Poemas de Nicanor Parra

Biografía

Infancia y adolescencia (1914-1932)

Nicanor Segundo Parra nació en San Fabián de Alico, un pueblo cordillerano de la Región de Ñuble, en el seno de una modesta familia que lo estimuló desde pequeño en el arte popular. Fue el primero de ocho hermanos[nota 2]​ que nacieron del matrimonio conformado por Nicanor Parra Alarcón,[16]​ profesor primario y músico, y Rosa Clara Sandoval Navarrete, tejedora y modista de origen campesino, aficionada al canto de música folclórica,[7]​ quien ya tenía dos hijas (Olga y Marta) de un primer matrimonio. Su casa en San Fabián era al mismo tiempo la escuela del pueblo. Sin embargo, debido a la actitud bohemia y errática de su padre, y las constantes penurias económicas familiares, afectadas más tarde por la cesantía generada durante la dictadura del general Carlos Ibáñez del Campo, la infancia del joven Nicanor transcurrió entre frecuentes traslados de domicilio, en los que su padre ejerció como profesor primario en regimientos militares, inspector de tranvías y vigilante de cárcel. La familia se mudó a Lautaro, y de allí en 1919 a Santiago, donde fueron por un tiempo acogidos en casa de Ramón Parra, primo de su padre. Luego regresaron a Lautaro,[17]​ e incluso llegaron a desplazarse hasta Ancud.[11]​ En 1927, con doce años de edad, desde Lautaro llegaron a Chillán, específicamente al barrio de Villa Alegre,[7]​ donde por fin lograron establecerse.[17]​

Nicanor es el único de sus hermanos que prosiguió estudios más allá de los primarios,[7]​ si bien la educación de su madre, integradora de las raíces de la cultura popular, fue fundamental en el desarrollo de todos ellos.[11]​ Apenas llegado a Chillán, fue matriculado en el Liceo de Hombres de Chillán, donde cursó hasta el quinto año de Humanidades,[18]​ según el antiguo sistema educativo chileno. Por esta época Nicanor comenzó a escribir sus primeros versos, siguiendo el barroquismo sentimental y retórico de las fuentes a las que tenía acceso:[7]​ las liras populares (publicaciones callejeras escritas en cuartetas y décimas),[17]​ los poetas modernistas[11]​ y una antología de Manuel Magallanes Moure, que le facilitó en 1930 su profesor de dibujo y caligrafía, y que leyó con fascinación.[17]​

En 1932 se fue de su casa para mudarse a Santiago, sin medios económicos, con la idea de entrar a la Escuela de Carabineros. Sin embargo, gracias a la mediación de Gonzalo Latorre Salamanca,[17]​ la Liga de Estudiantes Pobres le otorgó una beca para cursar el último año de secundaria en el Internado Nacional Barros Arana.[7]​ Allí conoció y entabló una fuerte amistad con Jorge Millas, Luis Oyarzún[nota 3]​ y Carlos Pedraza, con quienes tuvo gran afinidad artística.[11]​ De acuerdo al poeta, es en este Internado donde comenzó a gestar las ideas de lo que años más tarde derivaría en la antipoesía.[20]​

Juventud y formación profesional (1933-1944)

Nicanor Parra (circa 1935).Nicanor Parra en 1937 en las fiestas primaverales de Chillán, como poeta laureado por su primer libro, Cancionero sin nombre. Fotografía incluida en la primera edición de Obra gruesa (1969).

En 1933 ingresó al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, donde estudió pedagogía en Matemáticas y Física.[7]​ En un principio también se matriculó en ingeniería, leyes e inglés, pero abandonó estos estudios rápidamente.[17]​ Para financiar sus estudios, continuó vinculado a su antiguo internado, trabajando junto a Millas y Pedraza como inspector.[11]​ En 1935 los tres amigos fundaron la Revista Nueva, distribuida entre los inspectores, profesores y alumnos del Internado. En ella Parra realizó sus primeras publicaciones, incluyendo el cuento titulado «Gato en el camino»,[7]​ un irreverente texto en verso libre que le valió una amonestación del rectorado.[21]​ Ese mismo año se publicó la Antología de poesía chilena nueva, a través de la cual conoció a exponentes clave de la poesía chilena contemporánea, a los que no tenía acceso desde Chillán.[17]​ Entonces comenzó a sumergirse en la obra de chilenos y españoles contemporáneos, traducciones de los surrealistas franceses y otras vanguardias europeas como el dadaísmo.[11]​

