El proceso

Personajes

Josef K.

Josef K. es un oficinista bancario con una pujante carrera en un importante banco de la ciudad. Su padre falleció y su madre recibe brevísimas referencias en el libro, sobre todo en uno de los capítulos incompletos que no forman parte de la edición de Max Brod. El resto de sus relaciones humanas se limitan a un tío que fue su tutor años atrás, una sobrina bondadosa pero ausente, su dependienta en la pensión en la que vive, sus vecinas en dicha pensión, y los personajes del banco; el director, el subdirector (que es su contrincante profesional), y una serie de funcionarios menores. Participa además de unas tertulias intelectuales en las que conoce al único amigo al que se refiere la obra, también en un capítulo inconcluso, un cuestionable fiscal. Visita, finalmente, a una mesera y prostituta omnipresente en la novela de nombre Elsa. A lo largo de la novela conoce a una serie de personajes que sobre todo pretenden ayudarlo inútilmente. La vida de K. refleja la vida del hombre moderno, solitaria, competitiva y superflua; el proceso se introduce en su cotidianidad desgarrando su rutina y convirtiéndolo en un hombre entregado de pleno a la angustia de hacerse parte poco a poco del tribunal y su hermética maquinaria burocrática.

El nombre Josef probablemente proviene del Emperador Francisco José I, y K. como parece obvio, es una inicial tras la cual el propio Kafka, al referirse a sí mismo tanto en diarios de vida como en manuscritos, escondía su propio apellido (Los nombres propios, señalaba el autor, le resultaban confusos).

El subdirector

Superior y rival de K. en el Banco; es un hombre mayor que ve amenazada su posición frente a Josef. Aparece como el ideal de éxito de la modernidad dentro de la sociedad alemana de la época, y funciona en el relato como contrapunto a la decadencia de K., aprovechándose de su desmedrada situación psicológica. A diferencia del tribunal y sus funcionarios, el subdirector, personaje anónimo y desagradable, es una suerte de antagonista de K.

Fräulein Elsa

Mesera prostituta que K. visita recurrentemente. En el libro tiene una presencia constante, si bien en la edición de Brod nunca es visitada por K. quien únicamente la recuerda o menciona en relación con otros personajes, con el fin de establecer una suerte de superioridad o pertenencia.

Fräulein Bürstner

Vecina de K. en la pensión donde vive; entre ambos, gracias a la detención de Josef, que invadió en la habitación de la señorita, se desarrolla un breve y superficial romance de una noche, del cual K. trata de asirse en su decadencia. La señorita Bürstner parece tener una vida ligeramente licenciosa y la situación vivida con K. no hace más que incomodarla. Hacia el final de la novela reaparece como presencia, resolviéndose como señal de la aceptación de la culpa, o la deserción a la esperanza de escape del protagonista.

Tío Albert K.

El impetuoso tío de K. venido del campo. Es el vínculo de K. con su familia, y alguna vez fue su tutor. En su visita se desarrolla la tensión familiar del protagonista, que se mueve entre el respeto y la repugnancia. El tío es quien consigue que finalmente K. se haga cargo de su proceso y asuma un rol activo en él, contratando a Huld como abogado y aconsejándole severamente en cuanto a su conducta frente a los diferentes personajes que circundan el tribunal, con quienes insiste que debe tenerse un enorme respeto.

Erna

Hija del tío Karl, prima de K. Es un personaje que no actúa directamente en la novela, pero sí aparece mencionada por su padre, a quien ha escrito una carta informándole del proceso contra K.

Abogado Huld

Un viejo conocido del tío de Josef K. a quien este recurre para socorrer a su sobrino. Se encuentra enfermo, pero eso no le impide mantenerse activo gracias a sus vínculos con el tribunal. Se le caracteriza como un hombre muy bien posicionado dentro las posibilidades del hombre común, además de exitoso económicamente, reconocido entre sus pares y de buen corazón, dado que se le conoce como "abogado de los pobres". Desde ese punto de vista, representa quizás lo mejor de su profesión (salvo por los grandes abogados a los que nadie puede tener acceso) y a pesar de ello es un déspota con otros de sus clientes.

Huld es una suerte de primer guía dentro de la mecánica del poder judicial, que ilustrará al protagonista acerca de cómo asumir su posición frente al tribunal. Durante gran parte del libro, mientras tiene la defensa de K., redacta un supuesto documento de defensa que nunca eleva ante el juzgado, y ejecuta una serie de actos desconocidos en ayuda de Josef, quien, ante los nulos avances, decide despedirlo.

Rudi Block

Block es un comerciante también acusado y cliente de Huld. Su caso lleva cinco años. Él no es ya más que una sombra del próspero hombre que una vez fue, y se pasa los días entre las salas de espera y una diminuta habitación en la casa de Huld, donde espera ser llamado para conocer los progresos de su defensa. Todo su tiempo, energía y recursos están ahora dedicados a su caso. A pesar de que ha contratado aparte a un grupo de abogados de poca monta, y prácticamente vive en las dependencias del tribunal, no ve ningún avance, y se encuentra completamente subordinado a Huld y en general al proceso, como todo acusado.

Huld le cuenta su experiencia a K. y con ello le ilustra finalmente cuál será su destino si el desarrollo de los hechos sigue el curso habitual. Además, relata la forma de vida de los tribunales, mostrando el desarrollo de un folclore entre acusados, lleno de símbolos y fetiches que distan del inalcanzable pero absoluto y coherente sistema de engranajes del poder judicial.

Frau Grubach

Propietaria de las unidades de alojamiento de la casa en la que vive K. estima mucho al protagonista, puesto que lo admira como un joven bien posicionado y ascensionista social, probablemente el mejor de sus alojados.

Leni

La enfermera de Herr Huld; se enamora de Josef K. como se enamora de todo acusado que llega a la casa de su patrón, puesto que la situación de procesado le resulta irresistible. El Abogado considera una tesis al respecto, de que la situación de los acusados hace aparecer en ellos la belleza. Será la amante de K y su informante y le muestra sus "partes palmeadas" (referencia al motivo de la mano presente en todo el libro).

Titorelli

Pintor de la corte, cargo hereditario propio de iniciados, que consiste en mantener un estándar entre los "jueces del pasado" y los actuales jueces, quienes necesariamente quieren ser pintados como sus antecesores. Se ofrece a ayudar a K mediante su contacto personal con los jueces, mediando a través de cartas y firmas para aplazar o suspender el procedimiento. Está convencido de que la corte nunca puede ser influenciada por otros o ser disuadida de que encuentre culpable a un acusado y por ello, insiste en que solamente puede ayudar a K. si este es inocente. En el apuro, consigue venderle tres cuadros idénticamente lúgubres a Josef.

Vive en una buhardilla inmunda rodeado de pérfidas niñas que lo acosan; esta habitación, por supuesto, es suministrada por el tribunal y forma materialmente parte del edificio, conectándose por una puerta con uno de los pasillos de la casa de justicia.


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