El Señor de las Moscas

El Señor de las Moscas Resumen y Análisis de Capítulo 10: La Concha y los Espejuelos

Resumen Al otro lado de la isla, Ralph y Piggy se reúnen en la playa. Cansados, heridos, y perturbados por la noche previa, discuten lo que le pasó a Simón. Piggy le recuerda a Ralph que sigue siendo el líder, o por lo menos el líder de los que siguen con ellos. Piggy intenta que Ralph deje de pensar sobre la muerte de Simón haciendo un llamado a su lado racional. Piggy dice que participó en el asesinato porque tenía miedo, a lo cual Ralph responde que no tenía miedo. Él no sabe qué le pasó. Piggy intenta justificar la muerte como un accidente provocado por el comportamiento “loco” de Simón, pero Ralph, agarrando la concha defensivamente, es consumido por la culpa y el arrepentimiento e insiste que fueron parte de un asesinato.

Piggy le pide a Ralph que no le diga a Samyeric que estuvieron envueltos en la muerte de Simón. Ralph y Piggy revelan que casi todos los demás niños los han abandonado para unirse a la tribu de Jack excepto Samyeric y algunos de los peques. Samyeric regresan a la playa, donde le entregan a Ralph y a Piggy un tronco que han arrastrado desde el bosque. Inmediatamente se van a nadar Ralph detiene a los gemelos con la intención de informarles que él y Piggy no participaron en el asesinato de Simón. Los cuatro están nerviosos cuando discuten dónde estuvieron la noche anterior, intentando evitar el tema del asesinato de Simón. Todos insisten que se fueron temprano, justo después del banquete.

En Castle Rock, Roger intenta ser aceptado al campamento de Jack. Robert, quien ya está adentro, hace que Roger se anuncie antes de entrar—una de las nuevas reglas de Jack. Cuando Roger entra, Robert le enseña una nueva característica del campamento de Jack: los niños han manipulado un tronco para que puedan causar que una piedra caiga y aplaste lo que esté debajo. Esto perturba a Roger, y Robert cambia el tema, diciéndole que Jack amarró a un niño llamado Wilfred por ninguna razón. Roger considera las implicaciones de la “autoridad irresponsable” de Jack y baja hacia las cuevas y los otros niños en la tribu de Jack. Encuentra a Jack sentado sobre un tronco, casi desnudo, con su cara pintada. Jack declara al grupo que mañana cazarán otra vez. Les advierte sobre la bestia y sobre intrusos. Les promete otro banquete. Tímidamente, Bill le pregunta a Jack qué usarán para encender el fuego. Jack se enrojece. Finalmente contesta que tomarán el fuego de los otros chicos.

En el campamento de Ralph en la playa, Piggy le da sus espejuelos a Ralph para encender el fuego. Ellos quisieran hacer un radio o un bote, pero Ralph dice que si lo hicieran, arriesgarían ser capturados por los Rojos. Eric se detiene antes de admitir que sería mejor que ser capturados por los cazadores de Jack. Ralph se pregunta qué había estado diciendo Simón sobre un hombre muerto. Los niños se cansan de conseguir leña para el fuego, pero Ralph insiste que deben seguirlo haciendo. A Ralph casi se le olvida cuál es su objetivo para el fuego, y entonces se dan cuenta de que se necesitan dos personas para mantener el fuego encendido en todo momento. Dado el tamaño del grupo de Ralph, cada miembro tendría que pasar doce horas al día velando el fuego. Cansados y desanimados, ellos se rinden y regresan a sus albergues, donde se quedan dormidos.

Ralph y Piggy duermen mal. Son despertados por ruidos dentro del albergue: Samyeric jugando a pelear. Consciente de su creciente miedo, Ralph rememora sobre la seguridad de su hogar, y él y Piggy concluyen que se enloquecerán. De pronto escuchan hojas crujiendo fuera de su albergue y la voz de un niño susurrando el nombre de Piggy. Es Jack y sus cazadores, los cuales están atacando el campamento. Los niños bajo el comando de Ralph luchan pero quedan considerablemente heridos. Piggy le dice q Ralph que querían la concha, pero entonces se da cuenta de que vinieron buscando otra cosa: los espejuelos rotos de Piggy.

Análisis

Mientras el caos alrededor de la muerte de Simón se calma, Golding se enfoca en el horror que sienten Piggy y Ralph sobre su participación en el asesinato. Los dos niños intentan justificar su papel en la muerte de Simón diciendo que no sabían que era Simón hasta que era demasiado tarde, que no estaban en el círculo de niños golpeándolo hasta morir, y que actuaron basado en instinto en vez de malicia. Aún así, la participación de Piggy y Ralph deja claro que aún estos niños, los modelos de racionalidad y madurez entre los chicos en la isla, son susceptibles a las mismas fuerzas que motivan a Jack y sus cazadores. Golding oscurece la dicotomía que una vez fue clara entre Ralph, el “bueno,” y Jack, el “malo,” demostrando que la compulsión hacia la violencia y la destrucción está presente dentro de todos los individuos. Casi no hay evidencia del reverso, un Jack “bueno.” La implicación de la corta pero trágica participación de Ralph y Piggy en las actividades brutales de la tribu de Jack es que el estado natural de la humanidad no es ni bueno ni malo, sino mixto. El orden social y las reglas, con la consciencia y la razón ayudando sólo ocasionalmente, son los que constriñen y limitan los impulsos “malos” que existen dentro de todos nosotros.

