Poemas de Gabriela Mistral

Poemas de Gabriela Mistral Gabriela Mistral y la educación

Además de ser una poetisa ganadora del Premio Nobel en literatura, Gabriela Mistral es sumamente reconocida por su trayectoria como educadora. Dicha trayectoria comienza en 1904, a sus quince años, cuando es nombrada ayudante de docente en una escuela de La Serena llamada “La Compañía”. Allí, además de ejercer ayudante, la joven Lucila Godoy (nombre verdadero de la poeta) da instrucción nocturna de forma voluntaria para enseñar a leer y escribir a niños de entre cinco y diez años que, por razones económicas, no podían asistir a la escuela.

Tras trabajar tres años allí, en 1907 Mistral es contratada en la Escuela de Niñas de La Serena como administrativa. Este trabajo le dura apenas diez meses. Mistral tiene constantes conflictos con la directora, quien no quiere que admita en la institución a niñas de todas las clases sociales, en lugar de solo a las de clase alta.

Luego de renunciar a su cargo, Mistral comienza a viajar y a ejercer como docente en distintas zonas de difícil acceso del país. Es maestra rural en La Cantera, Cerrillos, Pudahuel, Traiguén, Antofagasta y Los Andes, donde se queda durante seis años, hasta 1918.

Ese año, Gabriela es nombrada directora en una escuela de Punta Arenas. Ese cargo le permite tomar decisiones ligadas a sus preocupaciones sociales. Mistral decide que la escuela se abra todas las noches para que asistan gratuitamente las obreras de la región. Además, organiza una biblioteca para niñas y trabajadoras. Gracias a estas labores, Mistral adquiere prestigio y reconocimiento como educadora a nivel nacional.

En 1920, Mistral ejerce como directora en el Liceo de Niñas de Temuco. Allí sigue ocupándose de la educación obrera y la promulgación de la lectura. En la biblioteca creada por ella, Mistral conoce a un joven de dieciséis años llamado Ricardo Neftalí Reyes Basoalto, quien años después pasará a ser conocido con el nombre de Pablo Neruda. En su autobiografía, Neruda recuerda el momento en que conoció a aquella bibliotecaria que no paraba de recomendarle libros de Dostoyevski, Chéjov y Tolstói; libros que lo marcaron de por vida.

Un año después, Mistral se traslada a Santiago de Chile con la misión de crear un Liceo de Niñas. Trabaja incansablemente durante un año hasta que es convocada por el intelectual mexicano José de Vasconcelos, ministro de educación del país azteca. Este la convoca para que forme parte de una importante reforma educacional. Para entonces, Mistral ya es una educadora reconocida internacionalmente. Muestra de ello es que en su viaje rumbo a México hace una escala en Cuba, donde recibe un homenaje a través de la revista Cuba Contemporánea.

La idea principal de Vasconcelos es democratizar la educación para que llegue a los sectores populares y los indígenas. En el país azteca, Mistral colabora con Vasconcelos aplicando el método “Escuelas al aire libre” en el que venía trabajando desde hacía años en Chile. Mistral va a lugares abiertos de zonas de difícil acceso, reúne allí a los niños de la zona y da clases abiertas.

Durante su estadía en México, Mistral confecciona numerosos libros de texto, participa en la capacitación a docentes rurales y articula un ideario pedagógico cuyo eje central es el bienestar de los niños. En 1923, la Secretaría de Educación Mexicana publica Lecturas para mujeres destinadas a la enseñanza del lenguaje, una selección de textos realizada por Mistral dedicada a niñas y mujeres de entre quince y treinta años carentes de recursos.

En 1925, Mistral regresa a Chile y vuelve a trabajar como maestra en diversas escuelas. Luego ocupa el cargo de directora del Liceo No. 6 de Santiago.

Convertida en un referente internacional de la educación, Mistral publica diversos artículos pedagógicos en diferentes medios. Entre sus ideas fundamentales, destacan la importancia de la enseñanza al aire libre; la de crear una comunidad entre el alumnado, los docentes y la clase obrera de la zona; la búsqueda de un equilibrio entre las enseñanzas provenientes de la cultura europea y la cultura americana; la revalorización de las artes en las clases; y la importancia de los valores religiosos en la escuela.

Tal como puede verse en esta guía, los valores educativos de Mistral se reflejan en su escritura poética. La protección de los niños, la valoración de lo nativo y la igualdad entre las diferentes clases sociales son algunos de los fundamentos esenciales que atraviesan tanto su obra artística como su labor de educadora.