Viento del pueblo

Viento del pueblo Resumen y Análisis Tercera parte

Resumen

Jornaleros

El yo lírico se dirige en segunda persona a los jornaleros españoles. En primer lugar, les recuerda sus padecimientos como obreros. Luego, que fueron ellos quienes construyeron España. Tras ello, les pide que se enfrenten a Hitler y Mussolini, y que no permitan que los ricos se roben la nación.

Al soldado internacional caído en España

El yo lírico se dirige en segunda persona al soldado extranjero que luchó para el ejército republicano y murió en la batalla. Destaca su “alma sin fronteras” (p. 29), y afirma que España recogerá sus huesos y estos se convertirán en raíces que abrazarán a los hombres de todo el mundo.

Aceitunero

El yo lírico se dirige en segunda persona a los aceituneros de Jaén. Les recuerda que fueron ellos quienes con su sudor levantaron los olivos, no los explotadores ni los terratenientes, y los insta a que luchen y no se dejen esclavizar.

Visión de Sevilla

El yo lírico imagina a Sevilla, “la ciudad más esbelta” (p. 32), ahora destruida. Afirma que los alemanes la están arrasando, liderados por Hitler a quien describe como “un general de vino desgarrado / de lengua pegajosa y vacilante / de bigotes de alambre groseramente astado” (ibid.). Luego continúa imaginando a la ciudad devastada, la juventud oprimida y las sevillanas violadas. Finalmente, le ruega a Guadalquivir, río de Sevilla, que no se lleve tantos sevillanos.

Ceniciento Mussolini

En este poema el yo lírico se dirige en segunda persona al dictador italiano, Benito Mussolini. Comienza invitándolo a Guadalajara para que asista a la huida y la muerte de sus tropas, y que sea testigo del coraje invencible de los españoles. Luego, afirma que Mussolini está gastando las riquezas del suelo italiano en armas, está dejando viudas a las mujeres de la nación. El yo lírico entonces se dirige al pueblo italiano: dice que debe repudiar los dictámenes de Mussolini y revelarse en su contra. Finalmente, le dice a Mussolini que morirá a manos de su pueblo.

Análisis

En esta parte de la obra, Hernández detiene su atención en distintos actores sociales que estuvieron involucrados en la Guerra Civil. Exceptuando “Visión de Sevilla”, los poemas que analizaremos en esta sección están todos en segunda persona. Así, el yo lírico se dirige a los jornaleros y los aceituneros para instarlos a luchar; loa a los soldados extranjeros que murieron en la Guerra Civil combatiendo para el bando republicano; y ataca directamente a Benito Mussolini.

En el poema “Jornaleros” el yo lírico exalta a los campesinos a luchar contra los opresores y plantea la idea de que la tierra española es les pertenece esencialmente:

¿Dejaremos llevar cobardemente
riquezas que han forjado nuestros remos?
¿Campos que han humedecido nuestra frente
dejaremos?

Adelanta, español, una tormenta
de martillos y hoces: ruge y canta.
Tu porvenir, tu orgullo, tu herramienta
adelanta (p. 27).

Desde una óptica comunista, Hernández postula que la tierra debe ser de aquellos que la han trabajado y no de los capitalistas. De hecho, los martillos y las hoces que aparecen en los versos citados son símbolos del comunismo: ambas herramientas se encontraban en la bandera de la Unión Soviética.

Cabe destacar que la situación de los jornaleros españoles en la Guerra Civil era particularmente delicada. Tras décadas de opresión, la Segunda República española decretó, en 1932, la Ley de reforma agraria con la idea de entregarles tierras a los campesinos. Sin embargo, la crisis económica mundial, la lentitud burocrática de los republicanos y dos años consecutivos de malas cosechas no permitieron que los campesinos mejoraran sus condiciones de vida. En 1934, más de ciento cincuenta mil campesinos carecían de los productos básicos para la subsistencia. El levantamiento falangista en 1936 empeoró aún más la situación de los campesinos, ya que los antiguos dueños de las tierras recuperaron poder y, bajo la consigna “comed república,” se vengaron de los jornaleros que habían “osado” mejorar sus condiciones de vida.

En el poema “Aceituneros”, Hernández repite el mismo postulado: los aceituneros de Jaén deben luchar contra los explotadores que pretenden quedarse con las tierras que ellos trabajaron desde tiempos inmemoriales.

