Pálido fuego Imágenes

Pálido fuego Imágenes

Sombras inquietantes (imagen visual)

“El castillo Goldsworth tenía numerosas puertas exteriores y por mucho que las inspeccionara, así como los postigos de las ventanas de la planta baja, antes de irme a dormir, nunca dejé de descubrir a la mañana siguiente un cerrojo abierto, suelto, un poco separado, un poco entornado, algo solapado y de aspecto sospechoso. Una noche el gato negro que había visto pocos minutos antes escabullándose al subsuelo donde le había dispuesto instalaciones sanitarias en un marco agradable, reapareció de pronto en el umbral de la sala de música, en medio de mi insomnio y de un disco de Wagner, arqueado el lomo y con una cinta de seda blanca que seguramente no se había atado él mismo al pescuezo.”

Esta imaginería gira en torno a los temas del miedo, el aislamiento y la paranoia. La narración hace referencia a la violenta historia de los regicidios de Zemblan y al sentimiento de ser perseguido por la posibilidad de ser un objetivo. La imagen recurrente de las cerraduras abiertas y la misteriosa presencia del gato negro contribuyen a crear una sensación de inquietud. Además, la descripción del estado mental y emocional del protagonista crea un vívido retrato de una mente atribulada.

Intrincados nocturnos (imagen visual y auditiva)

“El guardián gordo llevó al Rey de vuelta a su cuarto y lo dejó en manos del bello Hal. Eran las nueve y media. El Rey se acostó. El ayuda de cámara, un bribón taciturno, le sirvió su vaso habitual de leche y coñac y se llevó las pantuflas y la bata. El hombre estaba prácticamente fuera de la habitación cuando el Rey le ordenó que apagara la luz; un brazo volvió a meterse y una mano enguantada buscó el conmutador y lo hizo girar. Relámpagos distantes aún latían de vez en cuando en la ventana. El Rey terminó de beber en la oscuridad y puso el vaso vacío en la mesa de luz donde chocó repicando sordamente contra una linterna de acero preparada por las solícitas autoridades para el caso de que hubiera un corte de electricidad como últimamente solía suceder.”

Esta imaginería se centra en la atmósfera y las acciones dentro de los aposentos reales. La mención de la linterna alude a un patrón reciente de cortes de electricidad. Destaca la meticulosa preparación de las autoridades. Esta escena transmite una sensación de ritual, tranquilidad e inquietud, que contribuye a la tensión de la narración.

Ecos narrativos (imagen visual)

“Ahora se paseaba con otro compañero. Recuerdo límpidamente una tarde perfecta en que mi amigo daba salida a un chisporroteo de chistes, retruécanos y anécdotas a las que yo respondía galante con cuentos de Zembla y fugas de cortar el aliento. Cuando íbamos orillando el bosque de Dulwich, me interrumpió para mostrarme una gruta natural en las rocas musgosas, al borde del sendero, bajo los cornejos en flor. Era el lugar donde el buen granjero se detenía invariablemente y una vez que iban en compañía de su hijo pequeño este, que trotaba al lado de ellos, señaló con el dedo y observó con carácter informativo: «Aquí es donde papá orina». Otra historia, menos insustancial, me aguardaba en lo alto de la colina donde un cuadrado invadido por epilobios, asclepias y vernonias donde revoloteaban nubes de mariposas, contrastaba brutalmente con los solidagos que había todo alrededor.”

Las imágenes giran en torno a los recuerdos del narrador de un paseo con un amigo en un entorno bucólico. Tiene recuerdos de momentos idílicos y de la historia embrujada asociada a un lugar concreto. La imaginería sigue evolucionando a medida que la narración se desplaza a la cima de una colina, describiendo un lugar invadido por diversas flores silvestres y mariposas. Crea un marcado contraste con las varas de oro que lo rodean.

Soviéticos a la luz del sol (imagen visual)

“Rara vez se ha visto, por lo menos en un museo de cera, un par de tipos más encantadores y presentables. Todo el mundo admiraba en ellos las mandíbulas bien afeitadas, la expresión elemental de sus caras, el pelo ondulado y los dientes perfectos. El alto y bello Andronnikov rara vez sonreía pero las rayitas que arrugaban la carne de sus órbitas acusaban un infinito sentido del humor, mientras que los surcos mellizos que bajaban de los dos lados de su bien modelada nariz evocaban fascinantes asociaciones con los ases de la aviación y los héroes del Estado de Nevada. Por el contrario, Niagarin era comparativamente bajo, tenía rasgos algo más redondeados aunque perfectamente viriles que recordaban a esos jefes de boy scouts que tienen algo que ocultar o a esos señores que hacen trampa en los juegos televisados. Era delicioso ver a los dos espléndidos sovietchiks corriendo por el patio y pateando una pelota polvorienta y que sonaba dura (con ese aire tan enorme y calvo en semejante lugar).”

El pasaje destaca el atractivo de estos individuos durante su misión de descubrir tesoros ocultos en Zembla. El fragmento describe los atributos físicos de Andronnikov y Niagarin. También aborda sus personalidades, revelando el sentido del humor de Andronnikov y los rasgos viriles de Niagarin.

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