De hecho, Golding presenta una gran cualificación que distingue a Ralph y Piggy de Jack. Ralph y Piggy todavía poseen una sensibilidad moral. Ellos entienden que sus acciones están mal y, por consiguiente, intentan encontrar alguna justificación para su rol en el asesinato. Están avergonzados del asesinato, al contrario de los demás niños, los cuales demuestran ninguna aprensión por lo que han hecho. Aunque Ralph y Piggy intentan, fallidamente, de racionalizar sus acciones, el hecho de que necesitan encontrar alguna razón que los justifique demuestra que entienden los principios morales y mantienen una apreciación por ellos. Golding, por lo tanto, sugiere que, mientras el mal puede estar presente dentro de todos nosotros, la fuerza de la consciencia y la razón puede mover positivamente nuestros morales, para algunos más que otros.

Como el nuevo líder de los niños, Jack mantiene su autoridad capitalizando sobre los miedos y las sospechas de los demás. Aún cuando le presentan información de que la figura en la montaña no presenta un peligro, Jack continúa promoviendo el miedo de la temida bestia. Como muchos tiranos, sus reglas están basadas en una estricta distinción entre los que están dentro y fuera del grupo: los de adentro son su tribu, y los de afuera son sus enemigos: la bestia y los niños en la isla que rechazan la autoridad de Jack. Sus métodos de reino son enteramente exclusivistas, y no proveen el primer rol del gobierno: la seguridad y el bienestar del grupo, aún cuando Jack pretende ser capaz de proveer protección de la bestia y otros enemigos. La declaración formal del guardia de que los visitantes deben anunciar su presencia no incrementa la seguridad de los niños.

Aún mientras Golding continúa enfatizando el ascenso exitoso de Jack como líder, él sugiere que este reino puede ser efímero. La falta de previsión que Jack demuestra como líder es evidente aún para él mismo. Enfrentado con el dilema de proveer un banquete sin un fuego, su solución es robarle a los niños que han mantenido un sentido de responsabilidad. Ralph, Piggy, Sam y Eric, por lo tanto, se sienten considerablemente agobiados. Sin la ayuda de los demás niños, los cuales se sienten satisfechos jugando a salvajes, estos cuatro tienen que dedicar toda su energía a mantener el fuego de señal, una tarea casi imposible. Jack le ha dejado una gran carga a estos niños, pero esto no le importa mientras él pueda robarse los espejuelos para los banquetes. Ralph y Piggy consideran, por su parte, que puede que se vuelvan locos si no son rescatados pronto.

Surge un peligro más inmediato para Ralph y Piggy cuando Jack y sus seguidores cargan hacia el campamento en la playa. El ataque a Ralph y Piggy señala otra etapa del descenso de los niños de comportamiento civilizado a puro salvajismo. El asesinato de Simón fue motivado por la histeria de la masa, el miedo instintivo, y el pánico. La violencia utilizada para conseguir los espejuelos de Piggy, aunque no es fatal, es intencional, un acto que anticipa el asesinato de Piggy en el siguiente capítulo. El asesinato premeditado de Piggy también es presagiado por la descripción de la piedra posada cerca del fuerte. Jack y sus soldados han posicionado la piedra para que pueda ser derribada sobre otro niño. La única pregunta que queda es cuál de los niños sufrirá este destino.

Como en capítulos anteriores, Golding utiliza el simbolismo y la imaginería para llamar la atención del lector al arco trágico de la novela, el cual sigue a los niños mientras descienden de seres civilizados y morales a salvajes motivados sólo por el interés propio y susceptibles a impulsos violentos. Los espejuelos de Piggy, los cuales a través de la novela son símbolos de la razón intelectual y el pragmatismo, ya que son utilizados para encender el fuego de señal, terminan en manos del irracional y brutal Jack. Jack, por supuesto, quiere los espejuelos no para encender un fuego de señal, sino una fogata para un asado de cerdo, una decisión que refleja su falta de previsión y hedonismo. También podemos notar que a Ralph y Piggy les sorprende el robo de los espejuelos, ya que pensaban que la intención de Jack era robar la concha. El desinterés de Jack por la concha, un símbolo en la novela de la autoridad democrática, refleja su rechazo no sólo de la autoridad de Ralph, sino también de todo el sistema de democracia liberal. La concha es inútil si uno no cree en su poder. Ralph aparentemente todavía cree que la concha es o debería ser importante. La imagen de Ralph aferrándose a la concha es un poderoso recordatorio de que es uno de los únicos niños que todavía creen en la vida civilizada en la isla.

Mientras la concha pierde significado y los espejuelos de Piggy caen en las manos de la tribu de Jack, Ralph y Piggy se deprimen, ya que han perdido la esperanza de que serán rescatados. Golding enfatiza la desesperación del grupo de Ralph para provocar pesimismo en el lector. En otras palabras, cuando Ralph y Piggy pierden la fe en su rescate, nosotros perdemos la fe con ellos también. Parece que el futuro de los niños siempre será en la isla, guiado por el demente pero floreciente sistema de tribu de Jack y sus cazadores. La escena en la playa de Ralph, con su población herida y en decline, el menguante fuego, y los símbolos culturales sin sentido (particularmente la concha) quedan en fuerte contraste con la escena en el bosque de Jack, con su ejército, bordes impuestos, y hasta armas (el aparato de defensa propia). La implicación no es que la civilización de Ralph ha sido destruida, sino que ha sido reemplazada por otra, una sociedad más primitiva pero también más guerrera. Al igual que los primeros días de los niños en la isla reflejaron el progreso evolucionario del hombre antiguo, sus últimos días reflejan algunos de los aspectos del desarrollo de las civilizaciones humanas, las cuales chocan violentamente debido a diferencias religiosas y políticas.