La isla desierta

La isla desierta Resumen y Análisis de la primera parte

Resumen:

La acción comienza con el Jefe diciéndole a Manuel que ha vuelto a cometer un error. Le pide que lo corrija y luego le marca otra equivocación a María. A continuación amenaza con echarlos. Desde la ventana del décimo piso, los empleados ven y oyen pasar por el puerto los buques.

Manuel dice que no es posible trabajar allí, que los buques lo distraen. Algunos compañeros están de acuerdo con él. El jefe los ridiculiza. Ellos le explican las diferencias entre esta oficina y la del subsuelo, en la que no había luz natural y podían concentrarse en el trabajo. El tenedor de libros recuerda que en el subsuelo no cometían errores. La empleada 1 les recuerda que la mudanza sucedió hacía siete años y los otros empleados no pueden creerlo.

Cuando le preguntan al jefe si se ha subido a un buque él contesta que no, y pregunta por qué debería haberlo hecho. Se enteran de que ningún empleado de esa oficina se ha subido jamás a un buque. Manuel se lamenta por su juventud perdida en esa oficina, y admite que el puerto le produce melancolía. Dice que no puede trabajar y el jefe sale violentamente del espacio a buscar al Director General.

Análisis:

Un tópico presente en esta primera parte es el tempus fugit, la idea de que el tiempo se escapa, se escurre. Esta locución latina hace referencia al veloz transcurso del tiempo. Se evidencia cuando los empleados se sorprenden porque han pasado siete años de la mudanza. También aparece este tópico en la idea que tiene Manuel de haber perdido su juventud trabajando en esa oficina, en vez de viajar o aventurarse por en el mundo. Su apuro por renunciar e irse es motivado principalmente por ese sentimiento de haber desperdiciado su juventud en el trabajo.

Se plantea un par binario que vincula, por un lado, el disfrute con el puerto y, por otro, el tedio con la oficina. Es decir, la idea del disfrute se deposita en el puerto y en la posibilidad de viajar, mientras que el tedio se vincula con el “calabozo” (130) de la oficina. Hablamos de par binario porque se plantean dos extremos opuestos: en uno la libertad, el goce y el movimiento; en otro la quietud, la alienación y el trabajo.

También se establece una oposición entre la oficina del décimo piso y la del subsuelo. La primera se describe con imágenes visuales que apelan al orden, la luminosidad, lo geométrico y la desolación. Se comparan los escritorios de los trabajadores con reclutas y la oficina con un calabozo, como antes mencionamos. Sobre el subsuelo solo se menciona que allí abajo no se equivocaban. Se relacionan los espacios con las conductas de los personajes, como si estas se vieran muy influenciadas por el contexto espacial.

Otro tema que aparece en esta primera sección es la autoridad endeble del jefe. Aunque comienza mostrándose firme, marcando errores y amenazando con echarlos, termina saliendo de la escena porque no puede lograr que sus empleados vuelvan a trabajar. Reacciona con un tono “sardónico” (131) cuando Manuel le dice que el puerto le produce melancolía. Es decir, responde con ironía, burlándolo. Ante su pedido de que comience a trabajar, Manuel le responde, simplemente, “no puedo” (131), y el jefe no puede oponérsele. Sale a buscar ayuda a un escalón más alto en la escalera jerárquica.