La mano izquierda de la oscuridad

La mano izquierda de la oscuridad Resumen y Análisis Capítulos 11-14

Resumen

Capítulo 11 - Soliloquios en Mishnori

Este capítulo está compuesto por distintas entradas del diario personal de Estraven. Las facciones de Orgoreyn siguen tramando sus propios planes en torno a Genly. Algunos quieren apurarse en anunciar la misión y recibir a la nave, mientras que otros siguen pensando que todo es una trampa de los karhíderos.

Estraven ya no depende más de Yegey gracias al dinero que Genly le entregó de parte de su expareja, Ashe, y se ha hecho a un costado del asunto de Genly y los Ecumen. Hace quince días que no ve a Genly ni asiste a los eventos políticos. Piensa en el último encuentro con Genly y siente que este no entendió el insulto de darle un consejo sin ninguna invitación. Piensa que tal vez Genly siempre quiso su consejo de manera directa y sin subterfugios. Sospecha que el shifgredor de Genly funciona de un modo totalmente distinto que en Karhide.

Apartado de la política orgota, Estraven trabaja en la fábrica de plásticos de Orgoreyn y, en su tiempo libre, escribe en su diario o le escribe cartas a su hijo. Añora su tierra.

En la radio no se dice nada de Genly, pero esto a Estraven no le sorprende, porque entiende que es el modo en que trabaja esa sociedad: “a pesar del vasto aparato visible de gobierno, nada se hace de modo visible, nada se dice en voz alta. La maquinaria oculta las maquinaciones” (p.170).

Las relaciones entre Karhide y Orgoreyn cada vez se vuelven más tensas y hay saqueos en ambos lados de la frontera. Todo eso beneficia a Tibe y a la Sarf, que son los más interesados en mantener la rivalidad entre los dos países.

Estraven comienza a sospechar que algo anda mal con Genly. Por una parte, el Enviado está rodeado de funcionarios del gobierno, pero, por otra, no se habla de él abiertamente en la sociedad ni en la radio. Los orgotas fuera del gobierno no saben de él. Ese silencio lo hace vulnerable. Estraven intenta convencer a Obsle que intervenga y haga pública la existencia de Genly, pero Obsle se niega.

Gaum, un agente de la Sarf, intenta seducir a Estraven tomando hormonas para hacer que el kémmer de ambos coincida. Estraven rechaza su propuesta; sabe que Gaum quiere comprar su lealtad.

Obsle le muestra a Estraven una grabación de un discurso de Genly ante los treinta y tres comensales. Estraven admira el modo en que Genly se dirige a ellos. También se sorprende de cuánto ha mejorado en comparación con lo que podía llegar a decir en Karhide. A pesar de la calidad de su discurso, muchos de los comensales se burlan de él y le hacen preguntas intentando desenmascarar un fraude. Genly se mantiene firme y paciente. Estraven se siente responsable, porque él puso en movimiento esto al conseguir que Genly viniera a Orgoreyn, pero ahora Genly está enfrentándose a la deshonestidad de los orgotas solo.

Cuando Estraven percibe que también Obsle le está retirando su apoyo a Genly, decide intervenir. Se encuentra con Genly en un lugar público y le advierte que está en peligro. Estraven se reprocha a sí mismo no haberse involucrado antes.

Capítulo 12 - Del tiempo y de la oscuridad

El subtítulo de este capítulo indica que el texto proviene de un libro del canon de la religión yomesh. Se trata de un texto religioso.

En la religión yomesh, Meshe es el centro del tiempo. Meshe, un tejedor, vive sesenta años. La visión que le permite ver todo con claridad sucede en la mitad de su vida. Lo que descubre en esa visión es que en el centro del tiempo no hay pasado ni futuro; es posible ver todas las edades a la vez.

