Resumen
Martin Luther King Jr. proporciona una razón más importante para su presencia en Birmingham: está allí “porque aquí está la injusticia”. Compara a la SCLC con los profetas del siglo VIII que llevaron la palabra de Jesús lejos de sus hogares, y a él mismo con San Pablo, quien llevó la palabra de Cristo “hasta los confines del mundo greco-romano”. El Dr. King lleva “la palabra de la libertad” más allá de su ciudad.
Además, argumenta que “todas las comunidades y estados” están interrelacionados. Como hombre dedicado a la justicia, no puede ignorar la injusticia simplemente porque ocurre fuera de su ciudad natal. “La injusticia cometida en cualquier lugar constituye una amenaza a la Justicia en todas partes”. Como resultado, nadie en los Estados Unidos debería ser considerado un forastero en ningún punto del país.
Después de esto, el Dr. King reprende a los clérigos por criticar las manifestaciones sin criticar simultáneamente “las condiciones que han motivado esas manifestaciones”. Afirma que las manifestaciones en Birmingham son lamentables, pero no tanto como “la estructura de poder blanco” que no le dejó a la comunidad negra alternativa.
Luego se describe en detalle el proceso de la campaña civil no-violenta. Existe, explica, cuatro fases: “recopilación de información para determinar si existen injusticias; negociación; auto-purificación; y acción directa”. Insiste en que, en este caso, se han recorrido todos los pasos. Cita hechos que dan cuenta de que el racismo institucionalizado y la segregación son singularmente atroces de Birmingham, y que prueban que la SCLC tenía muchas razones para unirse a las manifestaciones, especialmente después de que los líderes negros intentaran negociar con las autoridades municipales, y estas se rehusaran.
King relata un intento del mes anterior de hablar con la comunidad empresarial de la ciudad. Tras algunas promesas de los comerciantes, como quitar carteles raciales, las manifestaciones se interrumpieron, pero las promesas no fueron cumplidas.
Como resultado, la SCLC planeó utilizar la “acción directa”, lo que significa que se pondrían al frente de las manifestaciones para apelar a las conciencias locales y nacionales. Sin embargo, primero se sometieron al proceso de auto-purificación: hicieron talleres para asegurarse de que estuvieran preparados para proceder sin violencia y para ser eventualmente arrestados sin permitir que la ira los consumiera. Luego, eligieron la Semana Santa para las manifestaciones, ya que es un período de gran actividad comercial. La esperanza era que la acción directa amenazara con graves consecuencias económicas, de modo de facilitar la cooperación de los comerciantes.
El plan de la SCLC se complicó cuando se dieron cuenta de que la elección de la alcaldía de Birmingham se celebraría en marzo. Decidieron posponer las manifestaciones, y lo volvieron a hacer cuando el virulento racista Eugene “Bull” Connor llegó a la segunda vuelta, de modo que las manifestaciones no enturbiaran el debate político. Luego de esta segunda elección, que terminó con la derrota de Connor, ya no había motivos para retrasar el programa de acción directa.
Luego, anticipa que los clérigos podrían preguntarse si las negociaciones no serían una mejor táctica que "sentadas, manifestaciones y demás". El Dr. King responde que, justamente, el principal objetivo de la acción directa no violenta está diseñada para inducir una tensión que fuerce la negociación. Insiste en defender la noción de tensión siempre y cuando sea constructiva y no violenta. De hecho, cree que esta es necesaria para el crecimiento. Alude a Sócrates, quien creía que debía haber una “tensión mental” para que los individuos pudieran trascender los mitos y abrazar la verdad, e insiste en que los hombres como él deben forzar la tensión externa para que los hombres puedan “salir de las oscuras simas del prejuicio y el racismo, para ascender a las majestuosas alturas de la hermandad y la comprensión”.
Finalmente, insiste en que coincide con los clérigos en que la salida es la negociación y el diálogo.
Análisis
A lo largo de esta sección, el tono del Dr. King se mantiene consistentemente impasible y lógico. De una manera que evoca un descargo judicial, aborda una por una las críticas de los clérigos.
