Los cuentos de Canterbury

Los cuentos de Canterbury Símbolos, Alegoría y Motivos

El dedo de oro del Molinero (Símbolo)

El Molinero es un individuo grande y fuerte, de aspecto tosco y una personalidad vulgar y pecaminosa. Además, tiene ciertas inclinaciones hacia el fraude: “¡Se sabía al dedillo todos los trucos de su oficio, como sisar grano y cobrar tres veces el valor justo; además tenía un pulgar de oro” (80). Su dedo de oro posee un valor simbólico que puede interpretarse de varias maneras distintas: en su sentido más básico, ese pulgar es el que le permite comprobar la calidad del trigo. También alude a un fraude común en los molineros de la época: apretar furtivamente la balanza para incrementar así su peso y cobrar más. Pero, además, debe pensarse en diálogo con un conocido refrán medieval: “Un molinero honrado tiene un dedo de oro”, lo que equivale a decir que no existen los molineros honrados.

Venus, Marte y los dientes de la Comadre de Bath (Símbolos)

La Comadre es uno de los personajes femeninos que mayor carácter y presencia tiene en todos los Cuentos de Canterbury. Ella defiende sus derechos como mujer, su sexualidad libre y desenfrenada, y su gran dominio sobre esposos y amantes. Considera que su existencia se encuentra regida por Venus, diosa y símbolo de la sensualidad, y Marte, de la guerra: “Ciertamente, Venus influye sobre mis sentimientos; Marte, en mi valor. Venus me dio el deseo y la lujuria; Marte, mi descarada osadía” (213). Curiosamente, la Comadre tiene una característica física particular: los dientes superiores separados, algo que en la cultura medieval simbolizaba una personalidad lasciva.

Enero y Mayo (Símbolos)

“El cuento del Mercader” presenta la historia de un anciano que “había permanecido soltero durante sesenta años, solazando su cuerpo con las mujeres que le gustaban, como suelen hacerlo estos insensatos mundanos” (290). Ahora, cansado de ese tipo de vida, decide contraer matrimonio con una joven hermosa: “No debe sobrepasar de los dieciséis: esto es innegociable” (294). Este despreciable hombre, llamado Enero, contrae finalmente matrimonio con una mujer adecuada a sus expectativas, la hermosa y joven Mayo. Estos nombres simbolizan exactamente la etapa de la vida que atraviesan ambos personajes: en tiempos de Chaucer, enero era el penúltimo mes del año y mayo, el tercero.

El sueño de Creso (Alegoría)

“El cuento del Monje” presenta la tragedia de Creso, rey de Lidia. Un día, Creso tiene un sueño profético, al que interpreta de forma incorrecta y fatal: “Soñó que estaba encaramado en un árbol. Allí Júpiter lavaba su espalda y sus costados, mientras Febo le ofrecía una hermosa toalla con la que secarse” (478). Aunque Creso se hincha de orgullo ante el sueño, este opera, en realidad, como una alegoría de su propia muerte: el árbol simboliza la horca en la que morirá; Júpiter, la lluvia y la nieve que golpearán su cuerpo inerte; Febo, el sol que lo secará. Pese a que su hija, de gran sabiduría, intenta advertirle, Creso no presta atención y muere según lo predicho.

El matrimonio (Símbolo)

El último cuento de la selección consiste, en realidad, con el largo sermón realizado por el Párroco, que tiene como objetivo enseñar los valores morales cristianos y la importancia de la confesión y la penitencia. En su discurso, este personaje menciona y explica detalladamente cada uno de los pecados capitales, aquellos que más ofenden a Dios y alejan a los hombres de Él. Mientras describe las particularidades del pecado de la lujuria, el Párroco da cuenta del valor simbólico que cobra el matrimonio bajo la cosmovisión cristiana: “El matrimonio simboliza la unión de Cristo con la Sagrada Iglesia” (618). Se entiende, en este punto, la causa por la que la sexualidad conyugal es un motivo de tanto interés para la institución eclesiástica.