En una ocasión, un hombre pobre se acerca a Meshe para pedirle ayuda. Meshe le indica dónde cavar para encontrar un tesoro enterrado hace diez mil años. Esto lo vio Meshe en sus visiones. El hombre sigue las indicaciones y celebra su suerte, pero Meshe llora porque ve lo que va a pasar con ese hombre y ese tesoro en el futuro.

En la religión yomesh no hay sombra ni oscuridad porque Meshe ve todo con claridad; sus visiones son luz. Los que ven sombras —los handdaratas— son insensatos.

Capítulo 13 - En la granja

Genly se siente alarmado por las advertencias de Estraven. Intenta buscar a sus supuestos patrocinadores. No consigue hablar con Obsle, Yegey o Slose. Shusgis le dice que todos los comensales están ocupados en unas celebraciones religiosas. De todas maneras, el comportamiento de Shusgis es atípico durante la cena.
Luego de cenar, Genly se retira a dormir. A la medianoche, unos extraños lo llevan detenidos. En la cárcel lo atan de pies y manos y le inyectan una droga de la verdad. Genly intenta mostrarse dispuesto a colaborar, pero no consigue que lo escuchen. Pasa algunos días allí; no sabe cuántos, porque está desorientado. En un momento pide hablar con Obsle, porque piensa que todo eso es una confusión, pero los guardias le informan que Obsle sabe que Genly ha sido detenido. Su detención fue orden de los treinta y tres comensales.

Después de unos cuatro o cinco días, Genly se encuentra en la cabina de un camión con otras veintiséis personas. Todos están desnudos, la oscuridad es total y hace mucho frío. Uno de los hombres muere a causa de una hemorragia interna por los golpes que recibe por parte de los guardias. Las condiciones del viaje son terribles: solo reciben un recipiente con agua al día, no hay luz ni abrigo, nadie se comunica con ellos y nadie se ocupa de sacar el cuerpo del hombre muerto. Aun así, Genly destaca la bondad que hay entre ellos. El grupo rodea a las personas que más padecen el frío; nadie toma más de un sorbo de agua para que alcance para todos, y hay una conexión entre ellos. A pesar de ello, los prisioneros no se comunican.

Aun en esa circunstancia, Genly no puede evitar analizar el comportamiento de los prisioneros y tratar de interpretar el origen de sus actitudes. Genly considera que “Estas criaturas era orgotas, gente entrenada desde el nacimiento en una disciplina de cooperación, obediencia, sumisión a los intereses del grupo” (p.192).
Al final del viaje, solo veinticuatro de los veintiséis prisioneros llegan a la granja de trabajo forzado vivos. Aparte del hombre que muere en la primera noche, otro muere de sed.

En el campo de trabajo, las condiciones son un poco mejores que en el viaje: les dan de comer y beber, tienen ropa y abrigo, incluso les dejan trabajar a un ritmo pausado, dado que se están recuperando físicamente. El trabajo en el campo consiste en tareas relacionadas al aserradero. Genly siente que es un auténtico trabajo. Los guardias no son crueles; más bien parecen perezosos y pasivos.

A Genly le llama la atención cuán eficientemente funciona la explotación maderera en ese lugar. La granja estuvo explotando madera en ese lugar hace siglos, pero la tierra todavía está poblada de árboles. Nada se desperdicia allí.

Para controlar el comportamiento de los prisioneros, todos han sido castrados químicamente para evitar que entren en fase kémmer. Esto da como resultado personas que no son ambisexuales, sino más bien asexuales o, como los llama Genly, “eunucos”.

