Colmillo Blanco Imágenes

Colmillo Blanco Imágenes

Perros llevando un trineo (imagen visual)

"Aguas abajo, sobre el río helado avanzaba con dificultad una fila de perros de trineo. Sus pelos rizados estaban cubiertos de una fina capa de escarcha; sus respiraciones se helaban en forma de nubecillas de vapor que se congelaban en sus cuerpos formando cristales de escarcha. Arneses de cuero sujetaban a los perros, y unas correas, también de cuero, los unían al trineo que se arrastraba más atrás".

Al comienzo de la novela encontramos la descripción de un paisaje en el que hay escarcha, nieve, agua congelada y una gran desolación. En ese ambiente salvaje se puede observar un trineo que es conducido por un grupo de perros. Estos son los primeros personajes que aparecen en escena, justo antes de describir a los dos hombres que caminan junto a ellos, sometidos a la inclemencia de la naturaleza.

El aullido del perro lobo (imagen auditiva)

"La pálida luz del corto día sin sol estaba comenzando a diluirse en las tinieblas, cuando de pronto un desmayado y lejano aullido se levantó en el silencio. Se elevó al cielo con raudo ímpetu, hasta que alcanzó su nota más alta, en la que se sostuvo, palpitante y tenso, y después fue extinguiéndose poco a poco. Y aquel habría sido un gemido perdido y profundo de no estar investido de anhelante ferocidad y
hambrienta impaciencia".

Mientras caminan por las Tierras Vírgenes, los dos hombres que acompañan un trineo tirado por un grupo de perros escuchan a lo lejos el aullido de un lobo. Se miran significativamente, temiendo un encuentro con él y con los demás lobos que deben estar acompañándolo en ese momento, en busca de presas para alimentarse. Es interesante leer esta descripción auditiva e imaginar cómo el sonido se debió elevar en el silencio de ese atardecer en medio de la tierra nevada y fría, rompiendo la calma aparente en que iban los caminantes.

Lucha entre loba y lince (imagen visual y auditiva)

"El lobezno sintió que el hálito de la vida estaba en él y se levantó y gruñó con valentía junto a su madre. Pero ella le apartó sin piedad de su lado, arrinconándole por detrás. Gracias a la poca altura de la entrada de la cueva, el lince hembra no podía pasar y, cuando intentó agacharse para
hacerlo, la loba saltó sobre ella y la atrapó. El lobezno pudo ver poco de la lucha. Se produjo una tremenda confusión de gruñidos, bufidos y chillidos. Los dos animales se revolcaban, el lince arañando y desgarrando con las uñas lo mismo que con los dientes, mientras la loba utilizaba tan solo los dientes".

En una ocasión, la madre de Colmillo Blanco le defiende con todas sus fuerzas del ataque de un lince, mientras intentan cazarlo para poder comer. Se oyen gruñidos y se observan los cuerpos entrelazados, mordiéndose y arañándose mientras pelean. El cachorro intenta aportar su ferocidad, y, aunque todavía es muy pequeño para marcar la diferencia, termina ayudando a su madre significativamente. Como sabremos al continuar la lectura posterior al fragmento aquí citado, el resultado positivo de esta lucha resultó en un gran crecimiento para el lobezno.

Encierro y tortura de Colmillo Blanco (imagen visual y auditiva)

Bajo la tutela del dios loco, Colmillo Blanco se convirtió en un demonio. Lo tenía encadenado en un corral que había en la parte trasera del fuerte y allí Guapo Smith le atormentaba, le irritaba y le enloquecía con pequeñas torturas. El hombre descubrió en seguida la susceptibilidad de Colmillo
Blanco a la risa y tomó por costumbre, tras dolorosas burlas, reírse constantemente de él. Aquella risa era estridente y malintencionada y, mientras reía, el dios le señalaba con el dedo de forma burlona. En aquellas ocasiones, el buen juicio abandonaba a Colmillo Blanco y en sus arrebatos de furia se tornaba más loco que Guapo Smith".

Dado que la novela está mayormente narrada desde el punto de vista de Colmillo Blanco, el lobo protagonista de la historia, podemos observar que ante su mirada el humano se convierte en una suerte de dios maligno. Guapo Smith lo encierra y lo somete a una tortura auditiva, consistente en hacerlo escuchar su risa estridente y fastidiosa, lo que le provoca un ataque de nervios. Colmillo Blanco ya es aquí un lobo adulto, de una gran estructura corpórea, muy fortalecida, por lo que la demostración de su enojo impacta notoriamente a quien lo ve en ese momento.

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