Siddhartha

Siddhartha Ironía

Al llegar a la vejez, Siddhartha se siente como un niño

Después de muchos años de vivir una vida mundana, Siddhartha abandona la ciudad y experimenta un renacer. Esta nueva vida hace que se sienta como un niño otra vez, a pesar de que ya es anciano. Por eso exclama: "¡Qué extraño! ¡Ahora que ya no soy joven, que mis cabellos han encanecido a medias, que las fuerzas me abandonan: ahora he de empezar de nuevo, como en la infancia!" (p.134).

Siddhartha menosprecia las pasiones mundanas, pero luego son estas las que lo ayudan a alcanzar la iluminación

Siddhartha desprecia las pasiones mundanas durante gran parte de su vida. Sin embargo, con el paso de los años y gracias a la experiencia que adquiere, descubre que en estas pasiones también se encuentra Brahma. Con la llegada de su hijo, experimenta el amor, pero también la tristeza y el enojo. Irónicamente, estos sentimientos son los que lo hacen sentirse vivo y finalmente, gracias a ellos, percibe la Unidad del mundo.

El conocimiento del Atmán no tiene peor enemigo que el querer saber

Siddhartha dedica los primeros años de su vida al aprendizaje de las doctrinas de brahmanes y samanas. Sin embargo, luego intuye que este tipo de aprendizaje le resulta infructuoso, y que el verdadero conocimiento se halla dentro de cada uno: "Solo hay un conocimiento que está en todas partes, amigo mío, y es el Atmán. Se halla en mí, en ti, en cada ser. Y empiezo a creer que este conocimiento no tiene peor enemigo que el querer saber, que el aprender" (p. 32). Con esto se refiere a que la instrucción no es el camino adecuado para conocer el Atmán y, por eso, pronto iniciará un nuevo camino, apartado de las doctrinas.

La búsqueda incesante de Govinda es lo hace que no pueda encontrar lo que busca

Govinda ha intentado toda su vida alcanzar la iluminación, sin conseguirlo. Siddhartha sugiere que su búsqueda obstinada es justamente lo que le impide alcanzar su objetivo: “a fuerza de buscar ya no encuentras” (p.194). Siddhartha le explica que quien solo piensa en lo que busca está poseído por ese objetivo, y no está receptivo ni abierto a otras cosas, y por eso es difícil que pueda hallar algo. En el mismo sentido, agrega: “al perseguir tu objetivo no ves muchas cosas que tienes a la vista” (p.195).