El Aleph

El Aleph Resumen y Análisis "El Aleph", "La intrusa"

El Aleph

Resumen

La historia, narrada en primera persona, comienza con una referencia a cierta Beatriz, quien falleció. El narrador recuerda que su cumpleaños era el 30 de abril, por lo que visita a sus familiares, durante muchos años, en esa fecha. Beatriz murió en 1929. Desde entonces, todos los años el narrador va por lo general a las siete y cuarto y se sienta cerca de veinticinco minutos con la familia. Cada año aparece un poco más tarde y se sienta durante un rato más, y ya en 1933, es invitado por primera vez a la mesa. Esto continúa por muchos años, y en 1941, después de la cena, el narrador tiene una larga conversación con el primo de Beatriz, Carlos Argentino.

Carlos habla en defensa del hombre moderno. Para el narrador, estos discursos parecen carecer de significado, pero, por respeto hacia él, le sugiere a Carlos que los grabe. Carlos responde que ha estado haciéndolo durante mucho tiempo y que actualmente está trabajando en un poema. Comienza a leer las líneas de su poema. El narrador es golpeado por el absurdo del poema, pero no dice nada.

Después de un tiempo, Carlos pide una reunión con el narrador. En la reunión, le pide que escriba un prefacio a su poema. El narrador, Borges, promete hacerlo, pero a su manera. Durante varios días su teléfono suena sin que él atienda.

Más de un mes después, Carlos llama al narrador y le comenta que quieren derribar la casa donde vivía Beatriz. Él no puede permitirlo, ya que el Aleph está en la casa. Carlos le cuenta a Borges cómo durante su infancia, en el sótano de su casa, descubrió el Aleph. Este, en sus palabras, es un lugar en el que, sin mezclarse, están todos los lugares del mundo. Borges visita inmediatamente a Carlos para ver el Aleph por sí mismo.

Carlos le da coñac, lo lleva al sótano, le dice que se tumbe en el suelo bocarriba y que mire el decimonoveno escalón. Borges sigue las instrucciones, pero luego piensa que Carlos debe estar loco, y que él mismo llegó a la casa de un loco y se dejó encerrar en el sótano. Cierra los ojos con miedo, y cuando los abre, ve el Aleph.

Es una bola pequeña y radiante, de deslumbrante brillo, con impresionantes escenas en ella. El Aleph tiene dos o tres centímetros de diámetro, pero contiene todo el espacio del universo. En esta bola, el narrador ve todo el mundo, todas las personas, todas las cosas. Cuando la visión termina, sale del sótano y de la casa. Antes de retirarse, le dice a Carlos que permita que demuelan la casa, y le aconseja que se mude, lejos del Aleph. En la calle todas las caras le son familiares. Se pregunta cuándo se olvidará de lo que vio en el Aleph para liberarse de la sensación de que todo le es conocido.

Medio año después, el narrador descubre que la casa de Carlos ha sido demolida. Daneri, por su parte, ha escrito su poema e, incluso, ha recibido un premio por él.

Análisis

En el corazón de este cuento está la rivalidad entre los dos personajes principales: Borges y Carlos Argentino Daneri. Esa rivalidad es doble porque ambos se enfrentan en la literatura y en el amor. El componente fantástico del cuento, el Aleph, ocupa un lugar secundario en comparación con esta trama casi sentimental entre estos dos hombres.

Uno de los modos más efectivos de leer este cuento es a la luz de la intertextualidad que hay entre “El Aleph” y la obra de Dante Alighieri. La figura del gran poeta florentino está dividida casi en partes iguales entre Daneri y Borges. No obstante, Daneri es la versión paródica de Dante porque es su contracara. Mientras que Dante defendía una literatura que imitara la naturaleza y reivindica el uso de la lengua vernácula para crear belleza, Daneri es un escritor extremadamente artificioso y rebuscado en su vocabulario. Por el contrario, Borges se acerca más a la estética del gran poeta al burlarse de algunos de los manierismos y artificios de Daneri.

En una de las visitas de Borges a la casa de Daneri, este se burla del dueño de casa así: “Tan ineptas me parecieron esas ideas, tan pomposa y tan vasta su exposición, que las relacioné inmediatamente con la literatura; le dije que por qué no las escribía” (p.153). En la cita podemos observar el tono burlón y ácido de Borges hacia Daneri que se mantiene a lo largo de todo el cuento. Además, muestra la artificiosidad y falta de originalidad de Daneri que copia la literatura, es decir, es la imitación de la imitación. En el verso de Daneri “no la alcanzará, no, la más inficionada de tus saetas” (p.153) vemos un claro ejemplo del mal gusto con la artificiosa repetición del “no” y el orden sintáctico forzado.

