Nana Metáforas y Símiles

Nana Metáforas y Símiles

"Comerse el dinero" como metáfora de derrocharlo

“Este Vandeuvres pertenecía a una ilustre raza, femenino y espiritual, se comía por entonces una fortuna con un frenesí de apetitos que nada apaciguaba”.

La metáfora aquí presente refiere a la idea de que este personaje, Vandeuvres, gasta su dinero de manera muy impulsiva. Las apuestas en carreras de caballo, los gastos en los que incurre con sus “queridas”, entre otros ejemplos, hacen que el narrador considere este derroche como si se tratase del acto de comer.

Nana/pájara; amantes con dinero/perros lanudos (metáforas).

“Lo que ahora indignaba a Nana era pagar la comida de Satin. Vaya una pájara, que se dejaba engatusar y se largaba con el primer perro lanudo sin dar las gracias”.

Aquí encontramos dos metáforas presentes en la misma oración. Por un lado, Satin es comparada con una ‘pájara’, en el sentido de que parece un ser demasiado “liviano”, que vuela (es decir, se retira) cuando así lo quiere. Por el otro, se trata a sus nuevos amantes como si fueran ‘perros lanudos’, en el sentido de que estos cumplen las órdenes de Satin (‘perros’) y en el de que poseen mucho dinero (‘lanudos’).

Nana como un pájaro (símil)

“Su vida se arrastraba desocupada, volviendo siempre a las mismas horas monótonas. El mañana no existía para ella, que vivía como un pájaro, segura de comer y dispuesta a posarse sobre la primera rama que se le antojase. La certeza de que la nutrirían la dejaba tendida durante todo el día, sin un esfuerzo, adormilada en el fondo de aquella ociosidad y aquella sumisión de convento, como encerrada en su profesión de ramera”.

El narrador se refiere a Nana en esta cita y con el símil que la compara con un pájaro, quiere significar que la protagonista vivía en la inmediatez. Lo único que le importaba era tener la seguridad de su alimento y si tenía que ir de un amante a otro para lograrlo, lo haría sin problemas.

Nana como monstruo antiguo (símil)

“Como esos monstruos antiguos, cuyo reducido dominio está cubierto de osamentas, ella ponía los pies sobre los cráneos, y la rodeaban catástrofes: la llamarada furiosa de Vandeuvres, la melancolía de Fourcamont, perdido en los mares de China; el desastre de Steiner, reducido a vivir como un hombre deshonrado; la imbecilidad de Hector de la Faloise, y el trágico hundimiento de los Muffat con el blanco cadáver de Georges, velado por Philippe, salido el día anterior de la cárcel”.

En esta interesante cita, podemos asistir a las consecuencias del carácter magnético y utilitario de Nana. Todos los hombres que se han involucrado con ella han terminado mal, en uno u otro sentido. Es por eso que el narrador la compara con antiguos monstruos que reinaran sobre un campo de huesos (los de aquellos que murieron debido a su influencia).

Pústulas infectas de Nana como si fueran el moho de la tierra (símil)

“Las pústulas habían invadido todo el rostro, un botón tocaba al otro, y marchitas, hundidas en un aspecto de barro gris, parecían un enmohecimiento de la tierra sobre aquella papilla informe, en la que no había rasgos”.

En la última página de la novela, observamos los estragos que ha provocado la enfermedad de la viruela en el cuerpo de Nana, ahora ya un cadáver. El narrador compara los abscesos de su rostro con el moho que crece en la tierra, abarcando toda una superficie de la que ya no se pueden reconocer los detalles.

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