San Manuel Bueno, mártir

San Manuel Bueno, mártir Símbolos, Alegoría y Motivos

América (Símbolo)

Ángela narra que hasta que ella cumplió 24 años, su hermano Lázaro vivió en América. Al no especificar en qué lugar de América vivía, se deduce que está denominando como América a los Estados Unidos.

América aparece como símbolo del progresismo. La narración de Ángela da por hecho que su hermano, por vivir en América, tenía otro tipo de pensamiento. Como si no hubiese sido Lázaro el que se convirtió al progresismo, sino el lugar el que convirtió inevitablemente a Lázaro. Lo cierto es que, en América, Lázaro abandonó las creencias religiosas, el pensamiento conservador, para convertirse en un progresista ateo, anticlerical y defensor de los trabajadores (como se ve claramente cuando intentó formar un sindicato agrícola en Valverde de Lucerna).

El Nuevo Mundo (como llama Don Manuel a América) llegó al Viejo Mundo (Valverde de Lucerna) de la mano de Lázaro. El progresismo de América, entonces, chocó con las ideas conservadoras de la España religiosa de los pueblos, en donde la iglesia detentaba el poder y, por lo tanto, el cura era la máxima autoridad.

Valverde de Lucerna (Símbolo)

Así como América simboliza el progresismo, Valverde de Lucerna, un pueblo que no existe realmente, sino que es un mito medieval español, simboliza el pensamiento conservador y profundamente religioso de España.

Unamuno escoge un pueblo mítico como lugar de su novela para llevar al extremo la predominancia de la fe y la creencia. Valverde de Lucerna simboliza las creencias más profundamente arraigadas de la España conservadora. Allí se sitúa a Don Manuel como su máximo exponente y luego a Lázaro, como el exponente del progresismo, para, en principio, hacer chocar las dos ideologías y luego conciliarlas.

La cruz (Símbolo)

La cruz simboliza el sufrimiento. Este símbolo es tomado por Unamuno de la religión católica y lo introduce en la novela con el mismo significado, con la intención de generar un paralelismo entre Don Manuel y Jesucristo.

Así como Jesús tuvo que llevar el peso de su propia cruz en donde moriría crucificado, en Don Manuel Bueno, mártir se nombra varias veces la cruz de Don Manuel como algo que él debía arrastrar consigo. Ángela afirma que ella sentía una especie de afecto maternal hacia él, que quería aliviarle el peso de su cruz de nacimiento. El mismo Don Manuel le dijo a ella que él no podía llevar su propia cruz en soledad, y que por eso necesitaba estar cerca del pueblo.

La cruz de Don Manuel, su sufrimiento, como se descubre en la segunda parte de la novela, consistía en no poder ser creyente y en desear desde siempre el suicidio.

El nogal (Símbolo)

Cuando Don Manuel era joven, había un nogal cuyas nueces solía comer y bajo cuya sombra solía descansar. Cuando el nogal murió, Don Manuel cortó seis tablas de su tronco e hizo del resto leña para calentar a los pobres.

El nogal simboliza la fe que poseía Don Manuel en su juventud. Él mismo afirmó que cuando era niño y jugaba en la sombra del nogal todavía creía en la vida eterna. Al morir el árbol, murió la fe de Don Manuel: esas seis tablas que cortó eran para su ataúd. Muerto el árbol, comenzó su suicidio continuo, su sufrida vida terrenal. El resto del árbol, como el resto de la vida de Don Manuel después de haber perdido la fe, fue destinado al bienestar del pueblo.

El lago (Motivo)

El lago aparece, de distintos modos, a lo largo de toda la novela. Por un lado, es descrito como una pura belleza natural: Ángela describe varias veces la profundidad única de su color azul, y lo compara con los ojos de Don Manuel.

Por otro lado, los aldeanos son muy supersticiosos en relación con el lago. Allí, en la orilla, Don Manuel curaba a los poseídos por el demonio. Y, sobre todo, los aldeanos (incluida Ángela) creen en el mito de que debajo de sus aguas está hundida la antigua villa de Valverde de Lucerna. Ángela, incluso, afirma haber escuchado sus campanas sonar, desde el fondo, durante un sermón de Don Manuel.

El protagonista, por su parte, pasaba mucho tiempo mirando el lago. No solamente admiraba su belleza, sino que fantaseaba con suicidarse en sus aguas. Además, en uno de sus paseos con Lázaro, al ver que una brisa agitaba sus aguas, sintió que el lago estaba rezando por ellos. Por último, cuando Don Manuel murió, Lázaro también dedicó gran parte de su tiempo a contemplar el lago.