Aparte de su falta de talento literario, otro de los aspectos que inspira el tono burlón de Borges para con Daneri es el esnobismo del primero. El mal gusto de Daneri tiene que ver con su origen social. Para comenzar, en la época, las personas de clase alta sentían rechazo por las personas de origen italiano que tenían modos muy marcados: “la ese italiana y la copiosa gesticulación italiana sobreviven en él” (p.153). Además, Borges dice que Daneri “Ejerce no sé qué cargo subalterno en una biblioteca ilegible de los arrabales del Sur” (p.152). Al tratarse de una biblioteca en los arrabales, Borges la considera ilegible.

Asimismo, el tipo de vocabulario y los lugares que frecuenta Daneri causan rechazo en Borges. Por ejemplo, en una ocasión Daneri invita a Borges a “tomar juntos la leche” (p.157), una expresión poco refinada para proponer tomar el té. El lugar que elige Daneri es un salón-bar que Borges encuentra “apenas un poco menos atroz que mis previsiones” (p.157). Daneri utiliza palabras vulgares como “bullanga”, pero luego busca un vocabulario rebuscado en su literatura porque su concepto de la literatura es la noción popular de que el arte es algo refinado y que no se puede alcanzar a través de un lenguaje llano. El colmo del absurdo aparece cuando Borges comenta la selección de palabras de Daneri. Por ejemplo, para la palabra “lechoso”, ya de por sí de mal gusto, Daneri elige “lactario, lacticinoso, lactescente, lechal” (p.158).

Por otra parte, otro vínculo entre Dante y el cuento se da a través de la figura de Beatriz. En Dante, Beatrice Portinari es la mujer idealizada cuya atracción eleva al poeta. Consideremos que Beatrice es quien conduce a Dante al Paraíso. Por el contrario, el amor de Borges por Beatriz Viterbo no lo eleva, sino que le pone en contacto con una clase social que él, en parte, rechaza desde su esnobismo. Asimismo, la conducta de Beatriz, que no aparece idealizada, en lugar de elevar a Borges, lo humilla cuando descubre que Daneri sí había conseguido la atención de Beatriz.

Por añadidura, en el cuento también está el caso de un poeta que conduce a otro en una catábasis o descenso. Nuevamente está presente la parodia porque en lugar de Virgilio, el gran poeta romano que conduce a Dante al infierno, Borges es conducido por un poeta mediocre a un sótano en una casa que está por ser derruida. Lo que encuentra en ese sótano es el Aleph, el elemento fantástico del cuento. Se trata de una esfera luminosa que contiene el universo en apenas unos centímetros. Cuando Borges sale del sótano, luego de ese rapto místico que experimenta con el Aleph, le recomienda a Daneri que deje que destruyan la casa y con ella el Aleph. Es decir que percibe en ese adminículo algo terrible que merece ser destruido. Esto quiere decir que el Aleph es en un punto “infernal”. De hecho, cuando Borges sale de la casa de Daneri únicamente desea que se le pase el efecto del Aleph y que las caras y los lugares vuelvan a suponer una novedad.

Ahora comprendemos mejor en qué se inspira Daneri para su poema. La obra que está componiendo es sumamente ambiciosa porque él lo ha experimentado y visto todo en el Aleph. Si volvemos sobre los fragmentos que Daneri comparte con Borges, hay unos versos que están dedicados al paisaje australiano. Habíamos mencionado que Dante defendía una postura sobre el arte como una imitación de la naturaleza. Acá la postura de Daneri es precisamente la inversión de esa postura al elegir unos versos tan artificiosos que incluye, por ejemplo, la palabra “blaquiceleste” (p.156).

Todo el cuento es una reflexión sobre el lenguaje y la manera más precisa de expresarse. Daneri siente que el lenguaje más claro es demasiado bajo para la literatura y como resultado cae en el mal gusto y ridículo. Por el contrario, Borges no se preocupa por expresarse de manera pomposa, más bien le preocupa que el lenguaje es compartido y “conocido” y, por lo tanto, parece inadecuado para expresar algo tan novedoso e inabarcable como el infinito Aleph. La dificultad expresiva más difícil de sortear es que lo que Borges vio en el Aleph fue simultáneo, pero el lenguaje es sucesivo. Sin embargo, Borges se resigna a esa discrepancia y hace una bella descripción del Aleph: “una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que el movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba” (p.166). A continuación Borges describe todo cuanto ve en la esfera del Aleph.

Como agregando al odio que ya siente Borges, la experiencia mística se ve interrumpida por Daneri. En el momento en que Borges confiesa “Sentí infinita veneración, infinita lástima” (p.166), la voz grosera de Daneri irrumpe: “Tarumba habrás quedado de tanto curiosear… ¡Qué observatorio formidable, che Borges!” (p.166). Además, Borges descubre durante su visión de universo que Beatriz Viterbo le escribía cartas obscenas a Daneri. Ese descubrimiento es la primera humillación que sufre Borges.

La segunda humillación aparece en la posdata. Allí Borges cuenta que Daneri publicó su poema y recibió el segundo Premio Nacional de Literatura. La obra escrita por Borges, Los naipes del tahúr, no recibió ningún voto. Sobre su humillación literaria, Borges se lamenta: “¡Una vez más triunfaron la incomprensión y la envidia!” (p.167).

