El protagonista, Shanti Andía, es un joven que anhela explorar lo desconocido y descubrir lo que hay bajo el mar. A lo largo de su viaje, Shanti experimenta una variedad de culturas, personas y lugares diferentes. Conoce a una gran variedad de personas con diferentes historias, creencias y perspectivas. Aprende a apreciar la diversidad del mundo y a ser más abierto de mente y tolerante con los demás. Shanti también empieza a comprender la importancia de vivir la vida al máximo y de asumir riesgos.
Shanti se debate entre las expectativas tradicionales de su familia y su pueblo y su deseo de explorar y descubrir el mundo. Al principio de la novela, Shanti está satisfecho con su vida. Se siente cómodo permaneciendo en su pequeño pueblo y trabajando en la granja de su familia. Aunque tiene una existencia pacífica y satisfecha, pronto empieza a sentirse inquieto y a anhelar algo más. Abandona su hogar y se embarca en un viaje para descubrirse a sí mismo y al mundo fuera de su pequeño pueblo.
Le mueve un fuerte sentido de la curiosidad y el deseo de descubrir los secretos de las profundidades. A lo largo de la novela, el mar sirve como símbolo de lo desconocido y lo misterioso, al tiempo que representa una fuente de aventura y libertad. Es un lugar de potencial, donde los sueños pueden realizarse y donde uno puede encontrar un sentido de paz y pertenencia. El mar también sirve de recordatorio de la fragilidad de la vida, ya que puede arrebatarla en cualquier momento, así como de ejemplo del poder de la naturaleza y de la belleza de su inmensidad.
Shanti descubre quién es, qué quiere de la vida y cómo alcanzar sus objetivos. A través de sus experiencias, aprende que la vida está llena de incertidumbre y que hay que arriesgarse para encontrar la felicidad y la plenitud. Al final de la novela, Shanti es un hombre cambiado, con un nuevo aprecio por la vida y un renovado sentido de los objetivos.