Cada semana, Genly es interrogado al igual que todos los prisioneros políticos. Le inyectan una droga de la verdad que lo debilita mucho y hace que se sienta constantemente desorientado. Como no puede levantarse para ir a trabajar, se queda en los dormitorios esperando morir. Lo mismo sucede con otros prisioneros. En los dormitorios Genly conoce a Asra, un hombre que está por morir por insuficiencia renal. A Asra le gusta hablar de su tierra, su gente y sus costumbres. A veces le cuenta a Genly mitos y leyendas. En una ocasión, Genly le habla de los pueblos de otros planetas. A Asra le cuesta pensar en esos pueblos como algo real y los asocia a mitos o relatos sagrados, pero Genly le aclara que estos mundos son reales. Genly le cuenta que en esos mundos las personas están en estado de kémmer permanentemente. A Asra eso le resulta gracioso y se pregunta: “Entonces, ¿es un lugar de recompensa? ¿O un lugar de castigo?” (p.202). Asra muere dos noches después. A Genly se lo llevan para un nuevo interrogatorio, pero se desvanece y no recuerda lo que pasa después.

Capítulo 14 - La huida

Estraven se da cuenta de que algo anda mal e intenta comunicarse con Obsle o Yegey. No lo consigue y acude a Shusgis. Lo engaña haciéndose pasar por traidor y saca la información necesaria. Acude a la embajada de Karhide y le confía a Chenevich, un funcionario de la embajada ineligente y honesto, un mensaje para Argaven. Quiere alertar al rey sobre la situación de Genly, por si la nave de Genly aterriza en Karhide.

El siguiente paso para Estraven es falsificar papeles para poder viajar hacia Pulefen sin problema. Le preocupa mucho saber que el Enviado está en esa zona del país, porque sospecha que no va a resistir el frío.

El viaje hacia Pulefen le va a tomar mucho tiempo y tiene que hacerlo sin despertar sospechas. Pretende que está viajando al norte con el propósito de cazar pesdris, el mamífero más grande del planeta Gueden, valorado por su piel. Se une a una expedición de caza liderada por un hombre llamado Mavriva. De ese modo, obtiene una licencia y autorización como cazador. En un punto del viaje se separa de los cazadores fingiendo estar enfermo y compra más equipo para su expedición en solitario hasta el campo de trabajo forzado en Pulefen.

Cuando llega a la granja, muestra unos papeles falsificados en los que dice que Estraven es un ex convicto que ha sido convocado para cumplir una temporada como guardia. El jefe de guardias es igual de pasivo y lento que los demás y no sospecha nada.

Estraven entra a la prisión y la recorre sin problema. Le roba un arma al cocinero sin que este se dé cuenta. Entra a los dormitorios, identifica a Genly, le dispara con el arma sónica para hacer que pierda la conciencia y se lo lleva a hombros. Tiene la fuerza para hacer esto porque ha entrado en doza, estado de fuerza histérica. Estraven se entrenó en algunas de las técnicas que utilizan los handdaratas y una de estas es la doza.

Un guardia le pregunta por qué se lo lleva y Estraven le explica que es un muerto. Por la pasividad y desinterés de los guardias, Estraven consigue apagar la cerca eléctrica, trepar por ella, arrastrar el cuerpo de Genly por debajo, volver a cargarlo a hombros y huir de allí.

Estraven ha dejado su trineo y el resto del equipo escondido en el bosque. Una vez allí, ata a Genly al trineo y emprende su camino. Es interceptado por unos esquiadores, pero se hace pasar por cazador de pesdris.

Cuando llega al campamento donde dejó escondido el resto de sus provisiones, su única preocupación es el estado de Genly. Con la dosis de sónico que le ha dado, ya debería haber despertado. Más tarde, él mismo empieza a sentirse sumamente débil por el periodo prolongado que permaneció en doza. En un momento, se queda dormido y, cuando despierta, encuentra a Genly observándolo.

Los dos conversan sobre lo sucedido. Genly le cuenta a Estraven los terribles efectos de la droga de la verdad. Aclaran algunas cuestiones sobre el pasado. Genly comprende que Estraven tiene el mismo propósito que él: “La alianza de mi mundo y el suyo” (p.217). Lo que no comprende es por qué Estraven no fue más claro al comunicarse. Estraven le dice a Genly: “Soy el único hombre de todo Gueden que ha confiado plenamente en usted, y soy el único hombre en Gueden en quien usted no ha querido confiar” (p.218). Genly se disculpa. Para probarle a Genly cuán honestas son sus intenciones, Estraven le pide a Genly que le enseñe el arte de la telepatía, un lenguaje que no permite la mentira.