Dentro del campesinado, los aceituneros fueron los primeros en sufrir el advenimiento de la Guerra Civil. El ejército falangista ocupó la zona andaluza en diciembre de 1936, a pocos meses del comienzo del conflicto bélico. Jaén, una de las ciudades más importantes de dicha zona, tiene como principal cultivo a la aceituna. De hecho, a la ofensiva del ejército falangista sobre Andalucía se la conoce, por este motivo, como la “Campaña de la Aceituna”. Como resultado de esta ofensiva, los falangistas conquistaron un territorio de 1.500 kilómetros cuadrados de olivos.

El poema “Visión de Sevilla” también alude a la ocupación del ejército franquista en la zona andaluza. Sevilla es, precisamente, la ciudad más importante de Andalucía y una de las primeras que ocupó el ejército liderado por Francisco Franco. El conservadurismo general de la población y el gran poder de la Iglesia Católica sevillana fueron fundamentales para el triunfo de los falangistas. Parte de los historiadores consideran, además, que la ocupación de Sevilla fue decisiva para que el ejército de Franco ganara la Guerra Civil.

En este poema, Hernández hace especial alusión al rol de los alemanes en Sevilla: “Una bota terrible de alemanes poblada / hunde su marca en el jazmín ligero, / pesa sobre el naranjo aleteante” (p. 32). Cabe mencionar que el 27 de julio de 1936, apenas comenzada la Guerra civil española, llegó el primer pelotón de soldados alemanes para colaborar con el ejército falangista. Se instalaron en el aeródromo de Tablada, cerca de Sevilla. Como consecuencia, dicha ciudad fue una de las primeras urbes españolas que fueron sitiadas por soldados alemanes.

Tras estos versos que aluden a la ocupación germana, Hernández apunta directamente al líder de los alemanes, a aquel que encaminó las tropas hacia España: Adolf Hitler. Entre las motivaciones que tuvo el líder alemán para colaborar con el ejército falangista, se destacan la lucha contra la expansión del comunismo, ya que la Segunda República Española tenía estrechas relaciones con la Unión Soviética; la alianza con el Estado español franquista, que ayudaría a Alemania a perturbar a Gran Bretaña y Francia, por entonces enemigos de la nación germana; y la expansión económica.

El otro líder que envió sus tropas para colaborar con el ejército falangista fue el fascista Benito Mussolini, a quien Hernández le dedica el poema “Ceniciento Mussolini”. Las tropas italianas enviadas por Mussolini fueron decisivas para la victoria del ejército falangista, por eso el resentimiento manifiesto por el Hernández a través de sus versos. En este caso, los motivos que impulsaron al dictador italiano a colaborar con Francisco Franco fueron similares a los de Hitler: por un lado, quería reafirmar el poderío político y militar de Italia en Europa Occidental; por otro lado, aliarse con España le permitiría tener acceso militar directo a Francia. Al igual que Alemania, Italia era enemigo del país galo.

Además de Hitler y Mussolini, el otro líder fascista que colaboró con el ejército falangista fue António de Oliveira Salazar, presidente de Portugal. El poderío militar de este país no era tan grande como el de Italia o Alemania. Por esta razón, Portugal no colaboró con una gran cantidad de tropas. Hernández solo nombra al pasar a los portugueses fascistas en un verso de “Llamo a la juventud”. A su vez, aunque la afinidad ideológica entre el líder portugués y los falangistas no fue decisiva en la Guerra civil española, sí lo fue en la vida de Miguel Hernández. Tras el final de la guerra, el poeta logró escapar de España a través de Portugal. Sin embargo, allí fue detenido y encarcelado por la policía militar de dicho país que, posteriormente, lo entregó al ejército falangista.

El poema “Al soldado internacional caído en España” tiene una íntima relación con la segunda elegía de la obra, dedicada a Pablo de la Torriente. En la elegía, Hernández destaca a un soldado internacional en particular, mientras que aquí se dirige a todos los soldados extranjeros que han muerto en España. Ahora bien, pese a que se dirige a un plural de personas, Hernández escogió componer este poema utilizando la segunda persona del singular. Dice:

Si hay hombres que contienen un alma sin fronteras,
una esparcida frente de mundiales cabellos,
cubierta de horizontes, barcos y cordilleras,
con arena y con nieve, tú eres uno de aquellos (p. 29).

Así como sucede con el pueblo español, el colectivo formado por los soldados extranjeros también es presentado como un conjunto uniforme de personas portadoras de un alma infinita, que decidieron luchar en España guiados por sus ideales y su coraje.