Primero señala la acusación de que es un forastero, luego la de que apeló a la acción directa demasiado rápido y, finalmente, la de que no quiere negociar. Tanto se detiene a considerar la postura de los clérigos que por momentos se hace preguntas retóricas como si se tratara de interpelaciones de ellos. Esta expresa empatía, y el reconocimiento de las opiniones y los cuestionamientos de los clérigos, es tanto un reflejo de las ideas King sobre la interconexión entre las personas como una forma eficaz de argumentación
La estructura legal básica que toma la misiva -y que abordaremos con más detalle a continuación- consiste en estipular primero ciertos hechos, reconociendo aquello que es justificable en las quejas de los clérigos, para luego ilustrar la falacia detrás de esas críticas. De esta forma, la carta sirve para atacar una ambigua hipocresía en los clérigos, sin acusarlos explícitamente de nada. De hecho, incluso cuando critica a sus interlocutores por señalar los efectos de la segregación y no la segregación misma como causa de las movilizaciones, se desvive por darles el beneficio de la duda al asumir que su análisis es, en todo caso, superficial y no malintencionado.
Inmediatamente después de justificar su "jurisdicción" en Birmingham, el Dr. King lanza su primer desafío moral a los clérigos, al alegar que "la injusticia cometida en cualquier lugar constituye una amenaza a la Justicia en todas partes". La implicación es que los límites geográficos son superficiales en comparación con los alcances de la Justicia, mucho más amplios. Obviamente, esta no es una objeción con la que un cristiano profeso desearía estar en desacuerdo. Y aquí se evidencia la audacia de Martin Luther King Jr., que ha demorado este argumento, con el que confronta con sus interlocutores, para que no aparezca como una afirmación airada sino como una extensión lógica de todo un razonamiento, mucho más difícil, así, de rebatir, especialmente cuando este razonamiento se basa en premisas aparentemente incuestionables.
Tras este giro argumentativo, el pensador complejiza su discurso, que ya no se sostiene únicamente en argumentos lógicos, sino que contiene ahora afirmaciones poderosamente emotivas y de alto contenido moral, y que trascienden, además, el análisis circunstancial. En otras palabras, si en un principio King apela esencialmente al logos (es decir, al intelecto, la razón) para sostener su argumentación, ahora incorpora la esfera del pathos (los sentimientos, la emotividad). Su capacidad de moverse entre logos y pathos con tanta sutileza y fluidez da cuenta de su dominio de la retórica: al abstenerse de hacer de la carta una furiosa diatriba, el plano emocional del texto se vuelve mucho más disuasivo.
Curiosamente, no profundiza en la teología de su contundente afirmación sobre la injusticia, sino que la presenta como una estipulación. Su validez se apoya más bien en alusiones incuestionables. La falta de humildad del Dr. King al compararse con San Pablo de Tarso, y al equiparar a la SCLC con los primeros cristianos, se perdona fácilmente cuando se reconocen las implicaciones del argumento. En efecto, se está preguntando en qué sentido la postura de los clérigos a los que se dirige están practicando su fe con coherencia, y cómo es posible que celebren a aquellos cristianos primitivos mientras atacan a uno que predica los mismos principios de justicia. No obstante, esos cuestionamientos se deducen de sus alusiones, pero no se plantean de forma explícita, lo que supondría una acusación abierta de hipocresía. En todo caso, esta parte de la carta se cierra con la comprobación de la rectitud de su causa.
Otro aspecto crucial de esta afirmación de que la injusticia en cualquier lado amenaza la Justicia en todas partes es que supone en sí misma uno de los pilares de la filosofía de Martin Luther King Jr.: que los blancos son víctimas de la discriminación tanto como los negros. Aunque las ideas de King sobre las diferencias de raza a lo largo de su vida son complejas y dinámicas, esta carta se esfuerza mucho en sugerir que la discriminación afecta a todos. Nuevamente, este argumento se introduce más como una estipulación fáctica que como una afirmación controversial, en gran medida debido a su tono moderado, casi apologético.
Otro elemento central del abordaje del ataque de los clérigos a las movilizaciones, que King identifica como consecuencia de la segregación, es que tal ataque supone un statu quo armonioso de convivencia entre blancos y negros que las movilizaciones intenta poner en crisis. La carta niega implícita pero enfáticamente esa suposición. Aunque este punto se desarrollará más adelante, aquí ya aparece sugerido al afirmar el Dr. King que a los negros no les quedaba otra opción que apelar a la acción directa.
