Saverio no sabía que lo engañaban para reírse de él (ironía dramática)
El vendedor de manteca ignora que Susana y su grupo de amigos le están mintiendo para montar una farsa y divertirse a su costa. El lector sí sabe de esto, por lo que contempla el derrotero de Saverio y la ingenuidad con que acepta colaborar.
Susana, sus amigos y el lector no saben que Julia le advirtió la verdad a Saverio (ironía dramática)
Julia, la hermana de Susana, no está de acuerdo con lo que quieren hacer los demás. Por eso le advierte a Saverio que todo se trata de una broma de mal gusto. Sin embargo, nosotros mismos, como lectores, no sabemos de esto sino hasta el final, a través del propio Saverio.
Ningún personaje sabía que Susana sí estaba loca de verdad (ironía dramática)
En esta cadena de ironías dramáticas que se suceden en la obra, encontramos la última: ninguno de los personajes, como tampoco el lector, sabía que Susana sí estaba loca verdaderamente, y que no estaba actuando.
Luisa llama divertirse 'buenamente' a costa de burlarse de otro (ironía verbal)
“LUISA: ¡Qué fatalidad! Ya apareció la que toma la vida en serio. Pero hija, si de lo que se trata es de divertirnos buenamente”.
Para reírse de Julia -que tiene reparos éticos-, Luisa le dice que burlarse de otros es 'divertirse buenamente', cuando sabe que no es así, pero elige hacerlo igual.
Juan, Pedro y Luisa tratan de muy buen actor a Saverio, pero no lo creen así (ironía verbal)
Juan, Pedro y Luisa le hacen creer a Saverio que realmente tiene muy buena imagen para ser actor, cuando en realidad no es lo que piensan, ya que todo se trata de una broma para burlarse de él. A su vez, Pedro le dice que tiene un “profundo sentido de lo que debe ser la ética social”. Esto es asimismo sarcástico, pues en realidad ninguno tiene ética social verdaderamente, ni siquiera el propio Saverio. Cuando toma el papel de coronel, parece casi estar de acuerdo con el despotismo que representa.
Los amigos de Susana se querían divertir, pero ella dispara a Saverio de verdad (ironía situacional)
Por último, podemos detectar una ironía situacional en el hecho de que los amigos de Susana no querían lastimar a nadie, sino solo divertirse ellos, pero esto termina saliendo al revés. Al final de la obra, Susana muestra su verdadera locura y saca un arma -cuya presencia en el escenario nadie sospechaba-, disparando contra Saverio.
