Los recuerdos del porvenir

Los recuerdos del porvenir Símbolos, Alegoría y Motivos

Los recuerdos (Motivo)

Los recuerdos se relacionan con uno de los temas fundamentales de la novela: el paso del tiempo. Cumplen, además, una función primordial en el desarrollo de los personajes. Desde el presente narrativo de la obra, la mayoría de ellos rememoran hechos del pasado y, en esa acción, aportan características a su personalidad.

El acto de recordar funciona como un escape necesario al tiempo de zozobra que viven: muchos de ellos “viajan” a su infancia o a otros momentos de su vida en medio de situaciones de tensión que se producen en el presente de Ixtepec.

Julia (Símbolo)

Aunque no se sabe el momento exacto en que Julia llegó a Ixtepec, queda claro que provocó un cambio rotundo en la vida del general Rosas y, por ende, en la del pueblo. De alguna manera, simboliza el peligro. Su belleza, su actitud enigmática y su desamor con el general producen una marcada inestabilidad en el ánimo de Rosas, lo que lleva a muchos de los vecinos a señalarla como la causa de los males. A su vez, su persona es admirada, envidiada y despreciada en partes iguales, si se hace un repaso por las reacciones que produce en los demás personajes.

El teatro y la fiesta (Símbolos)

Tanto el desarrollo de la obra de teatro en la primera parte, como la organización de la fiesta, en la segunda, constituyen momentos de ilusión y de esperanza para los habitantes de Ixtepec. En contraste con la vida tediosa y angustiante que parecen llevar en el día a día, la narración de estos hechos inyecta vitalidad en esos personajes, que ahora ensayan, se divierten, ríen, se entusiasman y desean. Surge una energía que, de otra manera, los habitantes ponen en criticar a Julia, lamentarse por su presente y vivir en la nostalgia de un pasado mejor.

La oscuridad (Símbolo)

“Cuando el general Francisco Rosas llegó a poner orden me vi invadido por el miedo y olvidé el arte de las fiestas. Mis gentes no bailaron más delante de aquellos militares extranjeros y taciturnos. Los quinqués se apagaron a las diez de la noche y ésta se volvió sombría y temible” (Cap. II, Primera parte). En esta cita, el narrador simboliza la llegada de los militares al pueblo a través de la oscuridad y el final de las fiestas.

El despotismo y autoritarismo del nuevo gobierno trae tiempos de oscuridad a Ixtepec, cuyos habitantes pierden la alegría, la ilusión y la esperanza, a expensas del temor y la angustia.

En ese presente, las noches son oscuras, lentas y silenciosas. Los quinqués funcionan como único resguardo lumínico para los vecinos. La oscuridad de la madrugada, además, es el lugar de acción de los militares. Es en ese marco que atacan al sacristán, asesinan al capitán Damián Álvarez, van a buscar a Felipe para matarlo y deciden ejecutar a los presos.

El reloj y el calendario (Alegoría)

La amenaza directa de Martín Moncada al reloj de caoba de su casa por el martilleo del segundero y su desprecio por los calendarios dan cuenta de su obsesión con el paso del tiempo y su preocupación por el porvenir. La costumbre de detener los relojes después de la cena y su intento de evitar contar los días son de hecho una forma de escapar de la realidad cotidiana para sentirse libre de viajar por los recuerdos y la imaginación.

De este modo, queda claro que el reloj y el calendario funcionan como símbolos del paso del tiempo.