Su descripción del proceso que emprendió la SCLC antes de comenzar las manifestaciones se encuentra entre las secciones más defensivas de la carta. Se trata de una descripción mecánica, seca: enumera los cuatro pasos que sigue estrictamente la organización antes de emprender acciones, específicando cómo se llevaron a cabo para el caso que aborda. Nuevamente se pone en evidencia aquí la importancia que tiene, para el autor de la carta, despojar a las movilizaciones de cualquier sospecha de haberse producido como consecuencia de la ira o la irracionalidad, y describirlas en cambio como eventos deliberada y estratégicamente planificados para alcanzar la Justicia que -según él ya ha estipulado- debería ser deseable también para su audiencia.
Al establecer primero este enfoque lógico, el Dr. King prepara a su audiencia para una sección más desafiante de la carta: su defensa de crisis y la tensión. King pone gran énfasis en abordar estas nociones evitando evocar el miedo que podría causar en su audiencia.
Su primera táctica en este sentido implicará la alusión a Sócrates. Y, de hecho, esta alusión es efectiva para comprender tanto el argumento como la estructura general del texto. Recordemos que el método socrático de argumentación se estructura en preguntas que Sócrates le hace a otra persona, y con cuyas respuestas el filósofo ilustra las limitaciones en su pensamiento. En otras palabras, Sócrates rara vez define una filosofía; en cambio, simplemente obliga a una persona a confrontar sus propias suposiciones para acercarla a la verdad. Si bien el Dr. King ciertamente tiene un concepto definido de Justicia, estructura la carta en torno a las críticas expresadas por otras personas, y luego usa verdades innegables (como "la injusticia es indeseable") para ilustrar las deficiencias de ese pensamiento.
Volviendo a su defensa específica de la tensión, King nos recuerda que Sócrates argumentaba que el crecimiento intelectual ocurre solo cuando uno permite que aflore la tensión, y afirma que, de manera similar, se deben engendrar tensiones sociales para lograr un cambio para mejor. No hay dudas de que el autor de la carta es consciente de que esta idea es desafiante, ya que la noción de crisis asusta a la sociedad blanca, y es por eso que la aborda relativamente tarde, luego de haber sentado ciertas bases de acuerdo. No obstante, su argumento resulta prácticamente irrefutable, en especial porque insiste en el carácter no violento de la acción directa, y en su expreso propósito de estimular la negociación. King plantea que es necesario forzar esa negociación, y este argumento prefigura el ataque más directo a los moderados que aparecerá más adelante en la carta.
Implícita en este argumento está la mirada del Dr. King sobre la gente en general. Para él, la tensión consiste en desafiar, no en amenazar. La sociedad debe enfrentarse a sí misma, pero no hacerse daño; el objetivo siempre es constructivo. Esta filosofía asume que las personas son inherentemente buenas, o al menos tienen el potencial para la bondad. Y, sin embargo, el hecho de que la tensión y la crisis sean requisitos previos para el cambio también implica que no llegaremos a ser mejores por un proceso natural, con el simple paso del tiempo, sino que debemos esforzarnos por lograr ese progreso. En esta distinción, la visión de la humanidad del Dr. King se manifiesta menos ingenua de lo que parece inicialmente.
Por último, es importante señalar que, si bien esta parte "diplomática" de la carta se enfoca en la lógica y el razonamiento, la tendencia de Martin Luther King Jr. a la predicación, y su talento para ello, son evidentes. Con frecuencia cae en una retórica exaltada y emotiva incluso en medio de argumentos legalistas. Uno de los muchos ejemplos se puede encontrar en su mención del fracaso de las negociaciones iniciales con los comerciantes de Birmingham, cuando afirma que "nuestras esperanzas se vieron frustradas y la sombra de una profunda desilusión se abatió sobre nosotros”. En última instancia, estos desvíos del discurso legalista hacia una retórica emotiva nos recuerdan que Martin Luther King Jr. no está luchando por una victoria legal, sino por la Justicia en todas partes, por el alma de los norteamericanos y por el destino de la humanidad.