El hombre que fue jueves

El hombre que fue jueves Breve acercamiento al anarquismo

El hombre que fue Jueves tiene al anarquismo como una cuestión presente a lo largo de toda su trama. Esto responde, entre otras cosas, a la preocupación que esta ideología representaba para Chesterton a inicios del siglo XX. El autor tenía un claro posicionamiento ético y político (para mayor información, ver "Chesterton y una propuesta alternativa: el distributismo") que lo colocaba en confrontación con muchas de las ideas y el accionar de los anarquistas. En este sentido, para poder interpretar en mayor profundidad la obra de Chesterton, conviene tener un breve acercamiento al movimiento anarquista.

El anarquismo es un movimiento filosófico y social cuyo objetivo principal es la abolición del Estado y de todo tipo de gobierno, así como de toda forma de autoridad, jerarquía o control social que se le pueda imponer a los individuos por considerarlos dañinos, antinaturales y, en última instancia, innecesarios. Así, el anarquismo centra sus intereses en el individuo y la sociedad, con el propósito de impulsar un cambio social que conduzca a una sociedad sin amos ni soberanos.

En su connotación actual, los términos “anarquismo” y “anarquista” tienen su origen en el marco de la Revolución Francesa de 1789, donde eran usados de manera despectiva para aludir a las épocas de terror y caos revolucionario que tuvieron lugar en algunas de sus etapas más convulsas. De todos modos, el movimiento encuentra sus bases como doctrina filosófica y política en el siglo XIX, cuando se desarrolla -principalmente a través de pensadores como Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865) y Mijaíl Bakunin (1814-1876)- a la par del movimiento obrero, en lucha por mejorar las condiciones de opresión en que se hallaba el proletariado a comienzos del capitalismo industrializado. A pesar de formar parte de la lucha por reivindicar a las clases bajas y abogar por una sociedad igualitaria, el anarquismo siempre buscó despegarse de otras corrientes de izquierda, como el socialismo y el comunismo, en discordancia con la idea de la dictadura del proletariado o de cualquier tipo de autoridad.

A lo largo del siglo XIX y, sobre todo, en la transición hacia el siglo XX, los anarquistas fueron conocidos por sus convocatorias masivas a la huelga, la manifestación, y por la difusión de su pensamiento y el llamado a la insurrección a través de panfletos y revistas. Vertientes más extremas adoptaron como método acciones violentas: realizar atentados, poner bombas, fomentar el alzamiento civil e, incluso, formar milicias en el marco de conflictos militares o sociales de mayor escala. Esto último le ha valido la acusación de ser una doctrina individualista, que fomenta el caos y aboga por una utopía social que desmantelaría las estructuras históricamente construidas sin garantía de que lo que quede sea mejor.