La Edad de la Inocencia

La Edad de la Inocencia Resumen y Análisis de Capítulo 1

En la Academia de Música de la ciudad de Nueva York, la famosa cantante de ópera Christine Nilsson canta en la obra Fausto. En medio de una apasionada canción de amor, Newland Archer llega elegantemente tarde. Ingresa al palco reservado para los jóvenes ricos e importantes como él.

Seguimiento de tema: Lugares 1

Enfrente a su palco estaba el de Mrs. Manson Mingott, una matriarca obesa, perteneciente a otra familia importante de Nueva York (y abuela de la nueva prometida de Archer). Sentada en el palco de ella están su nuera, Mrs. Lovell Mingott, su hija, Mrs Welland, y su nieta, May Welland.

Archer mira fijamente a May. Esa misma tarde, él y May se habían comprometido. A diferencia de Archer, May carece de experiencia en el amor. Archer se ve a sí mismo como un maestro para su futuro esposa. Mientras observa con orgullo a May mirando la ópera, comienza a soñar con el futuro que vivirán juntos.

"Y contempló su absorto rostro juvenil con un estremecimiento de posesión en que se mezclaba el orgullo de su propia iniciación masculina con un tierno respeto por la infinita pureza de la joven. 'Leeremos Fausto juntos... a orillas de los lagos italianos...', pensó, confundiendo en una nebulosa el lugar de su planeada luna de miel con las obras maestras de la literatura que sería su privilegio varonil enseñar a su novia”, Capítulo 1, página 13.

Seguimiento de tema: Matrimonio 1

Seguimiento de tema: Lugares 2

Las personas sentadas cerca de él de pronto interrumpen fantasías. Lawrence Lefferts, un experto en modales de Nueva York, y Sillerton Jackson, un experto en familias importantes, miran el palco de Mrs. Mingott con sorpresa y conmoción. Archer también mira. Sentada cerca de su prometida hay una recién llegada: es una mujer delgada, exótica y espectacular. Parece no notar la atención que se ha centrado en ella.

Los demás hombres en el palco de Archer esperan oír lo que Sillerton Jackston tiene para decir sobre esta mujer: “Jamás pensé que los Mingott se atrevieran a pretender hacernos tragar el anzuelo” Capítulo 1, página 16.