En 1937 se graduó como profesor de matemáticas de la Universidad de Chile, y comenzó a ejercer como docente en liceos de Santiago.[17]​ Ese mismo año publicó su primer poemario, Cancionero sin nombre, muy influido por la obra de Federico García Lorca, y decidió regresar a Chillán para ejercer como profesor de matemáticas y física en el Liceo de Hombres. En esta ciudad fue nombrado poeta laureado en la Fiesta de la Primavera, y se encontró por primera vez con Pablo Neruda, quien estaba de gira política apoyando la campaña presidencial de Pedro Aguirre Cerda, en representación del Frente Popular.[17]​

Al año siguiente, su primer poemario, una obra todavía inmadura pero reveladora,[7]​ recibió el Premio Municipal de Poesía otorgado por la Municipalidad de Santiago. En un acto de homenaje a Gabriela Mistral, le dedicó su poema inédito «Canto a la escuela», y esta, por su parte, elogió su trabajo[7]​ y lo catalogó como «el futuro poeta de Chile». Todavía en 1938, Parra se introdujo en la poesía de Walt Whitman, en traducción del poeta uruguayo Álvaro Armando Vasseur.[17]​

El catastrófico terremoto de Chillán en enero de 1939, que lo sorprendió trabajando como inspector en el Liceo de Hombres,[17]​ adelantó su retorno a Santiago, donde continuó dando clases de física en su antiguo internado,[22]​ y de matemáticas en la Escuela de Artes y Oficios.[18]​ Ese mismo año fue incluido en la antología 8 nuevos poetas chilenos,[17]​ a la que sucedió Tres poetas chilenos (1942), al mismo tiempo que continuó investigando nuevas formas de poesía.[11]​

Gracias a una beca otorgada por el Institute of International Education, en 1943 viajó a Estados Unidos para estudiar un posgrado en mecánica avanzada en la Universidad Brown.[7]​

Academia y consolidación artística (1945-1954)

Regresó de Estados Unidos entre 1945 y 1946, como físico especialista en indeterminación y relatividad,[22]​ para incorporarse como profesor titular de Mecánica Racional en la Universidad de Chile. Poco después, en 1948, fue nombrado director interino de la Escuela de Ingeniería de dicha casa de estudios, cargo que ocuparía durante veinte años.[7]​

En 1949, gracias a una beca del Consejo Británico, se fue a estudiar cosmología por dos años a Oxford, Inglaterra, con el connotado científico Edward Arthur Milne. Si bien asistía poco a clases,[22]​ su estancia en dicho país se prolongó hasta 1952, tiempo durante el cual tuvo la posibilidad de leer ávidamente a diversos escritores europeos clásicos y de adentrarse en el psicoanálisis.[11]​[7]​ Durante este viaje contrajo matrimonio con la sueca Inga Palmen, quien lo acompañó de regreso a Chile.[23]​ El mismo año de su regreso, se unió con el poeta Enrique Lihn y el artista Alejandro Jodorowsky para montar Quebrantahuesos, una exposición de poesía mural realizada con recortes de periódicos donde utilizaron la técnica del collage.[7]​

Las experiencias vividas en el extranjero, en países más desarrollados y con culturas tan distintas a la de Chile, fueron fundamentales para la gestación de su segundo poemario, Poemas y antipoemas (1954), donde el autor irrumpió con el nuevo concepto de «antipoesía», el cual se oponía a toda la poesía tradicional entonces imperante en su país, encabezada por Pablo Neruda, Vicente Huidobro y Pablo de Rokha.[11]​[7]​ A partir de esta obra y esta nueva manera de hacer poesía el autor comenzaría una intensa actividad literaria y se comenzaría a hacer conocido a nivel nacional e internacional.[7]​

Internacionalización y proliferación literaria (1955-1989)

Durante la segunda mitad de los años 1950 Nicanor Parra realizó una serie de viajes al extranjero, siendo invitado a Estados Unidos, Perú, Panamá y México, entre otros países, tanto para dictar conferencias académicas como para asistir a talleres y otros eventos literarios.[7]​ En 1958 emprendió un largo viaje a Europa y Asia, donde incluyó en sus destinos a Moscú, Roma y Madrid. Al año siguiente fue invitado al Consejo Mundial de la Paz en Pekín, para lo cual debió hacer escala en Estocolmo.[nota 4]​ En la capital sueca entabló amistad con el escritor Artur Lundkvist, por entonces secretario de la Academia Sueca, en cuya casa conoció además a la escritora Sun Axelsson, con quien tuvo una relación amorosa breve y tormentosa.[nota 5]​[24]​

En 1960 Parra contactó con los beatniks Allen Ginsberg y Lawrence Ferlinghetti en el Primer Encuentro de Escritores Americanos organizado por la Universidad de Concepción. Ferlinghetti, que ya conocía su obra a través del crítico anglochileno Jorge Elliott, publicó Antipoems (1960) en su editorial City Lights Books. Más tarde aparecería Poems and Antipoems (1967), con traducciones de Ginsberg, Ferlinghetti, William Carlos Williams, Thomas Merton, Denise Levertov y W.S. Merwin.[22]​ Durante esta década la producción de Parra se hizo prolífica, sumándose a su obra Versos de salón (1962), Canciones rusas (1967) y Obra gruesa (1969). Durante estos años mantuvo buenas relaciones con Cuba y ejerció como profesor visitante en Estados Unidos.

