Ceremonia secreta

Ceremonia secreta Ironía

El narrador dice que Leonides concibe "seductores destinos" para Natividad, cuando en realidad está imaginando matarla (Ironía verbal)

En el viaje en tranvía, luego de ser humillada y vapuleada por Natividad, Leonides regresa repasando ese momento, enardecida de odio e imaginando una venganza. En ese desvarío, repite la palabra "arrastrada" y se imagina que esas letras alcanzan a Natividad y la asesinan. El narrador dice entonces: "Y mientras concebía estos seductores destinos para Natividad, la señorita Leonides temblaba en su asiento" (p. 26). Los "seductores destinos" hacen de esta una afirmación irónica, ya que Leonides imagina, por el contrario, un destino fatal para su enemiga.

El narrador califica la información del boleto como "fascinante", cuando es algo que Leonides lee solo para evitar el contacto visual (Ironía verbal)

En este pasaje, el narrador muestra cómo Leonides se evade de la realidad y de la mirada de Cecilia, leyendo el boleto que tiene en la cartera. Dice: "se puso a leer las fascinantes inscripciones del boleto" (p. 28). Debido a que los lectores están al tanto del contexto en el que Leonides realiza esta acción -presionada por la mirada de Cecilia-, pueden interpretar que lo que dice el narrador es una ironía, y que la protagonista no está realmente interesada en el contenido del boleto.

Leonides acusa a Mercedes y Encarnación de aprovecharse de Cecilia, cuando ella está haciendo lo mismo (Ironía situacional)

Cuando Leonides va a la casa de Mercedes y Encarnación, caracterizada como la ficticia Anabelí Santos, acusa a las dos señoras de robarle cosas a la pobre Cecilia y aprovecharse de ella. Sin embargo, en algún punto, ella está haciendo lo mismo y, de hecho, está usando, en ese preciso momento, los vestidos que le robó a la difunta, aprovechándose de la confusión de la joven perturbada que cree que es su madre. En este sentido, la acusación de Leonidas -y su genuina indignación- puede resultar irónica para los lectores.

Leonides dice que Cecilia está loca, pero ella también lo está (Ironía situacional)

En muchas oportunidades, Leonides dice que Cecilia está loca, incluso la llama "loquita" y se horroriza de sus demencias. Sin embargo, el lector conoce las intimidades de Leonides gracias al narrador, y sabe que ella tiene una locura similar: es una persona que vive en un mundo paralelo, sola, obsesiva y delirante, sin contar que es ella la que alimenta la locura de Cecilia haciéndose pasar por la madre, e incluso creyéndoselo. Así, el juicio de Leonides sobre Cecilia resulta ciertamente irónico para los lectores.