Como si le quedara un solo consuelo, Borges comenta algunas cuestiones sobre el Aleph. Saca la conclusión de que el Aleph de la casa de Daneri “era un falso Aleph” (p.168). Para probar su teoría, Borges se remite a los libros y los documentos que revelan que el universo está en una de las columnas de una mezquita de El Cairo. Todas las demás fuentes para ver el universo son “meros instrumentos de óptica” (p.169).

"La intrusa"

Resumen

Los dos hermanos Nielsen, de origen irlandés o dinamarqués, pero de costumbres criollas, viven juntos. Se dedican a tareas peligrosas y criminales: son cuatreros, cuarteadores, tahures y troperos. Un día, Cristián, el mayor, lleva a una mujer a vivir con él. Juliana es una morena de ojos rasgados, bonita y siempre sonreída. Pronto Eduardo, el hermano menor, se da cuenta de que está enamorado de la mujer de su hermano.

Cristián también percibe lo que le pasa a su hermano y una noche se va de fiesta y ofrece a Juliana: “si la querés, usala” (p.173). A partir de ese momento los dos hombres la comparten. Aun para los arrabales esa relación “ultrajaba las decencias” (p.173) y es considerada una “sórdida unión” (p.173).

Los hermanos empiezan a discutir por una variedad de motivos; nunca nombran a Juliana, pero es claro que ella es el origen de su rivalidad. Esto desconcierta a los hermanos porque “En el duro suburbio, un hombre no decía, ni se decía, que una mujer pudiera importarle” (p.174).

En una ocasión, un conocido lo felicita a Eduardo por Juliana; ese halago claramente tiene la intención de burlarse de Cristián, el primero que llevó a Juliana a casa. Tras eso, ambos deciden venderla a un prostíbulo. No obstante, pronto descubren que ambos asisten al prostíbulo para estar con ella y la traen de regreso a casa.

Una tarde de marzo, Cristián le pide a su hermano que lo acompañe a dejar unos cueros. A la noche llegan a un pajonal, y Cristián le informa a su hermano que están ahí para deshacerse del cuerpo de Juliana. Cristián le dice a Eduardo: “Que se quede aquí con sus pilchas, ya no hará más prejuicios”; los dos se abrazan.

Análisis

Dentro de la narrativa borgeana, "La intrusa" es un cuento atípico. No encontramos un misterio, consideraciones filosóficas, comentarios sobre literatura ni relatos enmarcados. Este cuento posee una trama sencilla, aunque perturbadora, sobre dos hermanos que deciden compartir una mujer y se enamoran de ella a tal punto que los celos empiezan a interferir en su relación. Conformándose a lo esperado en la cultura de los arrabales, los hermanos optan por el vínculo masculino y se deshacen de la mujer a quien consideran "una cosa" (p.173). Juliana en vida separaba a los hermanos y, con su muerte, los une: "Ahora los ataba otro vínculo: la mujer tristemente sacrificada y la obligación de olvidarla" (p.176).

En lo que sí se parece este texto a otros de la colección es en el modo en que Borges presenta la historia. Según el inicio del cuento, esta historia fue relatada en varias ocasiones y la versión que presenta el narrador no es sino el compendio de estas sucesivas narraciones del mismo hecho. En este caso, el tema de que la historia sea referida por varias personas (el párroco, Santiago Dubove, Eduardo, alguien que escuchó el relato de Eduardo) es especialmente significativo porque el cuento trata, en parte, sobre la presión social sobre los hermanos. A los hermanos les preocupa que su arreglo sea motivo para desprestigiar a uno de ellos.

Es llamativo que el personaje femenino tenga nombre propio, dado que, por lo demás, no tiene mayor caracterización y ninguna capacidad para la acción. La función que cumple dentro del cuento es la de desestabilizar el equilibrio de poder entre los dos hermanos. Juliana solo importa en tanto que ambos hermanos la desean. El momento en que el hermano mayor decide que ha dejado de ser funcional para ellos, la descartan. La alusión a Caín que aparece en el cuento muestra el peligro que ella supone para la dinámica entre ambos hombres.

La función de la mujer en este cuento nos remite a otro de la colección: "El muerto". En ambos cuentos la mujer es una posesión más de los hombres e interviene en el prestigio social del hombre. En "El muerto", Otálora desea a la mujer de Bandeira en igual medida que desea su caballo y su montura. Tener estos objetos significa que Otálora ha podido reemplazar al jefe. Asimismo, en "La intrusa", uno de los problemas que enfrentan los hermanos al compartir la mujer es lo que otros hombres comentan sobre un arreglo atípico en esa sociedad. En ambos cuentos está representado el machismo que deposita el valor del hombre en su valentía y su prestigio ante la mirada de los otros hombres y sus símbolos de poder en sus posesiones, incluidas sus mujeres.