Tiempo de silencio

Personajes

  • Pedro: antihéroe de una epopeya urbana a través de un Madrid de posguerra en la que el protagonista nos guía desde los cafés literarios de la época y las recepciones de la burguesía acomodada hasta las chabolas más pobres. El protagonista, más por omisión o pasividad que por acción, se ve arrastrado, no sin culpa, al fracaso de su carrera y de su vida y a la frustración existencial. Frente al héroe clásico, Pedro no afronta las dificultades, sino que se ve arrollado por ellas. Lejos de despertar admiración en el lector, despierta lástima. Es una víctima, pero una víctima culpable.

Tiempo de silencio es una novela de un solo protagonista y de su peripecia vital, en ella le dan la réplica un puñado de personajes secundarios:

  • Matías: amigo de Pedro de familia burguesa, despreocupado y juerguista.
  • Amador: ayudante de Pedro en el laboratorio que pone al médico en contacto con el lumpemproletariado.
  • El Muecas: personaje de las chabolas que, a través de Amador, consigue criar las ratas que necesita Pedro para su investigación.
  • Florita: hija de El Muecas en cuya muerte por el aborto practicado por éste, se ve involucrado Pedro.
  • Dorita: hija de la dueña de la pensión en la que vive Pedro por la que éste se siente tibiamente atraído.
  • Otros: la dueña de la pensión, la dueña del prostíbulo, Cartucho, el jefe de policía, etc.

Los personajes de esta obra se muestran, al igual que otros elementos, distorsionados mediante la ironía.[3]​ Los personajes de Tiempo de silencio son un elemento funcional que sirve al autor para desplegar una crítica de la sociedad de su tiempo y de instituciones como el matrimonio o la familia tal como eran entendidas en la España franquista.

La mujer en Tiempo de silencio

Los personajes femeninos juegan un papel importante en la novela. Martín-Santos presenta mujeres ejerciendo varios roles: madre, esposa, mujer casandera o prostituta. E, igualmente, estos personajes reciben un tratamiento irónico.[4]​ Uno de los recursos a los que recurre el autor para describir a las mujeres es presentarlas de forma fragmentaria, describiendo solo partes de su cuerpo. Se ha señalado que este recurso a la sinécdoque pretende mostrar el papel limitado de la mujer durante el franquismo[4]​ Es frecuente en la novela que se recurra a arquetipos de la feminidad o la mujer como la sirena, la hurí o la madre tierra para caracterizar a los personajes femeninos. Especial atención ha recibido la relación entre la esposa del Muecas y el arquetipo de la Diosa Madre. Se trata de una figura que permanece como una sombra ante el desarrollo de los acontecimientos y solo interviene en una ocasión y de forma decisiva para defender la inocencia de Pedro. La relación entre el personaje y el arquetipo también se define por sus apariciones, sentada sobre una piedra, impasible, pero atenta a lo que sucede.[5]​


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