Análisis

El primer capítulo de esta sección está narrado por Estraven. Para este punto de la novela no nos quedan dudas con respecto a la autenticidad de Estraven, es decir, sabemos que cree en la misión y que trabaja para proteger al Enviado y hacer avanzar su causa.

El Enviado, por su parte, está en una situación muy delicada: es suficientemente “extranjero” como para que las personas lo miren con desconfianza y es suficientemente parecido como para que sea posible especular si no se trata de una trampa o un fraude. Genly es solo un poco más alto que los guedenianos, de piel más oscura y, al igual que un porcentaje muy bajo de la población, presenta la anomalía de permanecer en kémmer permanentemente.

Al viajar de Karhide a Orgoreyn, Genly tiene que aprender algunas de las sutilezas propias de esta nueva sociedad. A pesar de que los orgotas y los karhíderos son de la misma raza, las diferencias políticas, económicas y sociales hacen que los habitantes de cada pueblo se comporten distinto. Por ejemplo, cuando detienen a Genly y lo llevan con otros veintiséis prisioneros en un camión, a Genly le parece lógico que los orgotas, sin necesidad de un liderazgo, se organicen y cooperen entre sí. Un estado burocrático y represivo como Orgoreyn produce ciudadanos sumisos y entrenados para cooperar.

Todos los aspectos de la vida de los orgotas están controlados por el gobierno. En estos capítulos vemos que el gobierno tiene monopolio sobre la información, por ejemplo. Cuando Estraven le pregunta a uno de sus compañeros de trabajo qué saben del Enviado, descubre que, fuera de los comensales, nadie sabe de la misión. Asimismo, Estraven se enfrenta al problema del control gubernamental cuando tiene que falsificar documentos para poder transitar por el país. La forma más contundente de intervención estatal surge en el manejo de la sexualidad en Orgoreyn. Los orgotas son de la misma raza que los karhíderos, pero en Orgoreyn la sexualidad es objeto de represión en algunas ocasiones. Para hacer más eficiente y seguro el manejo de la granja de trabajos forzados, por ejemplo, la sexualidad de los reclusos y los guardias está suprimida. Además, Slose sugiere que se censuren las obras de teatro eróticas que se presentan en las casas públicas de kémmer.

Por otro lado, otro de los efectos adversos del sistema político de Orgoreyn es que los comensales compiten entre sí para ganar influencia. Esto condena la misión de Genly al fracaso, porque nadie en Orgoreyn está verdaderamente interesado en la misión en sí misma, sino en la ventaja política que pueden sacar del Enviado. Por este motivo, las lealtades son inestables y Estraven sabe que no puede confiar en ninguno de ellos.

Más allá de lo político, en estos capítulos hay evidencia de conexiones personales que intentan sortear las diferencias. Uno de los episodios más conmovedores es la amistad que surge entre Asra y Genly. Los dos están sufriendo y, mientras esperan la muerte, comparten parte de sí mismos por medio de las historias que se cuentan. No todo se da de modo fluido, no obstante, porque las diferencias muchas veces interfieren en la comunicación. Para Asra, por ejemplo, la historia de un mundo en el que todos están en permanente kémmer es tan ajeno que no puede ser sino una ficción.

La relación entre Asra y Genly de alguna manera anticipa lo que sucederá entre Genly y Estraven. Al final del último capítulo de esta sección, ya hay mayor comprensión entre ambos. Por una parte, Estraven comprende cuán ajeno es Genly a la cultura de Gueden y se da cuenta de que muchas sutilezas se le escaparon durante su misión por este motivo. En el caso de Genly, recién ahora está empezando a entender el papel de Estraven en su misión y empieza a confiar en él un poco más.