Las mil y una noches

Las mil y una noches Resumen y Análisis Simbad el Marino: La historia del primer y segundo viaje

Resumen

La historia del primer viaje

Un día, en medio de un trabajo agotador, un cargador humilde llamado Simbad (aunque no se trata del homónimo de la historia) decide descansar fuera de un gran palacio en Bagdad. Curioso por el lujo del edificio, le pregunta a uno de sus sirvientes por el propietario y se entera de que está habitado por un rico y noble marinero que fue extremadamente famoso por sus increíbles viajes.

Celoso, el humide cargador exclama que el mundo es injusto, ya que a algunos viven con gran prosperidad, mientras él tiene que trabajar mucho todos los días. Un momento después, un sirviente de palacio lo invita a entrar; el marinero desea hablar con él.

En el interior, el cargador se encuentra con el dueño del palacio: Simbad el Marino. Él está rodeado de varios amigos. Simbad desea defender su riqueza contando las historias de sus siete viajes. Insiste en que su buena fortuna se produjo solo a costa de grandes dificultades y luchas. Acto seguido, comienza relatando el primero de sus viajes.

Simbad relata que él había heredado mucha riqueza de sus padres, pero que la derrochó debido a malas decisiones juveniles. Sin dinero, se lanzó al mar como marino mercante. Rápidamente se acostumbró a esa vida y comenzó a ganar dinero en varios puertos.

Un día, el barco atracó en una isla y los marineros hicieron una fogata, solo para descubrir que en realidad estaban en el lomo de una ballena. Cuando el fuego comenzó a arder, la ballena se sumergió profundamente en el océano, dejando a Simbad tambaleándose sobre un trozo de madera mientras su barco huía sin él. De esta forma, quedó varado en medio del mar.

Con mucho esfuerzo, logró llegar a una isla. Allí, ayudó a un hombre a salvar a una yegua de ser ahogada por un místico y poderoso caballito de mar. Luego se enteró de que el hombre servía al rey Mihrage, que gobernaba la isla. El hombre no dudó en llevar al marinero a conocer a Mihrage.

El rey recibió amablemente a Simbad, dándole todo lo que necesitaba. Simbad se hizo amigo de otros comerciantes y marineros de la isla. Recorriendo el puerto, un día reconoció un cofre con su nombre cuando un barco atracó en la isla. Enseguida se dio cuenta de que este era el mismo barco que lo había dejado. El capitán de Simbad inicialmente dudó de la afirmación del marinero (todos creían que Simbad se había ahogado), pero finalmente se convenció.

Antes de abandonar la isla, Simbad le dio al rey Mihrage algunas de sus pertenencias que estaban en ese cofre a modo de obsequio, y el rey le otorgó valiosos objetos a cambio. Durante el regreso del barco a Bagdad, Simbad intercambió estos objetos por artículos de mayor valor, de modo que, cuando llegó a su casa, era increíblemente rico.

Después de terminar la historia de su primer viaje, Simbad le da al cargador algo de dinero para que se lo lleve a su familia y le pide que regrese la noche siguiente para escuchar más.

La historia del segundo viaje

La noche siguiente, el cargador regresa y encuentra a la compañía reunida nuevamente para escuchar sobre el segundo viaje de Simbad.

Más allá de la riqueza que le había dejado el primer viaje, Simbad no soportaba la idea de quedarse en su casa. Por ese motivo, volvió a zarpar.

El barco de Simbad atracó un día en una isla aparentemente deshabitada, y los marineros salieron a explorar. Siendo un hermoso día, Simbad se durmió. Desafortunadamente, se despertó y descubrió que lo habían dejado atrás, accidentalmente, otra vez.

En la isla, Simbad descubrió un enorme orbe blanco y se dio cuenta de que era el huevo de un pájaro gigante, mítico y peligroso llamado Ruc. Decidido a salir de la isla, se escondió dentro del nido hasta que el Ruc aterrizó, y él logró atarse a la pata del pájaro. Cuando el Ruc tomó vuelo nuevamente, llevó a Simbad a un valle lejano. Por desgracia, este valle no solo era imposible de escalar, sino que también estaba lleno de los animales de los cuales se alimentaba el Ruc: enormes serpientes que podían tragarse a un elefante. Por otro lado, Simbad se estaba quedando sin provisiones. El suelo del valle también estaba cubierto de hermosos diamantes, aunque su valor no ofrecía nada a Simbad en su situación.

Más allá de esto, Simbad supuso que las serpientes hibernaban durante el día para evitar el Ruc, por lo que se escondió por la noche. Cansado, trató de dormir una siesta un día, pero lo despertaron enormes trozos de carne que estaban siendo arrojados desde arriba. De repente recordó haber escuchado historias de este lugar. Los comerciantes venían al valle cuando las águilas empollaban a sus crías y arrojaban carne al suelo del valle con la esperanza de que los diamantes se pegaran a ella, y las águilas llevaran la carne a sus nidos. Los mercaderes estaban entonces en posición de asaltar los nidos y recoger los diamantes.

Entonces, Simbad ideó un plan: recogió varios diamantes y se ató a un trozo de carne. Luego de que un águila llevara la carne a su nido, fue rescatado por un comerciante, a quien agradeció con varios diamantes.

Luego se unió a esos comerciantes en su barco, intercambiando los diamantes por artículos cada vez más valiosos durante su viaje a casa. Cuando llegó a Bagdad, era aún más rico que antes.

