un juicio a Ricardo Piglia y a Planeta. En el que les exige una suma de un millón de pesos como resarcimiento por daños y perjuicios. En la vida real, la Nena era la novia de Carlos "Cuervo" Mereles, quien resultó muerto en el enfrentamiento policial. A raíz de los eventos que se narran en el libro, Blanca Galeano terminó también en la cárcel de Olmos,[11]​ donde dio a luz a Carlos Alberto, hijo de ella y de Carlos "Cuervo" Mereles, de quien estaba embarazada al momento de ingresar a la cárcel.

El argumento que sostuvo Blanca Galeano fue que durante mucho tiempo había tratado de mantener ocultos estos hechos a su entorno familiar, laboral y amistoso, y que la publicación del libro le había traído desavenencias con su entorno y sobre todo con su hijo mayor, quien desconocía la identidad de su padre. Además, el autor, escribió una ficción sin mantener el resguardo de los nombres propios de cada personaje, e inventando situaciones que no sucedieron. La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala A, falló en contra de Blanca Galeano, estableciendo que los hechos en los que basó su novela Piglia eran de dominio público (puesto que habían sido publicados en numerosos artículos periodísticos de la época), que Piglia estaba amparado por la libertad de expresión, y que el reclamo pecuniario de la demandada era excesivo en relación con el supuesto daño que se le había infligido.[12]​[13]​

Dorda, Claudia

Claudia Dorda, una psicóloga argentina, también le inició un juicio a Ricardo Piglia y a Planeta en el año 2008. En este caso, la demandada entendió que la representación que hacía Piglia de su padre Roberto Juan Dorda, sobre todo en lo referido a la homosexualidad y a su adicción a las drogas, le generaba un agravio moral. En una primera instancia (que fue luego apelada), se desestimó la denuncia contra Piglia, por considerarse que estaba amparado en el género ficcional propio de la novela, pero se le obligó a Planeta a pagar las costas del juicio y a resarcir a las demandadas por la contratapa que había puesto originalmente al libro, donde afirmaba que la novela era una historia real. Sin embargo, en una apelación posterior, el juez actuante desestimó toda la demanda, llegando a citar fragmentos de la obra:

Por lo pronto, el autor tuvo la prudencia, quizá no merecida, de ni siquiera llamar enteramente por su nombre a Roberto Juan Dorda (ver oficio de fs. 235), sino nombrarlo como el "Gaucho", o el "Gaucho Rubio", o el "Gaucho Dorda" o simplemente como "Dorda", con lo cual no era fácil que las actoras se vieran tan personalmente reconocidas por terceros o identificadas con ese personaje de una trama policial, cuyo único punto de contacto era la ocasional utilización de ese apellido. Más aún cuando al cabo del capítulo ocho, el "Nene Brignone" está a punto de morir por las balas recibidas, después de resistir muchas horas en un departamento en la Ciudad de Montevideo, le dice a Dorda: "No aflojes Marquitos" y el autor agregó después "Lo había llamado por su nombre, por primera vez en mucho tiempo, en diminutivo, como si fuera el Gaucho quien precisara consuelo" (ver pág. 218). Este pasaje demuestra que Piglia incluso ocultó la identidad de Roberto Juan Dorda, al asegurar que el mismo en verdad se llamaba "Marcos", por lo que se torna dudosa la relación que dicen haber efectuado los testigos que declaran a instancias de las actoras, para concluir que por aquellas nominaciones efectuadas en el libro, descubrieron ellas que eran hija y nieta del afamado delincuente.[14]​

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