En 1968 renunció a su puesto como director interino en la Universidad de Chile.[25]​ La influencia de su propuesta estética sobre la cultura nacional le valió obtener el Premio Nacional de Literatura en el año 1969.[26]​

Durante medio siglo la poesía fue el paraíso del tonto solemne hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa Nicanor Parra.[27]​
Casa de Parra en el balneario de Las Cruces, donde el poeta vivió desde los años 1980 hasta poco antes de su muerte.[28]​

El 15 de abril de 1970, en plena Guerra Fría, mientras asistía al Festival Internacional de Poesía organizado por la Biblioteca del Congreso en Washington D. C. con diversos poetas comunistas (Francis Ponge, Yehuda Amijai, Jorge Carrera Andrade, entre otros), sufrió un malentendido que lo aquejaría por siempre. Durante el viaje fue engañado por la Casa Blanca para ser fotografiado con Pat Nixon, lo que le costó un quiebre de relaciones con Cuba y con otras personas de la izquierda política.[29]​ Parra fue expulsado del jurado del Premio Casa de las Américas, la prensa oficialista chilena lo criticó duramente, y en la Universidad de Chile boicotearon sus clases de Mecánica Teórica. Inicialmente se mostró afectado e intentó disculparse, pero ante las negativas acabó por decidir resaltar la independencia del poeta.[22]​

En 1973, año del golpe de Estado en Chile, pasó a formar parte de los académicos del Departamento de Estudios Humanísticos de la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Chile, el cual se convertiría en un reducto de pensamiento libre durante el período de la dictadura militar que se extendería hasta 1990. En este Departamento coincidió nuevamente con Enrique Lihn,[30]​ y tuvo como alumna a Diamela Eltit, quien décadas más tarde se convertiría también en una reconocida escritora.[31]​ Durante la dictadura militar, Parra decidió evitar las represalias y la censura, alejándose un poco de la antipoesía para desviar su atención hacia otros proyectos. En 1975, el único número de la revista Manuscritos reprodujo Quebrantahuesos (1952) y sus textos escatológicos dadaístas inéditos News from nowhere. Más tarde decidió idear sutiles mecanismos de denuncia a la dictadura militar de Augusto Pinochet, asumiendo para ello el alter ego del Cristo de Elqui (1898-1971) en Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977) y Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1979).

Unos años después publicó sus Ecopoemas (1982) como una propuesta ecológica alternativa frente a los dos bloques político-económicos de la Guerra Fría: el socialismo y el capitalismo. Desde este enfoque, que mantendría durante los años 1980 y 1990,[22]​ pudo criticar al sistema desde un enfoque no ideológico y por tanto menos riesgoso.[29]​ Sus denuncias se volvieron luego más explícitas en Chistes parra desorientar a la policía poesía (1983) y en los poemas inéditos de su antología Poesía política (1983), estando también presentes en Coplas de Navidad (1983).[22]​ También durante los años 1980, luego de aceptar dar una entrevista para el periódico poético Noreste dirigido por Cristián Warnken, comenzó a escribir para él una serie de columnas, en las que incluyó varios de sus «artefactos».[32]​

Reconocimientos, Obras públicas y el centenario (1990-2018)

Nicanor Parra en 2005.

Luego del retorno a la democracia en su país a comienzos de los años 1990, se reactivaron los reconocimientos en su nombre.[7]​ Hacia 1992 realizó una exposición visual junto al poeta Joan Brossa en Valencia.[22]​ En 1994 el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle le hizo un homenaje por sus ochenta años, junto al escritor José Donoso, quien ese mismo año cumplía setenta. Más tarde la Universidad Diego Portales lo contrató como director de Carrera de Escritura Creativa, un cargo más bien simbólico, y construyó una gran biblioteca bautizada con su nombre.[31]​ Diversas instituciones y personas particulares intentaron postularlo al Premio Nobel de Literatura en tres ocasiones, en los años 1995, 1997 y 2000. Con motivo del tercer intento de postulación, se realizaron diversas actividades en Santiago, como una Muestra de Artefactos Visuales, conferencias y conversatorios en torno a la antipoesía en el Coloquio Internacional de Escritores e Intelectuales de la Universidad de Chile, muestras audiovisuales sobre su vida y obra en los patios de La Moneda y en la Plaza de la Constitución, obras de teatro basadas en su obra y recitales de poesía en su nombre. Parra no consiguió la candidatura, pero en 2001 fue galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de España. Acusando problemas de salud, el premio lo fue a recibir su hijo Juan de Dios, de manos de la Reina Sofía en el Palacio Real de Madrid.[7]​

«El pago de Chile», controvertida instalación de su exposición Obras públicas (2006), donde exhibía a los presidentes de Chile colgados con una soga al cuello.