Completada la historia de su segundo viaje, Simbad le da más dinero al cargador y luego le pide que regrese la noche siguiente para enterarse de su tercer viaje.

Análisis

Como es el caso de varios de los relatos que analizamos en la presente guía, los cuentos de Simbad fueron incluidos por primera vez en la Las mil y una noches por el traductor Antoine Galland. Estas historias de "Simbad el Marino" no solo encajan perfectamente dentro de la historia-marco de Shehrezad, sino que también emplean la misma estructura, es decir, una historia-marco (Simbad contándole al cargador las diferentes historias de sus siete viajes).

Asimismo, los cuentos de Simbad ofrecen un paralelo interesante con los de Shehrezad: Simbad cuenta una historia diferente cada noche, al igual que Shehrezad. Así y todo, sus motivos son bastante distintos de los de ella: mientras que Shehrezad cuenta historias principalmente para salvar vidas, Simbad desea más explícitamente cambiar la perspectiva que su oyente tiene de él. En ese sentido, no solo quiere que el cargador entienda que él merece su riqueza, sino que, además, quiere motivar en el cargador una reflexión más profunda respecto de las dificultades que hay que enfrentar y la suerte que hay que tener para conseguir una riqueza así. En otras palabras, Simbad desea que sus historias no solo sean entretenidas, sino también didácticas. Dicho de otro modo, Simbad busca dejarle alguna enseñanza al cargador para que este obtenga una visión más rica del mundo. Por supuesto, como es el caso con todas los relatos de Las mil y una noches, el éxito de ese objetivo principal siempre depende de cuán entretenida sea la historia. Implícitamente, Las mil y una noches nos recuerda una y otra vez que los relatos pueden producir resultados sorprendentes, pero ante todo deben ser placenteros de escuchar.

Simbad el Marino es definitivamente un personaje complejo e interesante. Para ser alguien con tanta riqueza, es notablemente generoso y compasivo, si tenemos en cuenta los paradigmas de aquella época. En ese sentido, como hubiera hecho la mayoría de los hombres de su posición en ese momento, Simbad podría haber simplemente ignorado el lamento del cargador, pero, en cambio, se apiada del hombre e intenta iluminarlo. Además, el hecho de que le dé dinero cada noche después de las historias sugiere su propia comprensión de la injusticia del mundo. Al mismo tiempo que se siente con derecho a su riqueza, reconoce las tribulaciones de los pobres.

Quizás Simbad es consciente de que no todos los hombres nacen con el mismo ingenio y talento que él. Cada una de las historias de sus viajes revelan estas cualidades que Simbad posee. En ese sentido, está claro que siempre es capaz de idear un plan de escape, incluso en momentos de cansancio extremo o debilitado por el hambre. Dicho esto, se podría argumentar que la suerte está demasiado a menudo de su lado, apareciendo en forma de carne que cae sobre el valle o de barco que regresa al puerto en el que está él. Ahora bien, vale decir también que Simbad solo está en posición de capitalizar esta suerte porque persevera. En lugar de caer en la desesperación, siempre permanece atento, concentrado en la idea de volver a casa, para que cuando se presente la oportunidad, él esté en posición de aprovecharla.

Las historias de Simbad también brindan mucha información sobre los valores de su tiempo. Primero, expresan la importancia del comercio marítimo durante este período de la historia. Muchas personas se ganaban la vida como comerciantes y pasaban meses fuera de casa para mantener a sus familias. Algunos de los materiales comerciales importantes de esta época eran diamantes; otros, piedras preciosas, sándalo, alcanfor, coco, clavo de olor, canela, pimienta, aloe, ámbar gris y marfil, todas cosas que Simbad obtiene en algún momento de sus búsquedas. La capacidad de este imperio islámico para sacar provecho del comercio fue esencial para mantener a gran parte de su población, que, de otro modo, hubiera caído en la pobreza extrema.

Por otro lado, la voluntad del rey Mihrage de ayudar a Simbad cuando es un náufrago también dice mucho de la importancia de la hospitalidad en las culturas de esta época. Rechazar a un invitado, particularmente a uno necesitado, se consideraba el colmo de la deshonra. Esto era particularmente imperativo para los nobles que tenían mucho que ofrecer. A cambio, se esperaba que el invitado mostrara su gratitud de alguna manera. En relación con esto, Simbad se ajusta a esta expectativa al presentar al rey regalos antes de zarpar una vez más. En esta sociedad se esperaba hospitalidad y cordialidad, incluso hacia los mercaderes que comerciaban en el mar.

Por último, es importante mencionar que estas historias de los viajes de Simbad el Marino constituyen una parte singular de Las mil y una noches porque son las únicas que se alinean más estrechamente con la tradición épica. Si bien muchos de los relatos que componen esta obra se ocupan de la naturaleza humana, las historias de Simbad son más explícitamente historias de aventuras. Las epopeyas se produjeron durante la antigüedad en muchas de las culturas antiguas, incluidos los griegos, los romanos, las primeras civilizaciones indias y la China temprana. Simbad es posiblemente la epopeya más conocida del imperio islámico. Por lo general, estas narraciones cuentan con una figura poderosa que representa los valores de su cultura y que viaja por los lugares más recónditos y misteriosos del mundo, encontrando una gran variedad de aventuras en el camino. Estas historias podrían haber sido un intento consciente de escribir en esa línea, ya que las epopeyas griegas como la Odisea y la lIlíada ya llevaban escritas varios siglos.