Analfabetismo
Ser analfabeto en aquella época en Alemania se asocia con la ignorancia y la vergüenza y uno haría todo lo posible para no ser conocido como tal. Hanna prefiere ir a la cárcel antes que ser conocida como analfabeta. Se niega a dar una muestra de su escritura, pero esto habría ayudado a exonerarla. Al poner a Michael y a algunas de las mujeres judías a leer para ella, se ve que le interesan los materiales de lectura, sólo que ella no puede leerlos. Su analfabetismo no es por elección, sino por falta de contacto con un tutor que pudiera ayudarla como parece. Habría evitado ir a la cárcel durante todos esos años si hubiera podido defenderse por sí misma.
En una ocasión, mientras está en la cárcel, le escribe a Michael indicándole que ha estado aprendiendo a leer y escribir gracias a las cintas grabadas que Michael le había enviado. El hecho de ser analfabeta la colocó en una posición en la que se aprovecharon de ella en gran medida. Los esfuerzos que hace para ocultar su analfabetismo demuestran lo mal que lo estaba pasando.
Culpa y redención
El libro está escrito tras la época de la invasión nazi de los alemanes y remite a lo culpables que se sentían los alemanes de a pie por no haber defendido su país. La culpa de Hanna la lleva a dejar todo su dinero al superviviente judío del incendio de la iglesia con la esperanza de que eso la redima de sus pecados. Después de cumplir la totalidad de su condena, se quita la vida en su celda, lo que demuestra cómo su sentimiento de culpa acabó por abrumarla. Michael también se siente culpable por cómo terminó su relación con Hanna y vive toda su vida tratando de redimirse. En el juicio de Hanna se siente culpable por no haber defendido a Hanna y la compensa enviándole cintas grabadas de él leyendo. La superviviente judía se niega a aceptar el dinero de Hanna porque hubiera parecido una compensación por todas las vidas perdidas durante el incendio. Se siente culpable incluso de recibir ese dinero porque ninguna cantidad de dinero devolvería la vida a esas personas. La redención de Michael también se ve cuando busca un trabajo y una casa para Hanna después de que sea liberada, aunque eso nunca sucede.
Maltrato infantil
Schlink utiliza uno de los ejemplos de relaciones inapropiadas en las sociedades. Michael sólo tenía quince años cuando Hanna le sedujo y mantuvieron relaciones sexuales que desembocaron en un creciente romance. El hecho de que Michael fuera menor de edad se sumó a la lista de delitos que ya tenía Hanna. Ella utiliza a Michael cuando éste tiene que leer para ella antes del sexo cuando se encuentran después de la escuela. Michael tiene que mentir a sus padres para irse con Hanna. Hanna, al ser mayor, debería haberlo sabido y haber detenido la relación antes de que empezara porque Michael estaba actuando según el impulso hormonal de los adolescentes. Hanna también abusa físicamente de Michael cuando lo golpea con un cinturón por haberse ido sin avisar. Se había encariñado con Michael hasta el punto de obsesionarse con él. Michael era sólo un niño y no habría tomado mejores decisiones entonces.
Secretos y mentiras
Michael miente sobre su relación con Hanna cuando está planeando un viaje con ella y les dice a sus padres que se va de vacaciones de Semana Santa. Tuvieron que mentir sobre su relación porque era inadecuada en todos los sentidos. Incluso hacen sus reservas bajo el nombre de madre e hijo para no levantar sospechas. El secreto de que Hanna es analfabeta es descubierto por Michael en su juicio, donde también se entera de que está siendo procesada por los crímenes nazis. Hanna había disimulado tan bien su analfabetismo que Michael sólo se da cuenta más tarde. Hanna está dispuesta a ir a la cárcel antes de que se conozca su secreto de analfabeta. No presenta su muestra de escritura cuando se lo pide el tribunal para evitar explicar que no sabe escribir.