Utilizando esta serie de premios y homenajes como excusa, el autor comenzó a escribir sus autodenominados «discursos de sobremesa», en los cuales desplegó su pensamiento y crítica social. Varios de estos textos fueron publicados más tarde en su libro Discursos de sobremesa (2006).[7]​ Sus denominados «artefactos visuales», instalaciones basadas en el reciclaje que materializan la idea de los antipoemas,[33]​ fueron expuestos en Madrid y Santiago de Chile en 2001.[34]​ En 2006 se montó su exposición mediática Obras públicas en el Centro Cultural Palacio La Moneda, la que a través de instalaciones como «El pago de Chile» causó un gran revuelo en el país.[35]​ El mismo año apareció Obras completas & algo + (1935-1972), el primer volumen de sus obras completas, vendiéndose con gran éxito en la Feria Internacional del Libro de Santiago.

En septiembre de 2010, días después de cumplir 96 años, comenzó una huelga de hambre en apoyo a la treintena de comuneros mapuches que ayunaban desde el 12 de julio del mismo año.[36]​

El 1 de diciembre de 2011 fue galardonado con el Premio Cervantes, convirtiéndose en el tercer chileno en obtenerlo, luego de Jorge Edwards (1999) y Gonzalo Rojas (2003).[37]​ Carmen Caffarel, entonces directora del Instituto Cervantes, expresó: «el Premio Cervantes reconoce esta vez no solo la valía de un creador universal, sino también la necesidad de la búsqueda de nuevas formas de expresión y la exploración de las fronteras comunicativas del ser humano».[38]​ Excusándose por su avanzada edad, Parra no asistió a la premiación, y envió en su lugar a su nieto Cristóbal Ugarte.[39]​

La expresidenta Michelle Bachelet visitó a Parra en 2014 por la celebración de su centenario.

El 7 de junio de 2012 fue galardonado con el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda por su trayectoria y aporte a la literatura hispanoamericana. A partir de esta instancia, Niall Binns, miembro del jurado, editó La antología de Nicanor Parra según Niall Binns. La cuantía del premio ascendió a 60 000 dólares, más un diploma y una medalla.[40]​ Parra tampoco asistió esta vez a la premiación, y durante la ceremonia su discurso fue leído nuevamente por su nieto Cristóbal.[41]​

El 5 de septiembre de 2014 Parra cumplió cien años, por lo cual se organizaron una serie de actividades conmemorando su vida y obra, como exposiciones con sus «artefactos» y un «parrafraseo» masivo de uno de sus poemas, «El hombre imaginario». Parra se mantuvo alejado de los homenajes, y solo recibió la visita de la expresidenta Michelle Bachelet en su casa en el balneario Las Cruces. Entre los pocos invitados que recibía en Las Cruces durante sus últimos años se encontraban escritores más jóvenes como Alejandro Zambra, su editor Matías Rivas[42]​ o quien fuera su alumna en el Departamento de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile, la escritora Diamela Eltit.[31]​

Fallecimiento

Despedida pública en la catedral de Santiago de Chile. Algunos mensajes junto a su ataúd: «Hasta siempre, Don Nica» y «Tu muerte imaginaria... Voy y vuelvo».

Nicanor Parra falleció la madrugada[43]​ del 23 de enero de 2018, a la edad de 103 años,[44]​ en la casa de la familia Parra en La Reina —bautizada por Violeta y Roberto Parra como «la universidad abierta de La Reina»—, donde habitaba desde agosto de 2017.[28]​ Ese mismo día, el Gobierno de Chile decretó dos días de duelo nacional en homenaje al poeta.[45]​ El Museo Violeta Parra abrió un libro de condolencias para la ciudadanía, para ser luego entregado a la familia del poeta.[43]​

El 24 de enero, los restos de Parra fueron trasladados a la Catedral Metropolitana de Santiago, donde se realizó su velatorio, al cual asistió la presidenta Michelle Bachelet[46]​ y el presidente electo Sebastián Piñera. El funeral de Parra fue realizado en la parroquia La Asunción de Las Cruces, y luego sus restos fueron trasladados a la que fue su casa en dicha localidad, donde se enterraron en una ceremonia íntima, a la cual también acudió la presidenta Bachelet.[47]​ En su ataúd se escribió la frase «Voy&Vuelvo», parte de sus «artefactos» y «trabajos prácticos».[43]​


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